La banca española acumula curso tras curso, especialmente después de salir del bache de la pandemia, resultados récord. Los grandes bancos del Estado no dejan de romper el techo de sus balances, impulsados por el enorme desequilibrio a su favor que ha creado la política monetaria del Banco Central Europeo, con unos tipos de interés altos que garantizan márgenes elevadísimos sin contrapartidas para los usuarios -no, al menos, en el mercado español, donde el ahorro se remunera muy por debajo de la media de su entorno-. Los analistas llevan tiempo advirtiendo, dada esta situación, que la bonanza puede ser temporal: una vez la crisis inflacionista se dé por finalizada y la rigidez del crédito se normalice, las compañías financieras dejarían de ampliar sus cuentas a costa de intereses disparados. El consenso financiero apuntaba, entonces, que Frankfurt habría amortiguado las restricciones a los préstamos durante el 2024, pero la situación internacional, con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca como catalizador, ha ralentizado las perspectivas. Según explica el analista de mercados Javier Cabrera, las entidades bancarias han aprovechado este nuevo margen de tiempo con una carga sobre el crédito más alta para “crear márgenes de interés amplios”, sobre todo en los primeros meses del año; y contrarrestar así la normalización esperada.

Así, durante el 2024 los seis principales bancos españoles lograron unos beneficios conjuntos de más de 31.700 millones de euros. Esta cifra supone un incremento del 21% respecto a los resultados del año anterior, y un nuevo récord para el conjunto de CaixaBank, Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja. Aunque durante la segunda parte del año ya se ha comenzado a ver cómo el crecimiento de los bancos se ralentizaba con la bajada del tipo de interés por parte del BCE, las entidades bancarias han buscado la manera de blindar sus balances y presentar los resultados más voluminosos de los últimos años. Concretamente, el Santander ha sido la entidad bancaria que más beneficios ha obtenido, con un total de 12.574 millones de euros, seguido del BBVA que también superó los 10.000 millones de beneficios. En cuanto a los bancos de origen catalán, CaixaBank ganó un total de 5.787 millones de euros en 2024, y el Banco Sabadell cerró el curso con un beneficio de 1.827 millones de euros, en su primera presentación de resultados tras anunciar el retorno de su domicilio fiscal al Vallès. La aceleración de los intereses en los primeros meses del curso, por tanto, habría equilibrado las ligeras bajadas del final de año.

Imagen de archivo de la sede de CaixaBank / ACN

Además, a este escenario hay que añadir una mirada más general de la situación bancaria actual en el estado español, tal como apunta el codirector académico del máster en Finanzas y Banca de la UPF-BSM Xavier Brun. En este sentido, Brun destaca que tras las fusiones bancarias que se vivieron en el estado a raíz de la crisis, las diversas entidades bancarias que quedan no encuentran tanta competencia en el sector. “La situación no es la misma ahora que hace 15 años,” asegura Xavier Brun. Por lo tanto, en este ecosistema los bancos no tienen que enfrentarse a ofrecer constantemente mejoras de rentabilidad o de depósitos, lo que hace que los costos de la entidad no suban tanto y esto dé como resultado mejores beneficios para el banco. “Si a esta reducción de costos le sumas un tipo de interés favorable, los beneficios se explican fácilmente,” añade Xavier Brun.

Peligro el 2025

Aunque esta ha sido la tónica general para el 2024, en el último trimestre del año los beneficios no han sido de esta magnitud, debido principalmente a la bajada del tipo de interés por debajo del 3,5% a partir de octubre. Actualmente, el tipo se encuentra al 2,75%, después de que la presidenta del Banco Central Europeo Christine Lagarde anunciara una rebaja del tipo de interés en 25 puntos básicos. Sin ir más lejos, CaixaBank registraba un descenso de los márgenes de intereses del 1,9% en el último trimestre; pero el acumulado del año mostraba un incremento superior al 5% año a año -una tendencia que, con fluctuaciones en las cifras, se ha dado en el conjunto de la banca-. Además, a juicio de Cabrera, las presiones internacionales, con amenazas inflacionistas causadas por la política arancelaria de Trump, pueden forzar al regulador monetario a ser más agresivo de lo que tenía pensado un consejo de gobierno marcadamente conservador. «El BCE se verá casi obligado a bajar tipos de forma menos gradual», razona el analista; lo que deja menos margen de maniobra para que el sector bancario vuelva a adaptar sus estrategias de cara al curso entrante.

Monumento del símbolo frente a la torre del euro de Frankfurt, antigua sede del Banco Central Europeo / ACN

La bajada de tipos, sin embargo, debería mantener una tendencia favorable a las grandes entidades bancarias: con un crédito más barato, el consumidor debería acceder a más préstamos. Así, las pérdidas que dejarían las bajadas marginales de los intereses se podrían suplir por mayores volúmenes comerciales. Algunas firmas comienzan a notarlo: es el caso del Sabadell que, como recuerda Cabrera, ha aumentado sustancialmente su tasa de crédito vivo -es decir, el monto total de los préstamos vigentes- este 2024, gracias a la mejor percepción de los usuarios respecto de los costos del endeudamiento. Ahora bien, el flujo de crédito es una categoría especialmente procíclica, y va en línea con la salud económica del mercado en general. Es decir, por bajos que estén los tipos de interés, la banca no colocará más préstamos si el público percibe que se acercan tiempos de tormenta económica. En este sentido, y visto el frenazo que sufre el conjunto de la economía de la Unión -que por ahora no ha infectado Cataluña-, el consenso del mercado discute que la demanda de crédito tenga que ser muy elástica en los próximos meses. «No esperamos que los nuevos préstamos compensen la bajada de los tipos de interés», alerta Cabrera; que asegura que el rendimiento del primer trimestre será «el que marque el resto del año».

Cataluña sostiene sus finanzas

En el plano catalán, CaixaBank y Banco Sabadell han visto un incremento de sus beneficios del 20,2 y el 37,1% respectivamente en comparación con el ejercicio anterior. Así, CaixaBank sigue consolidándose como la empresa líder en el sector financiero en el estado español, aunque en este último año ha visto cómo el Santander obtenía unos beneficios mayores. Buena parte del paso adelante en cuanto a resultados tanto del banco cántabro como de BBVA responde, a juicio de Brun, a la seguridad de la posición de la entidad de origen catalán durante el curso, que no ha visto la necesidad de llevar a cabo una política comercial muy agresiva en los meses que deja atrás. «Es el líder y aprovecha esta posición; tiene menos necesidades», razona el profesor. Ahora bien, la compañía presidida por Tomas Muniesa sostiene, entre otras, el liderazgo en el sector hipotecario; una de las pocas ramas de la oferta de crédito que sí se espera que vuelva a escalar en 2025, impulsada por la tensión inmobiliaria y por unos precios que, según el mundo de la propiedad, no llegarán a bajar en los próximos 12 meses.

El CEO del Banco Sabadell, César González-Bueno / Banco Sabadell
El CEO del Banco Sabadell, César González-Bueno / Banco Sabadell

En cuanto al Banco Sabadell, la entidad ha logrado este año unos beneficios de récord, sin notar mucho efecto de la OPA hostil que el BBVA lanzó sobre la entidad en mayo de 2024. En este sentido, la mejora de los resultados del Sabadell implica que el banco presidido por Josep Oliu tenga más fuerza negociadora de cara a la oferta de adquisición pública, apunta Xavier Brun. Por eso, cuando la CNMV dé luz verde al BBVA para la adquisición del Banco Sabadell, se puede esperar una subida del precio de la OPA respecto a la primera oferta planteada.

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