La OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell se acerca a sus horas decisivas. El mercado espera que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia haga pública en las próximas semanas la resolución de la fase dos de estudio de la operación. A la espera de Moncloa, y según avanzaba La Vanguardia, el organismo presidido por Cani Fernández no parece inclinado a incluir condiciones demasiado restrictivas para llevar adelante la posible fusión. Si la opinión de la CNMC es favorable a los intereses del BBVA, y previa mediación del ministerio de Economía dirigido por Carlos Cuerpo, el banco vasco podrá lanzar el folleto de oferta pública cerca de un año más tarde de lo esperado. Entonces, serán los inversores vallesanos quienes tomarán la decisión definitiva. El capital de la entidad que preside Josep Oliu, cabe recordar, está especialmente fragmentado. El 52% corresponde a grandes accionistas, sean fondos institucionales o grandes fortunas personales; mientras que el 48% restante está en manos del mundo retail, pequeños propietarios, a menudo clientes del mismo banco. Los minoritarios, como ha reiterado a menudo el presidente de la asociación que los agrupa, el exdiputado de Unió Democràtica de Catalunya Jordi Casas, son los más lejanos a la estrategia del BBVA. Más aún a partir de enero, cuando el intenso crecimiento del valor de las acciones catalanas provocó que la prima de la OPA -la ganancia por acción que podrían disfrutar los accionistas que la acepten- desapareciera.
Queda, sin embargo, la incógnita del gran capital: el mercado asumía el pasado mes de mayo que los socios mayoritarios acudirían al llamado del BBVA sin excepción, pero tanto la dirección vallesana lo pone en duda. El mismo consejero delegado César González-Bueno dejaba entrever, durante la presentación de resultados, que el apoyo a la OPA se ha ido enfriando. Tanto expertos como inversores detectan dos fisuras claras en el interés de los institucionales por la fusión: el precio y las resistencias de Moncloa. El ministro Cuerpo ha sido una de las voces políticas que más se han pronunciado contra la absorción del Sabadell. Incluso se dejó ver intercambiando impresiones con Oliu durante las últimas jornadas del Cercle d’Economia en Barcelona. «Asumimos que el gobierno español pondrá alguna traba en cuanto al empleo», relata el analista Javier Cabrera.
El mundo financiero espera que el ejecutivo limite los recortes de plantilla que pueda asumir la dirección vizcaína. También podría haber condiciones en el negocio del crédito a las pymes, que preocupa especialmente al mundo empresarial catalán y valenciano; así como en la rama de los terminales de pago, donde la concentración en el banco resultante de la compra podría generar problemas de competencia. «Si tienen que vender alguna de estas ramas, la OPA pierde bastante atractivo», alerta Cabrera. A la espera del ministerio, pues, los inversores institucionales aún navegan aguas desconocidas. «Están un poco congelados, porque no conocen aún las condiciones reales de la oferta», lamenta el profesor de los estudios de Economía y Empresa de la UOC, Joaquim Clarà.

El problema del precio
En cuanto al precio, las alzas del Sabadell en los últimos meses han sido sustanciales. Al cierre de la sesión de viernes, los títulos vallesanos se han elevado hasta los 2,71 euros; mientras que los vizcaínos crecen a un ritmo similar, hasta los 13,18 euros. Sobre la oferta original, que contemplaba un canje de cinco acciones catalanas por una del BBVA y 29 céntimos, la prima es negativa. Sobre estas oscilaciones, el mercado parece asumir una mejora del valor. En opinión del jefe de inversión de TREA Capital, Xavier Brun, el gran capital se moverá a favor del Banco de Bilbao si este mejora el retorno de la operación. El margen, además, existe: en sus últimos resultados anuales, el presidente Carlos Torres y el CEO Onur Genç revelaron un margen cercano a los 1.900 millones de euros, que pueden dedicar, entre otras cuestiones, a elevar la valoración de los títulos del Sabadell.
