Grifols afronta un curso clave para salir del pozo en el que lo metió el ataque del fondo bajista Gotham City Research. 15 meses después de la operación especulativa de Daniel Yu, la compañía está lejos de recuperar la forma de 2023. En medio del revuelo causado por la guerra comercial de Washington, y en un sector potencialmente perjudicado, la acción de la catalana se movía al cierre de la sesión del pasado viernes poco por encima de los 8,5 euros. Se trata de una caída de 14 puntos respecto del último período alcista, cuando el fondo canadiense Brookfield Asset Management aún estudiaba una OPA de exclusión sobre el 70% de su capital. La crisis arancelaria, de hecho, llegó a arrastrar a Grifols a tocar mínimos: a principios de abril, llegó a cotizar a 7,39 euros, el nivel más bajo desde hace casi década y media, por debajo incluso de las peores horas de la crisis de Gotham. Cerca de tocar fondo, sin embargo, el mercado sugiere que hay buenas expectativas para la multinacional, y el consenso de los analistas financieros eleva por primera vez en meses el precio objetivo de las acciones de clase A por encima de los 16 euros, un 88% por encima de los niveles actuales. El apoyo de la CNMV, la buena cobertura frente a los aranceles y los resultados favorables de otros actores del sector de los hemoderivados fundamentan la opinión de los expertos, mientras los accionistas apuntan a objetivos aún más ambiciosos.
En un mercado que aún está lejos de confiar en la compañía catalana, el posicionamiento de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia al respecto toma especial relevancia. Durante la semana, voces de la autoridad bursátil española han mostrado su apoyo -contundente, en algunos casos- a las tesis de la directiva. El director del departamento de información financiera y corporativa del organismo, Eduardo Manso, se lanzó a atacar el informe con el que el vehículo especulador de Daniel Yu atacó a Grifols a principios de enero de 2024. En una declaración ante la Audiencia Nacional, en el marco de la denuncia de Grifols contra Gotham por manipulación del mercado, Manso detectó errores e inadecuaciones en «bastantes» aspectos del documento.
En la misma comparecencia ante el tribunal liderado por el juez José Luís Calama, el dirigente alejó los análisis de sus expertos -a menudo utilizados, especialmente desde la prensa de Madrid, para atacar la viabilidad de la empresa- de los postulados de Yu y los suyos. «Nosotros verificamos si una empresa cumple las normas contables; ellos pretendían demostrar que las acciones de Grifols no valen nada»; una sentencia destacada del report de Gotham que inversores y analistas han negado en el último curso. En la misma línea, el director general de Mercados de la misma CNMV, Ángel Benito, ha reafirmado la posición de su equipo: la firma estadounidense manipuló el mercado. A raíz de las dos comparecencias, los títulos de Grifols han mostrado una tímida tendencia alcista, de unos 10 céntimos por acción en las últimas 48 horas de la semana bursátil.

A la espera de los resultados
Las primeras reacciones de los analistas a los resultados anuales de Grifols, presentados el pasado mes de febrero, fueron positivas. A pesar de que los beneficios no alcanzaron las estimaciones previas (157 millones frente a los más de 300 que esperaban las firmas financieras), la generación de caja libre -variable esencial para enfrentar el endeudamiento excesivo que aún pesa sobre la empresa, cercano a los 10.000 millones de euros- se elevó hasta los 266 millones de euros, con 335 millones solo en el cuarto trimestre. Todo esto llegaba después de un inicio de año negativo debido a la elevada carga de los gastos en plasma, entre otras cuestiones. Para el primer trimestre del curso, nada que no sea acelerar las cuentas se verá como un paso en falso. Dos semanas antes de la presentación de las cuentas del primer cuartil, las voces del mercado apuntan a unos ingresos superiores a los 1.700 millones de euros, unos 100 millones por encima del curso pasado, lo que supondría un incremento de más del 5,6%; mientras que las cuentas anuales deberían ser un 7% superiores a las de 2024, con unos 7.700 millones de euros y un ebitda de más de 2.000 millones. Fuentes del mercado apuntan que el objetivo en cuanto a la generación de caja debería rondar los 500 millones de euros.
