La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución, ANGED, ha calculado que la reducción de jornada laboral a 37,5 horas tendría un impacto de 461 millones de euros para las empresas asociadas. Los costes laborales, aseguran, subirían un 5,8% “por la pérdida de 24,2 millones de horas de trabajo anuales”. En un comunicado, la asociación carga contra el gobierno español para querer “cambiar las reglas del juego” impulsando una reducción de jornada sin pactarlo con el sector. “Se necesitan fórmulas flexibles para adecuar la organización del trabajo”, asegura la patronal, que recuerda que en el comercio la presencialidad es esencial.
Según los datos del ANGED, para el conjunto del comercio el impacto económico podría llegar a los 2.900 millones de euros y a agraviar la brecha de productividad entre grandes y pequeñas empresas. El economista en jefe de la asociación, Yolanda Fernández, sostiene que las grandes distribuidoras, que representan el 12,3% de la ocupación total del comercio, asumirán “el 16% del coste total de la reducción de la jornada, a causa del hecho que prácticamente toda su plantilla la forman asalariados”.
Por eso, según ANGED, la productividad de las pequeñas y medianas empresas se puede ver especialmente perjudicada por la reducción de la jornada laboral. “Las pymes tienen menor capacitado de anticipar y flexibilizar los turnos de personal”, defiende el economista, que recuerda que al sector del comercio un 97% de las empresas tienen menos de 10 empleados.

La fórmula que proponen para mejorar la conciliación
El modelo a seguir para ANGED es el del convenio colectivo de los grandes almacenes, que mantiene una jornada de 1.770 horas el año a cambio de un aumento del 17% en los salarios y medidas de conciliación como la planificación trimestral, la limitación de los domingos y festivos que se trabaja y los descansos “de calidad”. “Las fórmulas acordadas en nuestro convenio permiten anualizar la jornada y ofrecen a las empresas mecanismos de flexibilidad porque las reducciones efectivas de jornada de los trabajadores se hagan en momentos de menor actividad, sin perder productividad”, concluye Fernández.