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Grifols enfrenta su primera prueba de fuego en los mercados tras la crisis

Grifols se enfrenta a dos fechas clave en poco más de 48 horas para revertir su situación un año después de la crisis provocada por el informe del fondo especulador Gotham City Research. En poco más de trece meses, la compañía catalana ha perdido millones de euros en capitalización, con una caída cercana al 40% del precio de la acción. Asediada por acusaciones de mala gobernanza y ante un profundo problema con el endeudamiento causado por la expansión inorgánica de los últimos años, la multinacional de hemoderivados presentará el próximo miércoles sus resultados con el corazón en vilo, pero en un contexto favorable. Los balances del principal competidor de la catalana, CSL Behring, confirmaron la pasada semana las buenas perspectivas para el sector del plasma que asumían buena parte de los mercados, con costos mucho más bajos y una demanda en crecimiento estable. Visto el contexto, los observadores financieros han mejorado sus perspectivas respecto al estado de resultados de la compañía, aunque se mantienen expectantes respecto a las variables esenciales del año. La dirección, pues, espera dejar atrás el conflicto con el ataque bajista de enero de 2024, así como la fallida OPA de exclusión del fondo canadiense Brookfield. Solo lo logrará, no obstante, si los números cuadran.

Los mercados, hay que decirlo, ven con buenos ojos sus capacidades. Grifols ha sido uno de los valores estrella del Ibex-35 el último mes, con un alza a 30 días de un 11% del precio de la acción. Al cierre de la sesión de este martes, la compañía cotiza por encima de los 9,6 euros, muy por encima de los mínimos donde se hundió tras el fiasco de Brookfield. La escalada la ha dejado, de hecho, cerca de una de sus resistencias clave, los 9,95 euros; un umbral que, en caso de superar, volvería a disparar los títulos por encima de los dos dígitos. Fuentes inversoras, sin embargo, ven difícil que la valoración escale tanto en las horas previas al balance, en tanto que buena parte del capital «espera tener toda la información» antes de moverse a favor de la compañía. Más tarde, incluso: al día siguiente de comunicar sus cuentas a la CNMV, la compañía reunirá a los inversores en Londres en un esperado Capital Markets Day, la prueba de fuego para los inversores que servirá para establecer definitivamente el sentido de la relación con la bolsa en los próximos años. Los inversores esperan «indicaciones claras» sobre las expectativas de la dirección, especialmente respecto a la capacidad de generar caja libre -variable esencial para abordar la aún punzante crisis de deuda que sufren-.

El consenso de los expertos lee un balance de calidad, con un beneficio más que sólido. El mercado descuenta unas ganancias de 293 millones de euros, una bottom line que triplicaría la del año anterior. Según las lecturas inversoras, los resultados definitivos de 2023 estaban aún lastrados por la pandemia, que provocó un enorme alza en el precio del plasma -materia prima esencial para la cadena de valor de Grifols-, y detuvo el consumo de los productos finales tras un importante sobrealmacenamiento de un consumidor temeroso, especialmente durante el confinamiento. El 2024 debía ser el primer año que registrara las tendencias presentes, con un material más barato y una normalización de la demanda a corto plazo. De hecho, según las expectativas del banco Renta 4, la compañía podrá celebrar un cuarto trimestre en máximos históricos de facturación, rozando los 2.000 millones de dólares, gracias a la fuerte demanda que muestran sus soluciones, especialmente en EE.UU. Por su parte, los observadores de Barclays contemplan un alza de los márgenes de Ebitda de tres puntos, hasta el 27% en los tres últimos meses del pasado ejercicio. Así, los fundamentales de la compañía se muestran sólidos.

El stand de Grifols en el congreso Biospain / ACN
El stand de Grifols en el congreso Biospain / ACN

Con esta mejora de los ingresos antes de impuestos, Grifols mejorará uno de sus ratios clave, el de deuda/Ebitda, que caería hasta poco más de 4 después de haber escalado hasta una relación de 6,4 en 2023. El endeudamiento financiero neto de la empresa se mantendrá relativamente estable, por debajo de los 8.200 millones de euros; si bien el refinanciamiento logrado a finales del pasado mes de diciembre deja margen para respirar a la directiva, que no tendrá que enfrentar vencimientos relevantes hasta 2027. Ya deberían, no obstante, mostrar una capacidad de creación de flujo de caja libre suficiente para demostrar que, cuando toque, tendrán suficiente líquido para enfrentar los pagos. El free cash flow será, de hecho, la clave del éxito o el fracaso de las próximas 48 horas para Grifols: una generación sólida puede disipar una buena cantidad de dudas entre los inversores, demostrar los fundamentos del negocio y comenzar una escalada moderada en la bolsa. Una decepción en esta variable, sin embargo, podría ser letal; especialmente si el nuevo director financiero, Rahul Srinivasan, no es capaz de convencer a los accionistas de que el agujero es de carácter coyuntural. El escenario base de Barclays, sin embargo, es positivo, y estima una capacidad de generación de 300 millones de euros para 2025. Otras voces del mercado consultadas por Món Economia son aún más ambiciosas, y aspiran a alcanzar un guidance de 500 millones de euros.

