Fomento del Trabajo alerta que los ayudas públicas a la industria en el Estado son sustancialmente más bajos que a los competidores europeos. Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, las ayudas públicas al sector productivo español escalaron en 2021 hasta el 1,69% del producto interior bruto, más de seis décimas por debajo de la media europea (2,3%) y un punto y medio inferior al líder continental, Alemania (3,37%). Las subvenciones que sí que se entregan, además, tienen un carácter sustancialmente menos transformador que a los mercados competidores: un 61% del dinero entregado por el sector público a empresas españolas tenían «un carácter coyuntural», dedicados a cubrir los efectos de la crisis sanitaria; un dato que en la UE madriguera hasta el 57%. En este sentido, la organización empresarial presidida por Josep Sánchez Llibre reclama «reforzar las políticas públicas de ayuda a la industria»; un hito imprescindible, aseguran, para competir en «un mercado único».
Según los datos de la CNMC recogidas por Fomento, el Estado se encuentra entre los peores en cuanto a ayudas públicas regulares al sector productivo dentro de la UE. No solo grandes economías como, como la alemana o la sueca, superan la administración española en asistencia a su secundario: Eslovaquia, Rumanía o los Países Bajos se encuentran también por sobre -si bien no llegan a la media comunitaria-. Economías como la italiana, entre otras, superan ligeramente España en dedicación pública al tejido empresarial, con un 1,77% del PIB. La polaca, por su parte, supera España en décima y media.
Instrumentos dudosos
Más allá de la ratio de ayudas sobre el PIB, Fomento pone el foco en el formato mediante el cual el dinero público llegan a las empresas. Hasta el 2019, la inmensa mayoría de las ayudas, cerca del 73%, se ejecutaban como subvenciones. Durante la pandemia, los créditos ICO toman protagonismo con un 37% del capital, desplazando las concesiones a fondo perdido hasta el 52% del total. La patronal, pero, exige un mayor desarrollo de las deducciones fiscales, un instrumento que se quedó en el 5,61% de la asistencia estatal a empresas el año posterior a la pandemia. El instrumento impositivo, aseguran desde fomento, «se tendría que potenciar, puesto que facilita la gestión de las ayudas en no sujetarse a plazos» y cargar negocios e instituciones de «menor burocracia y dilación».