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Grifols rompe resistencias en la bolsa entre crecientes tensiones por la OPA

Grifols hace tiempo que ve la luz al final del túnel creado por el fondo especulador Gotham City Research el pasado mes de enero. La multinacional catalana de hemoderivados ha encadenado desde finales de octubre una serie de victorias bien vistas por el mercado. En cuestión de una semana, la administración estadounidense aprobó un esperado tratamiento provisto por la firma; y la Securities and Exchange Commission -el equivalente estadounidense de la Comisión Nacional del Mercado de Valores española- cerró la investigación que inició a raíz del informe de Gotham sin sanciones, eliminando una de las últimas fuentes legales de incertidumbre que aún sobrevolaban la compañía. La semana pasada, finalmente, envía a la CNMV unos resultados que, según fuentes del mercado, «no son para tirar cohetes, pero van en el camino correcto», con un beneficio de 88 millones de euros desde enero, un ebitda de más de 1.200 millones -un 23% más que el año anterior- y unos ingresos de más de 5.200 millones, un alza del 8,6%. Más importante aún, registra un retroceso del endeudamiento hasta los 9.200 millones de euros, asegurando que «el desapalancamiento es la prioridad absoluta» de la dirección, ahora comandada por el nuevo CEO Nacho Abia. El pasado viernes, finalmente, el fondo canadiense Brookfield asegura los 11.000 millones necesarios para refinanciar el pasivo de la empresa y llevar adelante la OPA de exclusión que exploraba con la familia fundadora, gracias a un acuerdo con el Santander y Deutsche Bank que podría incorporar otros vehículos financieros de prestigio. «Es una verdadera buena noticia, y el mercado la premiará», describe el analista de mercados Adrián Hostaled en conversación con Món Economia.

A principios de semana, el equipo de análisis del Banc Sabadell identificaba una resistencia clara en torno a los 10,9 euros por acción -un umbral que no parecían capaces de superar desde el ataque bajista-. El encadenamiento de ganancias ha acelerado la valoración de la catalana por encima de los 11 euros por primera vez en cerca de un año, y así se ha mantenido durante toda la semana, a excepción de unas horas de titubeo el pasado martes. Voces financieras -Bankinter o los mismos analistas catalanes- han hecho una lectura ambiciosa del estado de los títulos de Grifols, identificando un posible retorno a los 14 euros que ostentaba antes de la crisis de Gotham. Las dudas del capital, sin embargo, no se han disipado, hecho que, para Hostaled, hace difícil explorar cotas más elevadas. «Están muy lejos hoy día; y no será fácil que ataque esta resistencia, porque ha perdido la confianza de los mercados», declara el especialista. Así, una cuestión de sensaciones podría limitar una escalada que, según las estimaciones del inversor y director del máster de Mercados Financieros de la UPF-BSM Xavier Brun, podría ser mucho más exitosa atendiendo las cifras del balance. «Desde el punto de vista de los fundamentos de la compañía, sin una OPA de exclusión en el horizonte, Grifols podría estar cotizando a 17 euros», comenta el experto. Alega, para defender este alza, que a raíz del sacudón de inicios de año la dirección ha erosionado de manera sustancial el endeudamiento -hay que recordar que se encontraba por encima de los 10.000 millones al cierre de 2023-.

La OPA de Brookfield, a juicio de Brun, pone un límite a la recuperación de Grifols en el mercado. Las cifras que corren por el mundo financiero, sin aún un papel definitivo, apuntan a una adquisición por 12 euros la acción, muy por debajo de las estimaciones que hace el experto -incluso de las más conservadoras que presenta Hostaled-. El equipo de análisis del Sabadell, cabe decir, apunta en el mismo sentido: a juicio de los especialistas de la entidad catalana, una oferta a estos niveles «infravaloraría la empresa». El docente, así, la ve como un claro tope; en tanto que, si los títulos se han de vender en unos meses a 12 euros, «nadie los comprará a un precio superior», hecho que borra cualquier incremento de precios de acuerdo con los resultados. A juicio de Hostaled, de hecho, la oferta final tendrá que ser más elevada que la que se prevé a estas alturas. «Supongamos que de aquí a cuatro meses, cuando se explore la compra, el precio de la acción de Grifols tendrá algún tipo de prima»; precisamente por la distancia que existe entre la valoración actual y la que, según los expertos, sería razonable para una multinacional en el estado financiero -y en la rama de negocio, especialmente segura en el caso de la farmacia y más aún si se habla de hemoderivados- de Grifols. Brun, en este sentido, es contundente: «En diciembre de 2023, la empresa llegó a cotizar cerca de 16 euros con peores resultados y más deuda. Con más ganancias y menos pasivo, con cálculos normales y corrientes, debería superarlo», afirma.

