Con el pitido final de la junta general de accionistas de este año, los pequeños inversores del Banco Sabadell se han lanzado a apoyar al presidente Josep Oliu. Antiguos trabajadores con pequeños paquetes de títulos, sindicalistas, cargos históricos… Han contribuido al ambiente festivo que se sentía en la primera reunión anual desde el regreso a Cataluña. La Fira de Sabadell ha acogido a más de un millar de miembros del capital del Vallès, que se han tomado el encuentro como una conspiración. «Hoy solo había un tema», aseguraba uno de los minoristas presentes -un perfil con vínculos familiares con el banco desde su fundación-: la OPA hostil que el BBVA lanzó el pasado 9 de mayo. La intervención de Oliu, de hecho, ha servido para cristalizar la oposición a la carga dirigida por Carlos Torres. El presidente ha sabido tocar la melodía emocional que ha querido vincular desde el inicio a la resistencia de los minoritarios catalanes. El discurso, una intervención altamente política de 27 páginas, ha terminado con una ovación de más de un minuto que ha finalizado con el directivo visiblemente emocionado. Y ha concluido la jornada con un bis: «El día más feliz será cuando podamos volver el año próximo a hacer la junta en Sabadell«.
Los minoritarios, hay que decirlo, sabían por qué habían venido. Incluso los sindicatos, la tradicional oposición dentro de la junta, han abierto los ruegos y preguntas defendiendo la autonomía del banco del Vallès. El representante de la Intersindical, Vicenç Garcia, ha llegado a buscar el cuerpo a cuerpo con los fondos institucionales: «¿De verdad necesitan ganar unos céntimos más por cada acción? ¿No debería ser el banco una punta de lanza del trato exquisito a clientes y empleados?». El sindicalista, de hecho, ha ido más allá en la llamada territorial, e incluso ha chocado con el presidente. Oliu ha hecho su intervención institucional en castellano, hecho que le ha valido críticas por «menospreciar la lengua del país». La imagen de arraigo en Cataluña, sin embargo, sigue formando parte esencial de la estrategia del Vallès para esquivar la OPA vasca, y el dirigente ha querido mantenerla. «He hablado en castellano porque muchos accionistas institucionales nos siguen por streaming; pero, de todos los bancos españoles, nosotros seremos el catalán», ha formulado. Ha aprovechado, incluso, para girar los dardos hacia el CEO César González-Bueno: «el consejero delegado sabe bastante catalán, pero aún no es perfecto», ha bromeado.
La lección de historia del Vallès del banco ha corrido a cargo de las asociaciones locales de accionistas minoritarios. Las entidades han llegado a la Fira constatando el carácter festivo de la jornada. «La marcha fue muy dolorosa para muchos inversores, especialmente los más mayores», explicaba a Món Economia Jordi Casas, presidente de la Asociación de Accionistas Minoritarios del Sabadell, antes de comenzar la junta. La actitud del pequeño capital ha denotado el efecto analgésico del regreso a Sabadell. El representante de la asociación de minoristas Nem Sabadell, Josep de Marfà -una figura conocida en el mundo bursátil barcelonés- ha hecho de proxy para muchos de los presentes, que pueden trazar las relaciones con el banco generaciones atrás. De Marfà ha aprovechado su intervención para recordar el vínculo de su bisabuelo, «un judío de Salónica que llegó a Cataluña» a principios del siglo pasado. «Se dio cuenta de que, si quería triunfar en Cataluña, debía hacer dos cosas: hablar catalán y tener una relación con el Sabadell», rememoraba el pequeño accionista. Sobre esta historia, ha mantenido que «de momento, la opinión es contraria a la OPA, sobre todo porque hemos vuelto a Sabadell».

