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La Cámara y el AMB niegan la «decadencia» de Barcelona respecto a Madrid

La Cámara de Comercio de Barcelona y el AMB salen en defensa del tejido económico de la ciudad y la región que la rodea. Un informe elaborado por ambas entidades bajo el título La Metrópolis de Barcelona: Invertir, Trabajar y Vivir constata los avances de la capital del país y su territorio en «sectores innovadores y de alto valor añadido«, como la salud, la biotecnología o los servicios digitales a las empresas. Los avances barceloneses en estos ámbitos, según el vicepresidente del AMB y teniente de alcaldía de Economía del Ayuntamiento de Barcelona Jordi Valls, descartan las acusaciones de «decadencia» que organizaciones empresariales y políticas, especialmente del universo españolista, han lanzado en comparación con el rendimiento madrileño. «Barcelona no está en decadencia, es un discurso que no existe», ha declarado Valls a preguntas de los periodistas.

Por su parte, el presidente de la corporación, Josep Santacreu, ha reconocido el crecimiento de la capital del Estado, si bien se expande a expensas de otros territorios. «Madrid gana en términos de PIB, pero Cataluña no pierde», destaca. El jefe de estudios de la Cámara, Joan Ramon Rovira, añade un matiz más a la conversación: el aumento del PIB madrileño respecto al catalán contiene una trampa. «Madrid es, de facto, un área metropolitana. Por eso es simétrico comparar con el AMB, no con todo el país», analiza. Si se introduce esta variante, la riqueza per cápita barcelonesa es, de hecho, más elevada que la madrileña, con 43.427 euros por habitante, unos 2.000 más que la villa y corte. El crecimiento de los últimos cursos ha sido del 35%, cerca del del conjunto de la UE, que ronda el 38%.

En este sentido, la directora de análisis económico de la corporación, Carme Poveda, apunta al carácter sectorial del crecimiento de ambas regiones. Mientras que Madrid, recuerda, se expande en sectores muy dependientes del BOE, como las energéticas, la banca o la misma administración pública, Cataluña encuentra sus ventajas en «sectores emergentes y altamente productivos». En rankings de inversión en start-ups y scaleups, así como en cuestiones vinculadas con la investigación y la innovación, «en prácticamente todos, Barcelona aparece por encima de Madrid». También concentra un buen rendimiento en comparación con otras capitales europeas: en la lista comunitaria, el Área Metropolitana aparece como la octava en captación de inversiones tecnológicas durante los últimos 10 años. Según las cifras del informe, entre el 2014 y el 2024 Barcelona habría multiplicado por seis la atracción de financiación de la década anterior, superando los 6.300 millones de euros en total. Solo la superan los grandes centros productivos del continente, como Londres, Madrid o Estocolmo; y referencias de paraísos fiscales internos, como Dublín o Ámsterdam. «El PIB per cápita en Dublín es el más alto, pero no parece que la gente tenga 80.000 euros en el bolsillo», ha bromeado Valls.

La mejora del financiamiento a empresas emergentes también ha provocado un importante salto en la actividad emprendedora de los barceloneses. Según los datos del informe, de acuerdo con los estudios del Global Entrepreneurship Monitor, la tasa de emprendimiento de los ciudadanos del Área Metropolitana se sitúa en el 8,3%, cerca de su máximo histórico -alcanzado en el bienio 2016-2017, en un momento de recuperación de la crisis financiera de 2008-. Con esta ratio, se queda cerca del top 10 de la región EMEA en capacidad local de innovación.

El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y del Consejo General de Cámaras, Josep Santacreu / EP
El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y del Consejo General de Cámaras, Josep Santacreu / EP

La Barcelona de la salud

En sus sectores insignia, además, Barcelona se sitúa muy por encima de algunos de los competidores exteriores que la superan en inversión generalista. Es el caso de la industria biomédica: con más de 550 millones de euros de inversión, el Área Metropolitana es la duodécima coordenada más activa de Europa y el Mediterráneo -teniendo en cuenta que la captación en el Reino Unido se distribuye en tres puntos: Londres, Oxford y Cambridge-. Así, la capital del país supera Milán o Dublín, y compite directamente con Zúrich, Múnich o Ámsterdam. Antes de la innovación, sin embargo, el rol científico de la ciudad es aún más protagonista: según el último informe BioCat de la biorregión catalana, Cataluña es la tercera región europea en publicaciones especializadas en salud y terapias avanzadas, y consta entre las que más patentes biomédicas han registrado, con una treintena entre 2013 y 2022. «Si en la industria tecnológica hablamos de Barcelona como un referente español o europeo, en salud y biotecnología es un referente global», sentencia Valls. Los empresarios, además, coinciden en el análisis: hasta un 60% de los negocios emergentes de la región desarrollan su actividad dentro de este sector.

Retos de ciudad

El buen desarrollo barcelonés en ámbitos de alta tecnología convive, reconocen los ponentes, con algunas brechas que aún se mantienen. La más grave, apuntan, la del transporte. El infrafinanciamiento de las infraestructuras del país que acumula el Estado español en las últimas décadas, resuelve Santacreu, provoca que «Madrid esté 15 años por delante de nosotros en el ámbito ferroviario». Por otro lado, también ha apuntado a la necesidad de mejorar la conectividad aérea, especialmente en lo referente a los vuelos internacionales, dado el récord de pasajeros que el Aeropuerto del Prat registró en 2024. Desde Aena, de hecho, se reconocía que la capacidad del aeródromo barcelonés en las condiciones actuales no permite más expansión a futuro. Valls, por su parte, apunta a la reindustrialización como camino a seguir para lograr una economía «diversa» en la región, especialmente ante la «incertidumbre» que introducen los nuevos actores globales. También identifica bolsas de desigualdad que aún se mantienen a pesar de los datos positivos. «Hemos mejorado, pero continúa existiendo», razona el concejal; así como lo hace la brecha salarial de género. En los últimos años, la diferencia retributiva entre hombres y mujeres ha retrocedido un 3%, pero aún queda cerca de los 18 puntos.

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