Europa comienza a reactivar su capacidad industrial. Después de que el Banco Central Europeo haya disipado parte de los temores del mundo económico a la guerra comercial lanzada el pasado mes de abril por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el sector manufacturero de la Unión confirma su primera buena noticia en más de tres años. El pasado julio, el índice de gestores de compras (PMI, por sus siglas en inglés) se elevó hasta los 50,7 puntos. Cabe recordar que cualquier nivel por encima de 50 supone un crecimiento. Se trata del primer periodo alcista desde marzo de 2022, antes de la crisis inflacionista provocada por la guerra de Ucrania.
El Estado español (54,3) y Grecia (54,5) lideran la escalada en el mes central del verano; mientras que Alemania (49,8) y Austria (49,1) son las dos grandes economías del continente que aún se mantienen en zonas negativas. La locomotora de la UE, cabe decir, se aproxima a la escala positiva, pero la ancla la mala salud del sector del automóvil. Por su parte, Francia sale por primera vez en más de tres años de la espiral bajista en la que había caído; así como lo hace Italia, si bien ambos países registran incrementos de la actividad comercial muy ligeros, con un índice de 50,4.
Según el análisis, elaborado por el histórico Banco Comercial de Hamburgo y S&P Global, el motor de la recuperación ha sido el consumo interno. De hecho, las ventas industriales dentro de la misma Unión Europea han sido lo suficientemente sólidas para superar una nueva caída de las exportaciones, que ya encadenan dos meses a la baja, bajo el yugo de los aranceles de Trump. Según los expertos de HCOB, de hecho, la caída del mercado exterior es más intensa de lo que se esperaba, y el mercado comunitario deberá tomar el relevo.

A pesar de la tendencia a la recuperación, las empresas industriales de la Unión han recortado tanto en términos de aprovisionamiento como en fuerza de trabajo. Según el informe del Banco Comercial, la mayoría de negocios han logrado recortar sus listas de espera de trabajo y, como consecuencia, se ha anotado un nuevo recorte en las plantillas del sector; si bien el de julio ha sido «marginal, entre los menos importantes que se han visto en los últimos 27 meses». Por su parte, muchas firmas productivas han buscado mejorar la gestión de su working capital, limitando el producto disponible en almacén y adaptándolo a la demanda real.
Una recuperación «sostenible»
Según el economista en jefe del HCOB, Cyrus de la Rubia, las cifras publicadas este lunes dan visos de una «recuperación sostenible» entre las industrias de las principales economías del continente. Las fábricas, razona el experto, han «acelerado la producción más de lo que se esperaba», y los consumidores internos han trasladado al mercado más demanda que en los primeros meses de 2025. De esta manera, hay «esperanza» para que el crecimiento sea sostenido en el tiempo. «La mejor respuesta contra los aranceles es fortalecer la demanda doméstica, incluyendo el mercado interno de la UE», razona De la Rubia; quien alerta que la falta de unidad económica entre los 27 provoca costos adicionales para los exportadores «equivalente a unas barreras comerciales del 44%», aludiendo a un reciente informe del FMI. Con todo, el economista llama a no caer en la complacencia. «La recuperación es real, pero frágil. Las empresas aún sufren por la incertidumbre; pero el aumento de la producción y de los pedidos de productos industriales es un signo de resiliencia», concluye.