La cifra de negocios de la industria catalana retrocedió un 6,6% durante el mes de abril. El sector secundario del país, así como lo del conjunto del Estado, registran su primer mes con el índice de facturación en negativo después de dos años de aumentos sustanciales impulsados por el buen rendimiento del sector energético. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística es, de hecho, la energía la rama que ancla el retroceso, con unos ingresos un 30,3% inferiores a los de abril del 2022 al mercado español. El Idescat apunta, empero, que el retroceso catalán es ligeramente inferior si se excluyen las cifras energéticas; en concreto de un 4,7%.
El retroceso de la industria catalana es punto y medio menos intenso que el del conjunto de la industria española, que se quedó en abril en el 8,1%. Solo tres territorios –las Canarias, Navarra y Madrid– acaban el mes en positivo; mientras que hasta cinco regiones lamentaron caídas en la facturación industrial superiores al 10%. Destaquen Murcia y Andalucía, con contracciones del 20,5 y el 17,3% respectivamente; así como el País Valenciano, el único de los principales centros económicos del Estado que queda por debajo de la media, con una bajada de los ingresos del 10,3%.

Efectos de base
Justo es decir que la cifra muestra unos importantes efectos de base. El retroceso intermensual, del 0,4%, no es ni mucho menos el más marcado de la serie histórica –sin ir más lejos, el marzo cerró con un -2,8%–. Aun así, el abril del 2022 recogió un incremento del índice de facturación de la industria próximo al 16%, principalmente impulsado por los primeros estragos de la crisis inflacionista con la energía como gran motor de los ingresos.
Energía y maquinaria, en su punto de mira
Los efectos interanuales, pero, se trasladan también al resto de productos, en cuanto que solo las ramas de bienes de consumo no duraderos y los de equipación registran modestos incrementos año a año. De este modo, el sector de los bienes de consumo duraderos lamenta una caída de ingresos del 8,9%; mientras que los bienes intermedios registran una contracción del 13,9%. En el caso de los dos que crecen, el consumo no duradero crece a un limitado 1%; mientras que la equipación lo hace al 5,5%.
Bajando a los principales subsectores, es la manufactura la que peor mis registró, con un retroceso de ocho puntos año a año. Destacan la metalurgia, que lamenta una contracción del 26,3%; el refino de petróleo (-30,3%) o la química, una de las grandes estructuras industriales catalanas, que cayó un 22,9% al conjunto del Estado. Si bien el Instituto no ofrece datos específicos territorialitzades, el rendimiento general de la industria catalana apunta a un camino similar a la mala evolución española.