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Escepticismo en el mercado con la posible venta de la filial británica del Sabadell

El calendario de la OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell llega a sus últimas páginas. El próximo jueves 26 de junio el gobierno español agota el plazo para cerrar la fase 3 de estudio de la oferta, y todo apunta a que mantendrá en vilo al mundo económico hasta el último momento. A la espera de las condiciones adicionales que el Consejo de Ministros pueda imponer sobre la potencial fusión, los dos bancos implicados continúan haciendo su particular campaña de cara a los accionistas, que mantienen la última palabra en un contexto cada vez más beligerante. Con este telón de fondo, el Sabadell ha sorprendido al mercado anunciando que estudia ofertas para venderse TSB, la filial británica que adquirió en 2015 a Lloyd Banking Group por unos 2.300 millones de euros. El pasado lunes, la entidad catalana confirmó con un hecho relevante a la CNMV las informaciones publicadas por el Financial Times, que apuntaban que la directiva de Josep Oliu y César González-Bueno habría recibido «ofertas no solicitadas» por su rama en las islas. Según el histórico medio londinense, voces dentro de la compañía verían la operación como un incentivo a los accionistas para «mantenerse de su lado» en la batalla con BBVA, mediante un reparto de «parte de las ganancias» que se pudieran alcanzar. Fuentes financieras consultadas por Món Economía, sin embargo, ven muy lejana la posible descapitalización vallesana. «Sería pan para hoy y hambre para mañana«, aseguran.

Cabe decir que, según ha confirmado el Sabadell, su posición es, por ahora, pasiva. En su nota a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la entidad confirmaba «que ha recibido indicaciones de interés preliminares y no vinculantes para la adquisición de la totalidad del capital social» de TSB. Lejos de ratificar alguna intención específica de deshacerse de la filial, el hecho relevante sostenía que «el Banco Sabadell analizará cualquier oferta vinculante que pueda recibir. Naturalmente, cualquier operación estaría sujeta al cumplimiento de todos los requisitos legales». Es decir, que no sería la directiva vallesana la que busca venderse la rama londinense, sino sus pretendientes -entre los cuales, según FT, constarían Barclays, NatWest y HSBC, así como la filial británica del Banco Santander, Santander UK- los que la persiguen activamente. Las cifras que, por ahora, se barajan para la operación -una vez más, sin fundamentos vinculantes- apuntarían a entre 2.000 y 2.500 millones de libras, entre 2.300 y 2.700 millones de euros. La rentabilidad de la compra ejecutada en 2015, pues, sería más que limitada. Según la analista de Renta 4 Núria Álvarez, a este cálculo se deberían añadir las inversiones del Sabadell en la operativa de TSB a lo largo de los años. «Si lo venden, mostrarán que están desesperados, porque la prima es muy baja», sostiene la experta.

Las voces financieras consultadas, de hecho, niegan cualquier beneficio en la venta de cara a la OPA del BBVA. Una venta como la de TSB supondría, a juicio del analista de mercados Javier Cabrera, una «descapitalización» que eliminaría la «diversidad geográfica» que ha adquirido el Sabadell en los últimos años. Se trata de una línea de negocio importante, especialmente con la intensa caída de los márgenes de interés que sufrirán la mayoría de mercados europeos en los próximos meses. En los resultados del primer trimestre, recuerda Cabrera, «el margen en el Estado bajó un 5%, mientras que en el Reino Unido escalaba un 9%». «Es una rentabilidad que ya tienen», argumenta Álvarez. En este sentido, la parte de la venta que se dedicara a un hipotético dividendo, como apuntaban las informaciones publicadas el pasado lunes, serviría como un parche a corto plazo; pero el accionista tendría menos incentivos para quedarse en el Sabadell cuando la oferta llegue a su fase de aceptación, en tanto que el catalán sería un banco con menos activos y menos vías hacia el beneficio. «¿Qué impediría a un inversor recibir el dividendo y, después, irse al BBVA, que garantizaría más crecimiento?», cuestiona el economista de Renta 4.

