La endeudamiento de las pymes catalanas volvió a repuntar durante el 2021. Según los datos del último Anuario de la pyme de la patronal Pimec -que se elabora a dos años vista con los balances cerrados del tejido empresarial del país- un 25% de las empresas catalanas sufren un endeudamiento del 80% de su pasivo; una cifra elevada, si bien encara menor a la que se registraba antes de la crisis financiera del 2008, cuando superó el 90%. Si se observa concretamente el caso de las pymes, según los datos del informe, la estructura financiera del tejido empresarial ha empeorado después de años de reducción del pasivo e inversiones en recursos propios. En concreto, el 2021, la ratio de patrimonio neto sobre el conjunto del pasivo de las pymes del país va retroceder hasta el 53%, un 1,1% menos que el 2020 y un 2,5% por debajo del 2019. De este modo, el activo total de las pequeñas y medianas empresas respecto del pasivo ha caído después de años de recuperación.
Como recuerda el jefe de Estudios de la patronal Moisés Bonal, la actual estructura financiera de las pymes catalanas es mucho mejor que la del 2008 -el que explica el intenso impacto de la crisis financiera sobre el tejido empresarial del país-. Entonces, un 25% de las empresas sufrían un endeudamiento superior al 90%; con una ratio de activo sobre pasivo poco por encima del 40%. «De aquellas empresas, no queda ninguno», lamenta el presidente de la patronal Antoni Cañete. Pese a la mejor salud del empresariado, Cañete ha querido hacer durante la presentación del informe una «alerta temprana». El aumento de la ratio de endeudamiento empresarial y la caída de los recursos propios deja «muchas empresas y puestos de trabajo en riesgo, especialmente ante la actual coyuntura marcada por la subida de tipo de interés y la inflación». Justo es decir, en este sentido, que los datos publicados por Pimec corresponden al 2021, antes de la escalada de tipo impulsada por el BCE. Por lo tanto, la deuda actual es sustancialmente más cara de lo que se registraba entonces; y su efecto sobre la actividad empresarial puede ser más profundo.

Acción europea
Durante la misma ponencia, Cañete ha celebrado el nuevo reglamento europeo que obliga a las empresas a efectuar los pagos a proveedores en un plazo de 30 días. Un plazo legal, recuerda, que se sitúa muy por debajo de los ritmos reales de pago: en Cataluña, las empresas pagan a proveedores a 68 días de media, a pesar de que no todo el mundo muestra el mismo comportamiento. Según el presidente de la patronal, «las pequeñas empresas pagan a tiempo; mientras que hay empresas grandes que pueden demorarse hasta los 200 días». Cañete, estrechamente vinculado a la acción contra la morosidad vía la plataforma multisectorial que también preside, denuncia el llevar golpazo que los pagos fuera de plazo propinan al tejido empresarial. Según el presidente, «si el plazo máximo fundido de 30 días, el resultado mediano de las pymes hubiera mejorado un 15,8%. En el mismo sentido, lamenta que haya tenido que estar Bruselas quien establezca este reglamento, y no los niveles administrativos competentes a escala estatal y autonómica.
Mejor productividad
Más allá de la salud financiera, el Anuario de la Pyme registra una importante mejora en la productividad de las pequeñas y medianas empresas del país. Según se desprende de los datos del informe, el valor añadido sucio de las pymes catalanas se ha mantenido estable gracias a un aumento de la productividad próximo al 7%; un aumento que, apuntan, es «inversamente proporcional» al tamaño de la empresa. Es decir, las micros y pequeñas empresas han mejorado mucho más su productividad que las grandes. De este modo, el VAB de las pymes catalanas se mantiene al 62,8% del total de la economía catalana; con el 68,5% de la ocupación. El tejido empresarial también ha crecido en términos absolutos, con un 2,1% más de pymes el 2021 que el 2020. Así, las pequeñas y medianas empresas se estabilizan en el 99,8% del conjunto del ecosistema de negocio catalán. El 2021 fue también un año de recuperación en cuanto a los balances: durante el crudos estudiado, la rentabilidad financiera limpia se elevó hasta el 8,2%, casi cuatro puntos por encima del año anterior y ya cerca de los datos prepandémicos; mientras que la rentabilidad económica escaló hasta el 6,2%; frotando el 6,4% registrado el 2019.