Además, la amortización del gasto sería rápida, a ojos de Brun. Incorporar el Sabadell a la operativa resolvería uno de los grandes problemas del BBVA de cara a los mercados internacionales: la alta concentración de su negocio en México y Turquía, dos mercados emergentes con más riesgo que los europeos. «La prima que puedan pagar, se la ahorran en tres o cuatro años de intereses en el mercado mayorista», declara el experto. En un sentido similar, Clarà asegura que «la oferta inicial no se dará, porque todo el mundo se cerró en banda». Las lecturas de los expertos consultados contradicen las declaraciones del mismo Torres, que ha insistido a menudo en que no tiene previsto elevar el precio asignado a las acciones del Sabadell. Ahora bien, tiene margen para hacerlo hasta el mismo día de cierre del folleto, y pocas voces del mercado creen que mantendrán la posición del pasado mayo.

Más inversiones en el Sabadell
El movimiento más llamativo en los últimos meses ha sido el de la aseguradora suiza Zurich, que afloró una posición en el capital de la entidad catalana del 3% el pasado mes de octubre, y no ha parado de crecer hasta este mismo viernes, cuando ha escalado hasta el 4,1%. La compañía aseguró, en su momento, su «voluntad de permanencia» en el banco catalán. Cabe recordar, además, que Zúrich es el proveedor principal del negocio bancario de seguros del Sabadell -un negocio lucrativo que la multinacional perdería en caso de fusión completa con el Banco de Bilbao-. En opinión de Cabrera, el movimiento de la aseguradora puede responder a dos lecturas: «o bien prevé un aumento del precio de la OPA, o bien cree que no se llevará a cabo y ven potencial de negocio en el Sabadell». A pesar de que la compañía pueda tener interés en conservar el Sabadell como banco independiente, el mercado descarta que haya accedido a su capital para posicionarse contra la OPA. «Zúrich no es un inversor activista. Por tanto, ve esta inversión en clave de oportunidad», argumenta Brun.
El de la aseguradora no ha sido el único aumento de posiciones en el Sabadell que se ha detectado durante la semana. Tras las informaciones sobre las pruebas de mercado de la CNMC, otros mayoritarios del banco vallesano han ampliado ligeramente su apuesta. Es el caso de BlackRock, el accionista mayoritario de la entidad, con más de un 6,4% del capital. El fondo del histórico Larry Fink, uno de los más grandes del planeta, se ha mostrado proclive a aceptar la absorción del Sabadell. El mismo Fink, de hecho, ha dado apoyo explícito a las intenciones del BCE de consolidar el sistema bancario europeo mediante fusiones, especialmente transfronterizas. A pesar de que el caso de BBVA y Sabadell no encaja exactamente en estos parámetros, sí que entra dentro de los intereses de la compañía. Para Clarà, un banco más grande es interesante para la estadounidense. A diferencia de otros accionistas, BlackRock cuenta con títulos de ambas entidades mediante fondos indexados. Por tanto, su cartera resultante tendría el mismo peso en el sector -si no más, en caso de que se cumplan las sinergias-. Desde un consejo de administración de una empresa más grande, sin embargo, su capacidad de influir sobre los stakeholders -especialmente el gobierno- sería mucho mayor.
Aparte de los minoritarios, Brun ve riesgo para la operación en el gran capital que solo tiene posiciones en el capital del Sabadell. Por ejemplo, el cuarto accionista de los catalanes, el inversor mexicano David Martínez Guzmán, que ostenta cerca de un 3,5% del capital y se representa a sí mismo en el consejo de administración. Estos perfiles podrían atrincherarse, o buscar salir del capital del banco resultante si la OPA sigue adelante. «Esto provocaría una presión a la baja de las acciones de BBVA, porque no hay nuevos inversores», alerta el director de equity de Trea. Ahora bien, en opinión de Cabrera, la directiva vasca preferiría deshacerse de estos perfiles rápidamente, aunque la cotización pueda resentirse. «Si tienes institucionales que no están de acuerdo con tu política, siempre es preferible que se vayan y no te hagan un activismo fuerte», razona el analista.