Grifols continúa avanzando hacia la salida del túnel del 2024. La dirección de la compañía ha presentado ante los accionistas unas guías internas de crecimiento de facturación, ebitda, beneficios y generación de caja que han satisfecho a los inversores. Según el plan estratégico introducido por el CEO Nacho Abia, la multinacional catalana de hemoderivados espera disparar las ganancias antes de impuestos hasta los 2.900 millones de euros en el año 2029. Ese mismo año, proyecta el documento, Grifols elevaría la generación de caja hasta los 1.200 millones de euros. De cara al 2025, las estimaciones también son potentes: el consejero delegado ha reiterado la intención de alcanzar los 2.000 millones de Ebitda, con una generación de caja de 500 millones de euros, una cifra que parte del accionariado consideraba relevante para el próximo año en los últimos meses. El mercado ha recibido con especial entusiasmo las noticias de Abia: a las 14:30 horas, antes de comenzar el Capital Markets Day -el evento con inversores donde han comunicado estos avances- la acción cotizaba poco por encima de los 9,4 euros, un aumento respecto al cierre del miércoles de entre el 5 y el 6%. Horas después, ya con las nuevas informaciones, los títulos de la catalana rozan los 11 euros, cerca de un 14% más que hace 24 horas. «Transmiten mucha confianza, tanto en los resultados como en la gestión», valoran fuentes del accionariado en conversación con Món Economia.
Más allá de los buenos resultados sobre balance, la dirección de la empresa ha declarado su intención de recomprar Haema y BPC al family office de la familia, Scranton; dos transacciones nucleares en el informe de Gotham City Research contra los valores catalanes. Según se ha conocido este mismo jueves, a finales del pasado mes de octubre la cotizada ya se habría movido para comprar Haema Plasma, empresa húngara, por unos 35 millones de euros, y reintegrarla a sus libros. La compra adicional de BPC, así, desharía las operaciones vinculadas a Scranton; y ayudaría, según apuntan los analistas consultados, a cumplir con el aumento de la demanda que se espera para los productos de hemoglobina en los próximos años. La operación «garantiza el suministro de plasma para el crecimiento en el extranjero», ha añadido el director financiero, Rahul Srinivasan, en su intervención en la jornada con accionistas. También se ha reiterado la expectativa de integrar Biotest, filial de Grifols, si bien este movimiento se hará cuando «sea oportuno». Voces cercanas al accionariado apuntan, además, que se consolida así un movimiento más para mejorar la gobernanza de la empresa, en el sentido que pedían los fondos activistas estadounidenses Flat Footed y Mason Capital. «A la familia ya le interesa que la acción vuelva a cotizar a buenos niveles», analizan estas mismas fuentes; y se mueve en la línea que reclaman los mercados.

Lejos de Brookfield
Con la subida del precio de la acción que ha acumulado Grifols en las últimas dos horas, la cotización supera por primera vez desde mediados de diciembre la oferta que había puesto el fondo canadiense Brookfield sobre la mesa. Cabe recordar que los potenciales compradores, en la OPA que presentaron a la dirección, valoraban a la catalana a un precio de unos 10,5 euros por acción, muy lejos del consenso de los mercados. Ahora, sin embargo, los títulos rozan los 10,9 euros -aún por debajo de los niveles que habían alcanzado justo antes de la retirada de los canadienses, cuando superaban los 11,2 euros-. A juicio de analistas consultados, la sombra de la oferta pública de adquisición aún limita parte del crecimiento de la farmacéutica en la bolsa. Cabe recordar que la operación de refinanciamiento que llevó a cabo Grifols a finales del pasado mes de diciembre -que les permitió salvar los urgentes vencimientos de deuda de 2025 y 2026- dejaba una puerta abierta, tal como publicó el portal estadounidense Bloomberg, a un retorno de Brookfield en caso de default de los préstamos. «Los inversores aún temen que haya una nueva OPA a 10,5», lamentan voces accionarias, a pesar de que este umbral haya sido ampliamente superado.
El movimiento de la acción a raíz de los resultados reivindica las posiciones críticas con la OPA, lideradas por los estadounidenses Mason Capital y Flat Footed. Entonces, los inversores -ahora relevantes, ambos por encima del 3% tras el aumento de posiciones de Mason- aseguraban que el potencial de la catalana era mucho superior al registrado por la oferta de Brookfield. Fuentes cercanas a estas posiciones recuerdan que, entonces, querían ejecutar la exclusión de bolsa con celeridad para evitar precisamente un movimiento como este. «Brookfield tenía los libros de la empresa, sabía que esto pasaría, por eso quería moverse rápido», comentan las mismas fuentes.
Un valor por encima de la proyección
Habrá que ver, a raíz de la buena racha marcada por la presentación de resultados y el Capital Markets Day, cuál es la reacción de los analistas y los inversores en adelante. Ahora mismo, cabe recordar, la valoración objetivo de Grifols se sitúa en los 15,99 euros, muy por encima de la que mostraba antes de las últimas informaciones. Ahora bien, esta valoración se fundamentaba en los datos previos a la última semana, y no había oscilado aún con las proyecciones favorables de los mercados tras el rendimiento de su competencia, CSL Behring. A juicio de voces accionarias, el precio de los títulos debería ser mucho más elevado de lo que hay ahora, sí; pero también superior a este paréntesis entre los 15 y 16 euros. «Si se hace la comparativa, con los libros en la mano, Grifols debería valer más ahora que antes de la crisis de Gotham», argumentan -apuntando a la mejora de negocio, de capital circulante y de generación de caja, entre otras variables-. Entonces, cotizaba por encima de los 14 euros. «Que alguien venga y me explique por qué ahora no está a 17 o 18», sentencian.