Como ya ocurrió a finales de 2024, la buena salud del sector de los hemoderivados -las empresas de plasma- hace pensar que Grifols va por buen camino. La principal competencia de la catalana, la australiana CSL, reafirmó a finales de febrero unos objetivos ambiciosos para los primeros meses de 2025. De hecho, las expectativas de la multinacional con sede en Melbourne sitúan la facturación entre enero y marzo entre un 56 y un 7% por encima de la del mismo período del año anterior, un margen prácticamente idéntico al que se plantea para Sant Cugat. Buena parte del camino alcista de las compañías especializadas en plasma proviene de su más que probable resiliencia a los aranceles. A pesar de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, alertó a principios de abril de posibles nuevas tarifas al sector farmacéutico, los hemoderivados son productos esencialmente estadounidenses. De hecho, el 57% del negocio de Grifols proviene del país. Buena parte de la producción final, así como la cadena de valor de sus productos, ya está concentrada en EE.UU.; lo que les ayudaría a superar las barreras comerciales.
De hecho, sobre esta tesis, el banco británico Barclays -uno de los ojos más críticos con Grifols, que consta aún entre las escasas empresas de análisis que recomiendan vender sus títulos- apuntaba recientemente que la catalana podría ser «uno de los ganadores de la guerra arancelaria». Además, una recesión económica en EE.UU. puede ser una buena noticia para el sector de los hemoderivados, ya que, cuando el empleo baja y las tensiones económicas se hacen más evidentes en los bolsillos estadounidenses, aumentan las ventas de plasma y, por tanto, el precio cae, ayudando a reducir la columna de costos de los balances corporativos. Tal como ha comunicado la dirección comandada por Nacho Abia a la CNMV, las cuentas de Grifols se presentarán el próximo 12 de mayo. Será entonces cuando el mercado volverá a reaccionar a sus cifras.

Brookfield y la recomposición del capital
En medio del revuelo legal e internacional de los primeros meses de Grifols, diversas informaciones apuntaron que Brookfield volvería a estar interesada en adquirir el capital de la empresa. Según informaciones publicadas por el digital madrileño El Confidencial, los canadienses habrían vuelto a escena -a pesar de que nunca se habían ido del todo, en tanto que, como aseguraban voces dentro de la empresa, se habrían mantenido «conversaciones regulares» con los posibles inversores-. De hecho, tal como adelantaba la agencia neoyorquina Bloomberg, la emisión de bonos del pasado diciembre, por valor de unos 1.000 millones de euros, incluía una provisión para volver a abrir la puerta a Brookfield. La marea de la nueva OPA se calmó rápidamente, y tanto el vehículo de capital como la compañía cerraron las puertas a un acuerdo inmediato. Sin embargo, la escena permitió volver a revisar las condiciones de una potencial venta completa de la catalana. En un primer momento, el conjunto del accionariado reclamó que una segunda OPA estuviera más en línea con las estimaciones de los analistas, y apuntara a un precio entre los 13 y los 14 euros por acción, lejos de los 10,5 que plantearon a finales de 2024. Este precio, cabe decir, está muy por debajo de las estimaciones que algunos inversores hacen de la empresa: los accionistas minoritarios, así como algunos institucionales, estiman que el valor de los títulos de clase A debería superar los 20 euros. Una voz del mercado, en conversación con Món Economia, aseguraba que la misma OPA demuestra un valor superior. «Brookfield quiere multiplicar la inversión a corto plazo. Eso significa que piensa que las acciones valdrán mucho más», razonaba la misma fuente.
La asociación de accionistas minoritarios de Grifols, por su parte, ve la hipotética operación como una palanca para expulsar de la empresa a los inversores bajistas. Según los registros de la CNMV, solo quedan dos especuladores con posiciones relevantes contra el rendimiento de la catalana: AKO Capital, que se ha mantenido durante todo el año en el límite de los 50 puntos básicos, y Kintbury Capital LLP, que volvió a apostar contra la multinacional a mediados de marzo, y que volvió a escalar posiciones pasado Sant Jordi, el pasado jueves, hasta superar el 0,71%. Para los minoristas, además, la compra a gran escala serviría para estabilizar un capital que no ha dejado de moverse desde la crisis de Gotham. Una fuente accionarial apuntaba que, en los últimos 15 meses, «se han vendido y comprado acciones equivalentes al 170% del capital de Grifols». Entre las últimas apuestas significativas, destacan las de los fondos activistas Mason Capital y Flat Footed, que ya superan el 3% necesario para ser considerados accionistas relevantes; y el banco de EE.UU. JPMorgan Chase, que superó los tres puntos el pasado 15 de abril, vía instrumentos financieros. Cabe decir que la entrada de JP se ve como un movimiento especulativo, a la espera de una posible OPA muy por encima de los niveles de precio actual; una estrategia similar a la que seguiría el fondo británico Melqart, que afloró un 1,07% a principios de este mes.