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Guerra comercial de Trump sacude la OPA del Sabadell

El sector bancario intuía que en 2025 no repetiría el éxito de los cursos anteriores. Después de encadenar años de resultados récord, con subidas de cotización descomunales sobrecargadas por los elevados tipos de interés, los bancos del Estado descontaban un año entre la consolidación y el revuelo. Los mercados a ambos lados del Atlántico incluyeron en sus precios parte del programa comercial de Donald Trump, por ello la bolsa había aguantado razonablemente desde el 20 de enero, cuando el presidente estadounidense volvió a la oficina. Sin embargo, los aranceles universales tomaron por sorpresa a todos los sectores, y especialmente al financiero, que lideró de lejos las caídas del precio de la acción en las sesiones que siguieron al criticado Día de la liberación. Entidades como la italiana Intesa Sanpaolo o la alemana Deutsche Bank perdieron cerca de un 10% de su valor en solo unas horas. En las bolsas madrileñas, las dos marcas más dañadas fueron las que llegaron con más temblores: el BBVA y el Banco Sabadell, inmersos en una OPA hostil que, ya plagada de obstáculos, añade una guerra comercial a la lista de preocupaciones de los accionistas a ambos lados.

Como ya ha sucedido en los últimos meses, desde que la cotización del Sabadell rompió la barrera de los 2 euros por acción y, por tanto, dio la vuelta a la prima del canje de BBVA, el valor de los títulos de ambas entidades ha ido en paralelo. Iba cuando crecían, con alzas diarias similares, y se han acompañado también en la caída: el banco vasco perdió, en los tres días consecutivos de desplome bursátil en Europa, un 14% de su valor; mientras que el catalán se dejó cerca del 17. Este martes, primera sesión de rebote tras los primeros indicios de capitulación de Trump, también se han recuperado parejas, con un alza de la acción vizcaína del 4,04%, por el 3,6% de la vallesana. Los movimientos, ligeramente favorables al Banco de Bilbao, no han conseguido volver a equilibrar los títulos dentro del cálculo propuesto por el presidente del ofertante, Carlos Torres. «Todavía estamos en prima negativa, no sale a cuenta económicamente aceptar esta oferta», recuerda el profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona y accionista minoritario del Sabadell Joan Llonch. A pesar de las oscilaciones en precio, el beneficio inmediato para los accionistas opados sigue lejos, lo que hace dudar a los minoritarios -el 48% del capital del Sabadell-; pero también a los institucionales, que, según aseguraba el CEO César González-Bueno, «a este precio, no ven la OPA«.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump / EP
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump / EP

México, riesgo añadido

Más allá de la cuestión de la prima, ya asumida por la mayoría de analistas, los ojos en el mercado madrileño introducen una nueva duda en la decisión de los inversores vallesanos, y una de profunda: a juicio de varios expertos consultados, la guerra comercial puede ser especialmente perniciosa para el BBVA por la elevada exposición a mercados emergentes. En concreto, México, que aporta más de la mitad del beneficio del banco vasco, y que sigue siendo uno de los objetivos prioritarios de los aranceles de Trump. Para el analista de mercados Javier Cabrera, «la OPA del BBVA al Sabadell está en duda» por esta brecha internacional. En caso de que la Casa Blanca mantenga los aranceles a su vecino del sur, «es muy probable que los accionistas del Sabadell huyan de la OPA». Cabe recordar, como apunta Llonch, que la entidad que preside Josep Oliu concentra la inmensa mayoría de su negocio en el Estado español y en el Reino Unido, «mercados más estables» que los países donde opera el Banco de Bilbao.

La exposición a mercados de más riesgo siempre ha sido una mosca en la oreja de los accionistas catalanes, especialmente los minoristas. Al tratarse de una operación de canje -es decir, que la potencial compra se paga en acciones de la entidad resultante, y no en metálico-, el pequeño inversor del Sabadell debe tener presente la línea de negocio de la compañía resultante de la hipotética fusión. En este sentido, «la relación comercial entre México y los EE.UU. es muy estrecha»; y una barrera del 25% como la que planteaba Trump puede ser un golpe gigante para el tejido empresarial local, lo que dejaría un importante agujero en la cuenta del BBVA, que ocupa la primera posición en el mundo financiero mexicano. Una recesión en el país centroamericano, más que probable en caso de guerra arancelaria, «resta mucho atractivo» a la oferta vasca, según apunta Cabrera.

