La retirada de la Oferta Pública de Adquisición con la que el fondo canadiense Brookfield quería sacar a Grifols de la cotización ha generado todo tipo de efectos secundarios tanto en la multinacional catalana como en su mercado. A la intensa caída del precio de la acción, que cerró la sesión del pasado viernes poco por encima de los 8,6 euros -un retroceso cercano al 20% en solo cinco días- y la reaparición de la angustia por los vencimientos de la deuda se ha añadido un actor que hacía tiempo no era relevante dentro de la propiedad de la firma de hemoderivados: los fondos bajistas. Los inversores oportunistas que -como hizo Gotham en enero antes de lanzar el informe sobre la contabilidad- apuestan por los descensos en valor de las empresas donde toman posiciones. A finales de la semana pasada, el short seller AKO Capital, uno de los que más ha volado alrededor de Grifols desde el inicio de la crisis, recuperó una participación superior al medio punto porcentual en la compañía, según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
AKO, cabe recordar, llegó a estar presente como bajista en el capital de Grifols con una posición del 0,7%. La actual es ligeramente inferior al punto más alto. El pasado jueves, los especuladores elevaron su posición hasta el 0,57%; mientras que el viernes redoblaron la apuesta, escalando hasta el 0,6%. Cabe decir que, antes de este movimiento, las posiciones en corto permanecían por debajo del 1% -cifra que aún debe confirmar la CNMV, pero que previsiblemente será superada-. Así, AKO se establece como el único bajista con una posición superior al 0,5% en la multinacional catalana.
Durante los momentos más duros de la crisis, una multitud de vehículos inversores apostaron por las continuadas caídas de Grifols. Millenium, por ejemplo, conservó durante tiempo un 0,55%, aunque lo redujo hasta el 0,45% el pasado 14 de noviembre; mientras que AQR Capital conservaba un 0,49% de las acciones durante septiembre. Los británicos Marshall Wace todavía estaban presentes durante el verano, con un 0,48% a fecha del 21 de agosto. Cabe recordar que las posiciones en corto son apuestas por la bajada de la cotización de una empresa: uno de estos fondos toma prestadas acciones de un inversor, generalmente institucional, y las vende en el mercado a un precio determinado. Posteriormente, las recompra a un precio potencialmente más bajo para devolverlas a su propietario original y embolsarse el diferencial. Este fue el movimiento que llevó a cabo Gotham City Research antes de publicar el informe sobre la farmacéutica, mediante su asociado General Industrial Partners.

Fugas tras la OPA
Desde el primer anuncio de que Brookfield y la dirección de Grifols buscarían sacar la compañía de la cotización con una OPA de exclusión, varios fondos cazaopes reemplazaron a los bajistas en el capital de la catalana. Se trata de inversores que compran los títulos al precio de mercado para luego venderlos con la prima que suele acompañar un takeover. En este caso, los oportunistas entraron con las acciones oscilando entre los 9 y los 10 euros, y buscaban rendimientos elevados, con un hipotético precio de entre 14 y 15 euros por acción. Estos perfiles, sin embargo, huyeron del accionariado una vez que el fondo canadiense anunció su intención de ofrecer 10,5 euros por acción -un proyecto rechazado por la dirección de la empresa y que, finalmente, ha hecho caer el takeover-. Según varias fuentes del mercado, la retirada de este tipo de accionistas explicó buena parte de la caída de la catalana durante la primera jornada post-opa -el pasado jueves-. La actual, sin embargo, tendría más que ver con la necesidad de acceder a los mercados de capital en busca de refinanciar su deuda, dado el urgente vencimiento de 370 millones de euros que espera la compañía a principios de 2025.