Recuperando a los analistas

Con todo, las últimas semanas dejan un buen sabor de boca a la industrial catalana en cuanto a las valoraciones que los principales actores del mercado hacen de su capacidad de prosperar durante el curso entrante. Recientemente, el mercado celebró el retorno del banco estadounidense Morgan Stanley a la observación de los títulos, con unas perspectivas más que halagüeñas. Según MS, el buen rumbo de su sector permitía hacer estimaciones ambiciosas respecto de las perspectivas bursátiles de la empresa. En el momento de publicar su estimación, los títulos se movían por debajo de los 9 euros; si bien las proyecciones del banco situaban el objetivo en torno a los 13 euros, un incremento del 75% a medio plazo. Esta lectura, cabe decir, consta entre las moderadas en cuanto a la escalada de la capitalización de Grifols: el consenso de los analistas, recogido por la misma empresa, sitúa el objetivo cerca de los 16 euros. Cabe recordar que, cuando la acción rondaba los 8 euros, el histórico banco alemán Berenberg le otorgaba un potencial del 100% para 2025, en línea con este acuerdo tácito en el mercado.

Solo dos de los observadores de Grifols se mantienen aún pesimistas: Bankinter, históricamente muy crítico con la dirección de la empresa, recomienda a sus clientes que vendan las acciones; así como lo hacen los franceses Oddo BHF. 12 voces financieras, sin embargo, aconsejan a los usuarios que compren acciones de la multinacional, incluso después de la reciente subida. Los tres restantes, cabe decir, se mantienen neutrales; si bien su distancia respecto de la compañía es más una cuestión de gobernanza que de resultados. Es el caso de Alantra Capital, que en un reciente informe desmenuzaba la estrategia de la anterior dirección. Para el vehículo madrileño, Grifols debería «cortar todos los lazos» con el family office Scranton, una pieza clave del entramado denunciado por Gotham; así como «centrarse en el crecimiento orgánico» y abandonar el período de compras agresivas que marcó la pasada década. En este sentido, la entidad espera confirmar las perspectivas del mercado respecto a los resultados y, especialmente, la erosión del apalancamiento antes de mejorar su lectura.

El presidente de Grifols, Thomas Glanzmann, y el consejero delegado, Nacho Abia, en la junta de accionistas / ACN
El presidente de Grifols, Thomas Glanzmann, y el consejero delegado, Nacho Abia, en la junta de accionistas / ACN

Gobernanza «de Champions»

La compañía, cabe decir, deberá dirigirse a un accionariado muy diferente del que podía escuchar sus mensajes antes de la crisis de Gotham. El movimiento de títulos ha sido tan grande en los últimos 13 meses que, en suma, habría cambiado de manos más del 170% del capital de la compañía, según cálculos del mercado. Además, la dirección se encontrará con fondos «activistas»; inversores críticos con la gestión de la familia fundadora que reclaman consolidar el cambio de rumbo en la gobernanza de la empresa, cada vez desde posiciones más amplias dentro del capital. Especialmente relevantes serán los mensajes que se puedan extraer de Mason Capital, protagonista de la oposición a la OPA de Brookfield desde el pasado verano, y Flat Footed, ambos con una participación superior al 3% -es decir, dentro del rango de accionistas relevantes-. Los movimientos de los críticos, hasta ahora, se cuentan por victorias, con la caída de la oferta de adquisición canadiense y el acceso de su hombre Paul Herendeen al consejo de administración, confirmado el pasado mes de noviembre. El próximo objetivo: el abogado Tomàs Dagá, uno de los perfiles de más confianza de la familia Grifols y recientemente jubilado del bufete Osborne Clark. «No pararán hasta que no se deshagan de Dagá», aseguran fuentes cercanas al capital de la catalana. «No puedes jugar la Champions con un consejo de tercera regional. Se necesita transparencia absoluta, porque el valor de Grifols puede ser el doble de lo que hay ahora», sentencia la misma fuente.

En este mismo sentido se lee la salida definitiva de Thomas Glanzmann de la compañía. Después de concentrar todos los poderes ejecutivos a finales de 2023, Glanzmann -hombre de confianza de la familia Grifols y figura clave en el family office Scranton- perdía las atribuciones de CEO a mediados de 2024, en plena crisis de Gotham, en favor del nuevo consejero delegado, Nacho Abia. Este mismo martes, cerca de dos meses después de haber delegado todas las funciones corporativas en Abia, la compañía anuncia su sustitución completa por Anne Catherine Berner, consejera independiente de la corporación y exministra de transportes de Finlandia, como presidenta no ejecutiva.

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