Grifols parece haberse bajado de la montaña rusa que conducía desde hace un año y medio. La farmacéutica catalana encadena dos trimestres con crecimientos del beneficio en varias magnitudes -triplicó entre enero y marzo, hasta los 62 millones; y ha quintuplicado hasta junio, con 177 millones en el semestre-, y algunas de sus metas clave apuntan a un curso mejor de lo esperado. Durante una llamada con analistas tras la publicación de los resultados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el CFO, Rahul Srinivasan, ha reiterado en varias ocasiones que «si se aplica una progresión lineal, estaríamos por encima del plan de ruta» indicado en el Capital Markets Day del pasado mes de febrero. Dado que el segundo semestre del año suele ser más intenso en cuanto a la actividad de los hemoderivados; y que algunas de las cargas de gasto, especialmente la financiera, también irán a la baja, los 3.677 millones en ingresos y el Ebitda de 876 millones auguran, como mínimo, cumplir con las metas pactadas –7.600 millones en cuanto a facturación y más de 1.900 millones en el resultado bruto de explotación-. «El fuerte inicio de 2025 ha continuado durante el segundo trimestre», ha celebrado el consejero delegado, Nacho Abia; quien ha expuesto ante los ojos del mercado unas cuentas «robustas en todos los segmentos financieros y de negocio». La expectativa para el accionariado, así como para la jerarquía de la empresa, es clara: cauterizar la herida abierta por el informe bajista del fondo especulador Gotham City Research en enero de 2024, y hacer converger la operativa con la visión del mercado.
Las aguas en las que ha tenido que navegar la empresa no han sido tranquilas. Con cerca del 60% de su negocio procedente de Estados Unidos y Canadá, la catalana está en el punto de mira de la guerra comercial; más aún dado que el sector farmacéutico no goza de las nuevas certezas generadas por la capitulación comercial de la Comisión Europea. Aunque su industria todavía no conoce los aranceles que Washington aplicará a corto plazo, Srinivasan celebra una «resiliencia» organizativa y de negocio que se fundamenta en una red productiva más amplia que la de la competencia. Como destaca el CFO, la firma cuenta con más de 300 centros de plasma en territorio estadounidense, y cuenta con «la red más amplia de la industria» fuera del país. Esto permite que los resultados sobrevivan a los hipotéticos aranceles, a ambos lados: puede centrar la cadena de valor en ambas orillas del Atlántico, como demuestra su reciente inversión en una nueva instalación en Lliçà de Vall, en la que invertirán unos 160 millones de euros.
También han conseguido un importante escudo contra el desequilibrio de divisas: en tanto que concentra tanta parte de su negocio en EE.UU., el abaratamiento del dólar respecto del euro arriesgaba un resultado a precios corrientes «decepcionante», a ojos de algunos analistas consultados -aunque no le otorgaban más importancia-. La compañía reconoce que la apreciación del euro «puede afectar los ingresos y el EBITDA», tanto en el segundo trimestre como a partir de junio. Ahora bien, aseguran que «el impacto será prácticamente neutral» en las variables más relevantes, como el beneficio, el apalancamiento y la generación de caja. «Esta previsión se fundamenta en la solidez del negocio subyacente y la implementación de medidas específicas», razonan. Estados Unidos añade otro yugo -este más esperado- al balance, en forma de los efectos de la Inflation Reduction Act, uno de los paquetes legislativos estrella de la administración Biden, que ha tenido un impacto de 58 millones de euros sobre el balance. Ahora bien, Srinivasan apunta al crecimiento del resultado antes de impuestos -un 170% más que en el mismo período del año anterior- para asegurar que, incluso con este gasto, «el avance del negocio es fuerte». Así lo observa también el head of equity de TREA Capital, Xavier Brun, quien señala la relevancia de que «los resultados hayan ido bien cuando el fX ha ido en contra».

Las buenas perspectivas han permitido avanzar las previsiones de generación de caja, la gran variable observada por los analistas desde la crisis de Gotham, en tanto que detalla la capacidad de la compañía para enfrentar los próximos vencimientos de deuda. Con los datos del primer semestre en la mano, Srinivasan y Abia han mejorado en 25 millones la previsión de FCF para 2025, hasta un rango de entre 375 y 425 millones de euros. También ha mejorado a un ritmo satisfactorio el desapalancamiento: la ratio de deuda a Ebitda ha caído hasta 4,2 veces, un factor de 0,6 por debajo del cierre de 2024 y de más de un punto completo si se compara con el mismo período del curso anterior. Estas dos variables han sido centrales para que el Consejo haya aprobado un retorno al dividendo cuatro años y pico después: el último pago a cuenta correspondía al primer semestre de 2021. La frenada de 2022, en medio de la compra de Biotest y aún bajo los efectos de la pandemia, parece haberse revertido completamente. «Volvemos al ciclo tradicional de Grifols», ha declarado el jefe financiero. Es decir, se espera un segundo dividendo a cuenta correspondiente a 2025 de cara a la primera mitad del próximo curso.
Bienvenida al mercado
A pesar de que Grifols ha esperado hasta el cierre de mercado en el Estado para pronunciarse sobre los resultados, la cotización en Estados Unidos denota una buena acogida. Los ADR de la catalana en el índice industrial Nasdaq escalan cerca de un 3%, y vuelven a superar los 10 euros por acción por primera vez desde 2023. En el parquet local, los títulos de Grifols han cerrado la jornada del martes alrededor de los 12,4 euros, un ligero retroceso respecto del lunes en una jornada movida para el sector farmacéutico en la bolsa. Los accionistas consultados por este medio van en la misma línea que el conjunto de los inversores y, de hecho, esperan que las alzas se conviertan en estructurales. Eduardo Breña, presidente de la Asociación de Accionistas Minoritarios de Grifols (AMG), asegura que «el retorno al dividendo, la reducción de la deuda y de la ratio de apalancamiento, así como el incremento del flujo de caja libre y del beneficio neto hasta 177 millones de euros, permiten que contemplemos que el valor intrínseco se comience a reflejar en la cotización». Tanto los minoristas como otros expertos sostienen que, observando los fundamentales de la compañía, los títulos deberían moverse por encima de los 20 euros; y esperan que esta convergencia se produzca más pronto que tarde.
La senda de crecimiento que revelan estos resultados, a juicio de los accionistas minoritarios, alejan aún más las interpretaciones de Gotham y otros actores. Según Breña, la gestión de Abia y Srinivasan, así como la del conjunto del consejo -familia fundadora incluida- «nos ha permitido conocer la falsedad de los interesados y dirigidos ataques contra los Grifols y, con igual proximidad y colaboración, proteger el interés social y la creación de valor». Ya en un comunicado el pasado lunes, la entidad apuntaba que «se cumplirían las previsiones y Grifols mejoraría todas las magnitudes comparables» -y así ha sido, con cierto margen al alza-. La multinacional, pues, parece estar fuera del peligro creado por el informe bajista de enero de 2024. Ahora, como sostienen los directivos, el reto está en el plan de creación de valor. «Hay muchos factores externos, pero Grifols está bien posicionado para navegar la incertidumbre», ha declarado Abia.