El contrapunto de Torres: un banco diverso

El escenario de guerra comercial abierta, sin embargo, no es el único que contemplan los mercados. Las relaciones entre Trump y el gobierno de Ciudad de México se han ido volviendo más agresivas con el paso de las semanas, pero cabe recordar que, en un primer momento, la presidenta Claudia Sheinbaum se mostró abierta a negociar posiciones con su homólogo del norte. En caso de que la alianza norteamericana se mantenga, una crisis global sin efectos directos sobre México puede ser profundamente beneficiosa para el BBVA en su maniobra. Tal como indica el jefe de equity de Trea Capital y profesor del Máster de Mercados financieros de la UPF-BSM Xavier Brun, el argumento de Torres apunta a la diversidad del banco resultante. «En caso de crisis financiera, un banco más pequeño tendría mucho menos oxígeno», asegura. Así, si México consigue librarse de la amenaza trumpista, «la diversificación que aporta BBVA es un valor añadido». Ante un contexto de retroceso económico general, Brun equipara el Sabadell respecto de la gran banca global a «las pequeñas cajas regionales» tras la Gran Recesión. «En un momento de reducción de crédito y de financiación institucional, fueron las primeras en caer», argumenta el experto. Contra este precedente, pues, el tamaño y el alcance global de BBVA sería una ventaja competitiva respecto del proyecto autónomo del Sabadell.

El presidente del BBVA, Carlos Torres, durante la Junta General de Accionistas del banco / EP
El presidente del BBVA, Carlos Torres, durante la Junta General de Accionistas del banco / EP

La diversidad del BBVA, sin embargo, tiene apellidos. Y no son muy atractivos, a juicio de Llonch. Para el accionista sabadellense -con vínculos familiares históricos en el banco- resistir a una crisis financiera como la que podrían provocar los aranceles globales de Trump «es más fácil si uno tiene el dinero invertido en un mercado más sólido, más maduro y más estable», como el del Estado español. Además, la exposición española al comercio con los EE.UU. es mucho más baja que la del resto de países de la Unión Europea, lo que genera una especie de burbuja alrededor de la economía local que puede amortiguar los efectos de la estrategia de la Casa Blanca. El economista reconoce que la diversificación es un valor añadido en caso de mala marea económica, pero indica que sería ampliamente preferible una expansión internacional «como la del Santander, que se concentra en los mercados desarrollados». «BBVA ha hecho una apuesta fuerte por países en desarrollo», razona, una composición de negocio que promete fragilidad.

Un BBVA «desesperado»

La situación arancelaria, en todo caso, pone un fuego bajo las pretensiones del BBVA. La adhesión del Banco Sabadell, ante una posible crisis global, se vuelve urgente. Cabe recordar, como apunta Brun, que buena parte del interés de los vascos en los catalanes radica, precisamente, en equilibrar su cuenta de resultados. Un banco con un balance centrado en mercados desarrollados -como el Sabadell- recibe mejores condiciones de crédito institucional que uno tan expuesto a México o a Turquía. Así, Torres busca añadir el negocio catalán a sus libros para poder acceder a las palancas financieras internacionales en mejores condiciones. La crisis comercial de Trump hace, así, que «para el BBVA sea aún más necesario comprar el Sabadell, porque, si no, sus spreads de crédito aumentarán». En este sentido, el experto de la BSM asegura que es cada vez más probable una mejora de la oferta vasca ante la presión creciente por salir victorioso del conflicto. Esperarán, sin embargo, a «tener la luz verde de todos» -el sí de la CNMC, la CNMV y el gobierno español- antes de cualquier movimiento en este sentido.

Llonch, por su parte, recuerda que el presidente del Banco de Bilbao «ha dicho por activa y por pasiva» que no cambiará las cifras del trato. Sin embargo, reconoce que se nota cierta «desesperación» en la cúpula, dado que «aceptan cada vez condiciones de Competencia menos favorables». En este sentido, ve la posibilidad de que Torres opte por añadir más metálico a la oferta para los accionistas vallesanos como «manera de intentar convencerlos». A juicio del economista, el calendario de un cambio como este será aún más justo que el que predice Brun. Llonch apuesta por que BBVA abrirá el período de oferta en las condiciones actuales, y «si ve que quedan pocos días para que termine y no llega a los objetivos», mejorará la oferta económica. En todo caso, el revuelo Trump ha hecho aún más agujeros en una OPA que, a ojos de la ejecutiva catalana, «hace tiempo que ha descarrilado».

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