MónEconomia
La IA, activo «volátil»: las grandes tecnológicas vacilan en la bolsa

A mediados de diciembre, el multimillonario británico Peter Hargreaves, fundador de la masiva Hargreaves Lansdown, inició un camino que parecía contraintuitivo. Uno de sus vehículos inversores, Blue Whale Growth, comenzó una «venta masiva» de acciones de las grandes tecnológicas norteamericanas, las conocidas como las ‘7 magníficas’. Meta, Alphabet (matriz de Google), Tesla, Amazon, Microsoft, Apple y la fabricante de chips de memoria gráfica NVidia -actualmente la compañía más valiosa del mundo- parecían activos intocables de cara a un 2025 que, según los analistas, debe ser central para el desarrollo de soluciones de inteligencia artificial al alcance del mercado generalista. Hargreaves y los suyos, gestores de más de 1.200 millones de dólares en acciones, alertaban que el beneficio a medio plazo de las masivas apuestas por la IA de las principales tecnológicas del planeta están, como mínimo, en duda por dos frentes: el primero, un posible overhype que ya estalló el pasado mes de agosto bajo la presión de los malos rendimientos de la bolsa japonesa. El segundo, unos agentes reguladores estadounidenses cada vez más preocupados por la cadena de valor china, indisoluble del desarrollo material de esta industria. Alrededor de un nuevo plan del actual presidente Joe Biden para limitar las exportaciones de microchips fundamentales para soluciones automatizadas, las siete grandes tecnológicas del planeta han dado, a corto plazo, la razón a sus detractores: todas ellas acumulan números rojos en la bolsa en la última semana, con NVidia como ancla después de haber perdido más de 10 puntos de cotización desde el 6 de enero. Tal como explica el analista de mercados Manuel Pinto en conversación con Món Economía, «es un entorno en el cual esperamos elevados picos de volatilidad».

Tal como apunta Pinto, sin embargo, los fundamentos de las compañías afectadas distan de ser los culpables de este mal rendimiento en los mercados abiertos. De hecho, «continúan registrando un rápido crecimiento de los beneficios, con balances sólidos y flujos de caja constantes y fuertes». Todas ellas, según la información del Nasdaq -el selectivo neoyorquino que agrupa a las principales tecnológicas de la bolsa- todas las compañías cerraban el tercer trimestre del curso pasado con incrementos sustantivos de ingresos en términos interanuales. NVidia, la primera del ranking, de hecho, se disparaba: la multinacional de Jensen Huang, antes vinculada al mundo de las tarjetas gráficas para ordenadores, aumentaba la facturación un 98% en comparación con el mismo periodo del 2023, disparada, de nuevo, por unas big tech que han acentuado las inversiones dedicadas a sus soluciones de IA en el último curso. Con esta ampliación de negocio, todos sus fundamentos son más que sólidos, hasta el punto de que ha duplicado el beneficio por acción en solo un curso. A pesar de ello, la última semana ha sido negra para la firma: en solo seis días, desde el 6 de enero, ha perdido un 11% de su valor; desde unos 150 dólares por título que marcaban un máximo histórico hasta poco por encima de los 130 dólares. Menos pronunciadas son las caídas de su entorno inmediato, vinculado en buena medida a la salud de NVidia -en tanto que proveedor de los desarrolladores más importantes del planeta-: en el mismo periodo, Amazon se ha dejado cerca de un 4% de su capitalización, mientras las rebajas de Meta y Microsoft son más reducidas, en torno al 1%. Más intensa es la caída de Apple, cercana al 5%, que alarga su mala racha desde la fría recepción que su último software móvil recibió en el mercado chino.

El presidente y CEO de Nvidia Jensen Huang / Europa Press (EP)

Muchas de ellas, cabe decir, partían de posiciones históricamente elevadas. Ya durante el estallido de la burbuja que no fue, el pasado verano, el mercado esperaba una cierta normalización de unos valores que sobrevolaban los objetivos del análisis. Entonces, el experto Javier Cabrera apuntaba a Món Economía que la alta tecnología “había sido el principal motor de las subidas de las bolsas en general; pero puede haber compañías cuyo múltiplo se haya expandido demasiado, y acabe normalizándose”. Así, se esperaba que unos múltiplos excesivamente exigentes acabaran por tocar techo y las multinacionales del sector finalizaran la escalada en zonas más estables. Desde entonces, sin embargo, tanto Amazon como Meta crecen a doble dígito, mientras que NVidia lo hacía a un ritmo cercano al 3%, similar al que registra Alphabet. Solo Apple y Microsoft pierden terreno comparado con los últimos seis meses, con condiciones de mercado muy concretas: en el primer caso, el obstáculo de su modelo de negocio principal, la venta de teléfonos, que encadena cuatro meses de caída en el mercado chino; mientras que en el segundo, unos resultados trimestrales positivos no llegaron a cumplir con las perspectivas que descontaban los ojos de Wall Street, lo que la ha hundido en solo dos semanas.