El presidente de Grifols, Thomas Glanzmann, y el consejero delegado, Nacho Abia, en la junta de accionistas / ACN
El presidente de Grifols, Thomas Glanzmann, y el consejero delegado, Nacho Abia, en la junta de accionistas / ACN

Unas previsiones alcistas

A medio plazo, las previsiones del mercado están muy lejos de los 12 euros que se prevé que proponga Brookfield. Analistas consultados por la agencia Europa Press situaban ya en septiembre el objetivo a principios del año próximo en unos 24 euros de media -desde firmas del prestigio del Santander, Citi o Mirabaud-. La lectura de Brun es aún más ambiciosa: el precio a medio plazo -a dos años-, para el inversor, debería ser de unos 30 euros por acción, unos niveles que recuerdan a los máximos de antes de la pandemia. A juicio del profesor, la actividad de la catalana y el rendimiento de su sector justifican materialmente este objetivo -«la acción no deja de ser un precio por metro cuadrado de la empresa», comenta-. Las cotizaciones de las grandes farmacéuticas estadounidenses, por ejemplo, se cuentan en los centenares de dólares -Eli Lilly supera los 740 dólares, mientras que Novo Nordisk ronda los 710; todo ello tras una relevante caída a raíz de los dudosos nombramientos de la nueva administración Trump-. Grifols está lejos de la capacidad de estos gigantes, pero funciona con las mismas seguridades. «Si te están operando, recibirás los productos de Grifols sí o sí; y la cantidad de producto vendido es muy grande», comenta Brun. Además, su materia prima -el plasma- experimentará, según las estimaciones de la industria, una importante caída en 2025, hecho que «rebaja directamente los costos de la catalana». Con este aumento de actividad, unido a unos gastos necesariamente más bajos, los márgenes podrían escalar con fuerza en 2025: «De los 1.600 millones de ebitda que pueden tener este año; el curso que viene podrían llegar a los 2.000 millones», detalla el profesor.

Dudas entre los accionistas

Sobre estas previsiones materiales, algunos accionistas tienen dudas sobre el camino a seguir en adelante. Para Hostaled, la brecha clave se encuentra en la diferencia entre el precio que algunos inversores pagaron para entrar en el capital de la empresa y los objetivos de venta a Brookfield. «Compraron los títulos a precios muy diferentes; muchos por encima de los 20 euros. El castigo del mercado ha sido duro», detalla el analista, recordando los golpes que recibió la empresa en Estados Unidos antes incluso de la crisis de Gotham -por ejemplo, un importante despido colectivo a principios de 2023-. Dada esta diferencia y la infravalorada acción, muchos inversores han mostrado sus resistencias ante una operación que consideran «oportunista». Entre los más vocales se encuentra Mason Capital, que ostenta el 2,1% de las acciones tipo A de la firma -las que garantizan derecho a voto-. En una dura misiva, el fondo aseguraba que «el 69% del capital que no pertenece a la familia fundadora es capaz de arreglar los fallos de gobernanza y desbloquear así un enorme valor. Brookfield no es necesaria».

Imagen de la Bolsa de Madrid / EP
Imagen de la Bolsa de Madrid / EP

En este sentido, Brun teme que el fondo use la operación para revender la empresa a medio plazo a su valor real, generando grandes beneficios. «Siempre dicen que quieren obtener rendimientos del 30% anual; y, sin que pase una barbaridad, en dos años las acciones deberían elevarse a los 30 euros», sostiene, de nuevo, el profesor de la UPF-BSM. Una lectura similar parecen hacer otros participantes del capital de la firma que, a pesar de las tensiones, continúan apostando por ella. Es el caso del fondo estadounidense Brandes Investment Partners, que elevó su participación en las Tipo B hasta el 13,47% del capital el pasado viernes. Grifols se convierte, así, en el undécimo valor de la cartera de uno de los vehículos más relevantes de Estados Unidos, con un paquete de cerca de 155 millones de títulos. Demuestran, pues, que hay un cierto consenso de que comienza a volver la paz a la operativa de la empresa. «Grifols es muy predecible: clientes crónicos y costos a la baja. Blanco y en botella», concluye Brun.

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