El mismo Casas ha intervenido en nombre de la Asociación de Minoritarios, creada como herramienta de resistencia contra la OPA hostil. «Hoy es un día de alegría, es el evento más importante para el banco en muchos años», ha afirmado quien fuera diputado de Unió Democràtica de Catalunya. Como Oliu, Casas ha puesto el foco en la «identidad» del Sabadell, el hecho diferencial respecto de un gigante regional como el BBVA. En este sentido, para el minoritario -también uno de los hombres fuertes de Josep Sánchez Llibre en Foment del Treball, donde es director del gabinete de presidencia- el arraigo en el Vallès sirve para «ganar el futuro» lejos de la influencia del Banco de Bilbao. Sin ninguna pregunta, ha utilizado su turno para animar el «alma» de la empresa, que sitúa en el pequeño capital. «Depende de nosotros que la OPA fracase: no podemos permitir que una historia de éxito como esta termine así«, ha exclamado.
También manda el capital
El espíritu hará poco, sin embargo, para convencer a los accionistas más allá de las fronteras catalanas. De Marfà, no obstante, ha reivindicado el valor de su inversión en el Sabadell. En plena crisis financiera, hizo una importante compra de acciones cuando cotizaban en mínimos absolutos a 25 céntimos. «En la fecha del último cierre, estaban a 2,75. Multiplicamos por 11 la inversión», celebra, en clara alabanza a la labor de González-Bueno y el resto de la dirección. Visto el potencial de crecimiento -el techo, para el CEO, está aún lejano- Torres «debería aumentar mucho el precio para que la OPA fuera interesante». Otros minoritarios también sostienen la confianza en la directiva, pero constatan que el valor permanece lejos de los máximos históricos de la entidad. «La acción vale 2,75 euros, muy lejos de los 5 de antes de la crisis. Estamos en subida libre, pero ni cerca de la cima», reprochaba otro accionista. Incluso este inversor, sin embargo, ha remarcado su rechazo a la oferta del BBVA. «No escucharemos cantos de sirena; el banco tiene futuro, y no vale la pena aceptar la oferta», ha añadido.

Críticas sindicales
Los sindicatos han rechazado la OPA, es cierto; pero no han dejado de trasladar a la dirección los agravios que, a su parecer, sufre la plantilla. El representante de Comisiones Obreras, el primero en intervenir, se ha comprometido a «defender» el banco del ataque del BBVA, para preservar los puestos de trabajo amenazados por las «sinergias de costos». Ahora bien, «la defensa a ultranza nunca puede provocar que la plantilla sea la parte más perjudicada». «Si el banco permanece en solitario, recuerden que también es de los trabajadores», ha sentenciado el sindicalista. Entre las demandas de los representantes de los trabajadores, ha sido especialmente repetida la remuneración por beneficios. Los ponentes han criticado con vehemencia a Oliu y González-Bueno por aprovechar el convenio colectivo para «absorber» el bono por resultados. «A pesar de cumplir los objetivos ambiciosos que marcó el banco, los trabajadores no han sido remunerados correctamente», ha criticado la representante en el banco del sindicato Fine, Sílvia Fernández del Rincón.
También los usuarios han dado su opinión, por boca de la asociación Adicae. La portavoz de los accionistas que forman parte de la entidad, Isabel Pons, ha lamentado la mala remuneración del ahorro que ha llevado a cabo el Sabadell -y el conjunto de la banca española- en un entorno de tipos de interés elevados. El rendimiento de los depósitos, argumenta, «es el producto estrella para los ahorradores» y, sin él, «se desvían los fondos hacia otros productos de inversión». También ha atacado la atención de la directiva de González-Bueno a las demandas colectivas de los consumidores -cuestiones como los sobrecostos hipotecarios, cláusulas suelo u otros agravios-; llegando a asegurar que «la del BBVA es mejor». El ataque de Pons ha encendido a González-Bueno, que ha hecho uso de las demandas de cada entidad ante el Banco de España. «Las reclamaciones sobre el Sabadell son el 4,9% del sistema, y las del BBVA son el 17%», ha afirmado.
Con todo, el accionariado ha marchado de la Fira registrando la junta como una jornada festiva. Uno de los minoristas que ha intervenido, de hecho, ha dejado caer una sugerencia distendida: que los inversores puedan compartir un cóctel informal con la directiva después de la reunión. La llamada ha provocado un aplauso general, entre las risas del capital. «Lo del cóctel, lo tiene hoy garantizado», ha asegurado Oliu.