El ministre d'Economia, Carlos Cuerpo, amb el president del Banc Sabadell, Josep Oliu / EP
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu / EP

Además, los tiempos para completar la oferta serían extremadamente ajustados. El Sabadell solo tiene una semana hasta que la Moncloa emita su decisión respecto de la fase 3 y, una vez conocidas las nuevas condiciones, la CNMV tendría pista libre para emitir su juicio y activar el proceso de aceptación. Cabe recordar que, bajo el peso de la OPA, la directiva vallesana no podría tomar esta decisión, en tanto que responde a un deber de pasividad que les obliga a vincular cualquier movimiento estratégico a la aprobación de la junta de accionistas. Así, Oliu y González-Bueno tendrían que hacer un llamado al órgano para aprobar la venta de TSB. Con todo, el consenso entre los observadores especializados es que, en caso de deshacerse de su filial, «el Sabadell saldría perdiendo» en cualquier escenario que no planteara una oferta «imposible de rechazar». «Es una rentabilidad de un 20% en 10 años, no muy alta. La oferta no es atractiva», sostiene Cabrera. Un aumento sustancial, a ojos de Álvarez, es poco plausible, dado que la ratio entre valor de mercado y beneficio de los bancos británicos ronda, en general, el 8x; y aplicar este cálculo a TSB lo pondría en unos 2.600 millones de euros, poco por encima de los números que ya se contemplan.

La acción no se mueve

La información privilegiada se publicó el pasado lunes a mercado cerrado. Por tanto, en las primeras horas, no se pudo detectar el sentimiento del capital al respecto. Durante la primera mitad de la jornada de martes, sin embargo, la acción del Sabadell ha mantenido exactamente el mismo ritmo que registra el resto del sector financiero cotizado, con pérdidas superiores al 1% por el peligro económico que supone la guerra entre Irán e Israel. Con los movimientos de esta mañana, los títulos clase A del banco catalán se mantienen poco por encima de los 2,8 euros, un 1,3% menos que en el último cierre. A juicio de Álvarez, si los potenciales compradores vieran clara la operación, se habría experimentado un aumento de la demanda, dado que los inversores a corto plazo querrían entrar al precio actual en busca del potencial dividendo rápido. «Pero eso no está pasando, y eso significa que no se lo creen», apostilla la analista. Cabrera, por su parte, insiste en que el movimiento sería más perjudicial que beneficioso de cara al proceso de decisión de la OPA. «Si yo fuera accionista del Sabadell, sería un movimiento que no me gustaría mucho, porque, para evitar la compra por parte del BBVA, atacan la capitalización de la compañía», razona.

Imatge d'arxiu de la seu corporativa del Banc Sabadell a Sant Cugat del Vallès / Banc Sabadell
Imagen de archivo de la sede corporativa del Banco Sabadell en Sant Cugat del Vallès / Banco Sabadell

A punto de la Moncloa

Todo ello, a la espera de que el gobierno de Pedro Sánchez -ahora inmerso en el escándalo de las ramificaciones del caso Koldo- emita su juicio en fase 3. El mundo económico catalán ha presionado, desde el fin del análisis de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, para que la Moncloa imponga «condiciones estructurales» suficientes para detener la absorción. Sin embargo, cada vez más cerca del desenlace, las voces financieras de Madrid ven cada vez más lejos un revés irreparable a los intereses del BBVA. «No pondrán muchos obstáculos; quizás alguna condición adicional para justificar el tiempo que han dedicado», ironiza Cabrera, que da «una probabilidad muy baja» al bloqueo total de la fusión -pedido, entre otros, por el Círculo de Economía-. Y añade: «Sería muy rocambolesco, más aún en una situación como la actual, en la que Sánchez tiene otras preocupaciones». Álvarez, por su parte, se muestra convencida de que el reloj de la OPA «continuará corriendo» después de que se conozca el dictamen de la Moncloa. «No facilitará la compra, pero tampoco tiene fundamento para bloquearla», concreta la analista.

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