Silicon Valley espera a Trump

Los temblores que afectan a las grandes tecnológicas en el mercado no han encontrado calma en Washington. Este mismo lunes, la administración Biden ha aprovechado el inicio de su última semana para trazar la nueva normativa que regulará las relaciones internacionales en el mercado de los microchips sobre los cuales funciona la IA. El principal objetivo es, de hecho, China: la obsesión del Despacho Oval en los últimos cuatro años por impedir que Pekín tenga acceso a tecnologías avanzadas que consideran «estratégicas» para el país. Así, los países que no sean «aliados» inmediatos de Estados Unidos, muchos de ellos ya expulsados de su oferta de computación, quedarán fuera también del mercado de «modelos de IA cerrados»; es decir, aquellos que no están abiertos al público, centrales para el fundamento de negocio de las grandes tecnológicas. En declaraciones a la CNN, un miembro de la secretaría de Comercio explicaba que «nos encontramos en una ventana crítica, especialmente en cuanto a China; cada minuto cuenta desde nuestra perspectiva». El director de esta rama federal, Jake Raymondo, ha puesto su confianza en la administración Trump, que accederá a la oficina el próximo domingo, para que mantenga la regulación «con los cambios necesarios después de los comentarios del sector». El sector privado, por su parte, reclama un camino completamente opuesto, y desea que el presidente electo, rodeado por algunos de los defensores más fervientes de una IA sin restricciones, recorte la iniciativa.

Imagen de archivo de un día de caídas en la bolsa de Nueva York / Bryan Smith - ZUMA Wire
Imagen de archivo de un día de caídas en la bolsa de Nueva York / Bryan Smith – ZUMA Wire

La recepción del mercado es evidentemente mala: en la preapertura de esta jornada, NVidia ya perdía cerca de un 4% de su cotización; y todas las compañías tecnológicas vinculadas a su rendimiento abren el día en rojo. El vicepresidente de asuntos regulatorios de la firma, Ned Finkle, ha sido especialmente duro con la decisión de Biden. En un post en el propio sitio web, el directivo ha acusado al presidente de «poner en peligro el progreso global». «La administración Biden busca restringir el acceso a aplicaciones de computación con su regla equivocada y sin precedentes -lamenta Finkle- que amenaza con descarrilar la innovación en todo el mundo». La inversión en Estados Unidos parece estar de acuerdo con las estimaciones de su empresa más valiosa, y ha hecho caer el Nasdaq en las primeras horas de actividad más de un punto, en favor de inversiones más seguras como los bonos del Tesoro, que crecen más de un 5%. Curiosamente, la desregulación interna que esperan las empresas también forma parte de esta ofensiva: las expectativas inflacionistas que el mercado asocia a Trump, que ya han enfriado las estimaciones de recortes de tipos de interés para el 2025, estimulan el valor de las letras, que se acercan a niveles que pueden propinar un «correctivo a la bolsa», según los analistas de la consultora XTB.

Europa, fuera de juego

Las oscilaciones de las grandes tecnológicas, cabe decir, solo se vislumbran en el horizonte desde los mercados europeos. A pesar de un año potente para las bolsas de los 27, en que incluso se ha llegado a especular con un sorpasso de los valores de la orilla oriental del Atlántico a sus contrapartes estadounidenses. De hecho, como recuerda Pinto, «desde octubre del 2022, si eliminamos el efecto NVidia del S&P 500, los índices europeos superarían a sus homólogos americanos». Ninguna de las 10 cotizadas que lideran las valoraciones comunitarias, sin embargo, forman parte del ecosistema tecnológico: las farmacéuticas, las telecomunicaciones o el lujo dominan una bolsa de la Unión que solo tiene a ASML, la fabricante de la maquinaria de fotolitografía imprescindible para la cadena de montaje de los microchips, como representante tecnológico. De cara a un 2025 de vorágine bursátil, esto hará que ninguno de los selectivos locales pueda competir con los parqués foráneos. A pesar de los altibajos diarios y semanales que sufre la inteligencia artificial, aquel mercado que concentre empresas que se especializan «continuará comportándose mejor que los que no tengan tanta ponderación en estas compañías» -y cabe recordar, como apunta Pinto, que el 30% del S&P 500 forma parte de la industria-.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa