Grifols vuelve a sobrevivir bajo mínimos después de la debacle en sus resultados anuales. La firma de hemoderivados presentó el pasado viernes un balance anual que se dejaba por el camino el 71% del beneficio de la compañía –con unas ganancias de 59 millones de euros–. Y no solo: la cuenta no estaba auditado, según reconoció la misma multinacional, por ningún agente externo; hecho que despertó el pánico de los porucs mercados financieros. A la espera que la consultora KPMG acabe la auditoría del documento –tiene hasta el 8 de marzo; es decir, hasta este viernes– el valor bursátil de la multinacional de la familia Grifols se ha vuelto a derrumbar en cuestión de días. Después de una recuperación a ojos de los inversores que los hizo acercar a los 12 euros por acción, el desastre de las últimas jornadas la sitúa en un valor por título de 6,90 euros, en mínimos desde el inicio de la crisis reputacional.
La sangría de inversión que ha sufrido Grifols durante las últimas jornadas ha servido para despertar los especuladores, que han vuelto a ver la oportunidad de enriquecerse a raíz del desastre de la catalana. Sin ir más lejos, el pasado martes –cerca de una semana después de la publicación de resultados– Gotham hizo público un tercer comunicado contra la farmacéutica en el cual cuestionaba su fair play contable. «Grifols –argumentaba la bajista fundada por Daniel Yu– tendría que hablar menos de su elevado estándar hasta que actúe de manera de acuerdo con sus intenciones declaradas públicamente». Gotham, pero, no es el único actor especulador del mercado que ha apostado en corto contra Grifols: atendida la mala situación de la compañía, ente como el fondo Marshall Wace –propiedad del inversor próximo al partido liberal y fundador de la cadena afín a la derecha británica GB News Paul Marshall– o la cortista Melqart, mediante su vehículo Melqart Opportunities Master Fund. Unidas a las apuestas a la contra de Qube y Millenium, las posiciones en corto superan el 3% –si bien podría ser superior, en cuanto que la Comisión Nacional del Mercado de Valores solo informa de las participaciones superiores al 0,5% de el capital social de la empresa–.

Moody’s atiza el pánico
Las posiciones en corto no son, pero, el único problema de Grifols. Atendidos los tremors bajo los pies de uno de los grandes pilares de la farmacia catalana, la agencia de calificación crediticia con sede en Nueva York Moody’s decidió el pasado martes congelar el rating de Grifols a la espera de la respuesta de KPMG. Grifols, a ojos de Moody’s, tenía hasta esta semana una calificación como activo de B2, si bien la agencia se guarda la posibilidad de rebajarlo atendidos sus últimos movimientos. No es solo la carencia de fiscalización, pero, el hecho que más teme la gestoría: la bajada de el flujo de caja y el endeudamiento que mostraba la catalana también han extendido el temor en el capital –atendiendo, además, que el 2025 vence una parte importante del pasivo de la compañía, con dos bonos y una facilidad de crédito que llegan a su ocaso–. Las últimas operaciones de la multinacional para reducir el endeudamiento –como por ejemplo la venta de Shangái RAAS– no han conseguido que el mercado confíe.
La CNMV, «muy avanzada»
Más definitiva que la auditoría de cuentas de KPMG será la respuesta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en la investigación puesta en marcha con el primer informe de Gotham. Si bien el regulador bursátil va más lento que sus contrapartes privadas, el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, reveló la pasada semana que el informe sobre Grifols está «muy avanzado», y se publicará «cuanto antes mejor». A pesar de los movimientos en corto y la vez que han supuesto para la catalana y el conjunto del Ibex 35, Buenaventura ha defendido los bajistas, asegurando que son una «fuente de liquidez» para el mercado financiero. A pesar de las alabanzas del presidente del órgano de competencia, Grifols amplía todavía más la rendija: desde la segunda semana de enero, la firma de hemoderivados ha perdido más de 4.000 millones de euros en valor bursátil, ha reformulado su dirección y se encuentra en el punto de mira de los inversores por posible maquillaje de cuentas. Solo desde el pasado 28 de febrero, la catalana ha perdido más de un tercio de su valor; y la resolución de KPMG puede profundizar todavía más el agujero contable de la familiar.