Lo que por ahora es el último capítulo de la OPA hostil del BBVA al Banco Sabadell se cerró el pasado viernes con las mismas certezas que al inicio del abordaje, hace aproximadamente un año y medio. El corto período de aceptación -el banco opante se limitó al mínimo establecido por ley de 30 días– se agotó el viernes a las 12 de la noche, con escasas indicaciones de qué resultado dejará el próximo 17 de octubre, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores hará público el recuento final. Los dos implicados han comunicado sus previsiones, naturalmente contradictorias; mientras que el mercado va haciendo cálculos inconclusos. Nada es cierto aún, y bien lo constatan los inversores.
En una mala jornada para la bolsa en general, BBVA y Sabadell dejaron un viernes errático. El banco catalán perdió más de un 2,6% de su cotización, mientras que el vasco se dejó un 1,7%. Con estos movimientos, la prima cerró la jornada alrededor del 3%, en la misma escala a la que llegó con el alza del 10% de la oferta que asumió la Vela dos semanas antes de que terminara la operación. Ya en el momento, tanto el consejo de administración del Sabadell como los accionistas minoritarios de la entidad, que ostentan más del 40% del capital, trasladaron al mercado su negativa, alegando que la propuesta era «débil» y sin valor.
En cuanto a las adhesiones a la venta, son todavía un misterio. Los cálculos que ha hecho públicos el BBVA aseguran que llegarán «sin problemas» al 50% que marca el umbral de éxito de la OPA, según consta en el folleto. Por su parte, tanto el Sabadell como sus inversores sostienen que les «costará» llegar a los 30 puntos, que abrirían la puerta a una renuncia de la condición de aceptación y, en consecuencia, a una segunda OPA obligatoria, en efectivo y a un «precio equitativo» marcado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Los movimientos públicos han sido limitados al cierre del período: la aseguradora suiza Zurich, socio estratégico del Sabadell, ya ha retirado de la mesa su 50%; mientras que el magnate mexicano David Martínez Guzmán y el pequeño fondo Algebris suman el 3,9% y 0,5% del capital al saco del BBVA. Al sonar la campana, también se unió una pequeña parte del gigante financiero BlackRock, el primer accionista del banco catalán, que supera el 7,3% de la propiedad. La firma de Larry Fink concentra la inmensa mayoría de sus inversiones en un ETF indexado al Ibex, pero un 0,5% de los títulos que guarda en la cartera los mantienen fondos de gestión activa. Son estos los que, según la agencia estadounidense Bloomberg, habrían aceptado las condiciones del Banco de Bilbao. Con todo, el no ya se encuentra oficialmente al 5%, mientras que el sí ronda el mismo marcador. Los cálculos publicados en varios medios madrileños añaden la apuesta de los indexados y otros fondos de gestión activa, y elevaban el monto hasta entre el 20 y el 25% justo antes del viernes.

La probabilidad de la segunda OPA
Con todo, el BBVA es uno de los únicos actores del mercado que considera que la OPA puede superar el 50%. La mayoría de los observadores del mercado ven que se dan las condiciones para llegar a la segunda operación y que, por tanto, la Vela solo logrará entre el 30 y el 50% de los derechos de voto. Así lo prevé el 57% de los grandes fondos de inversión internacionales, encuestados por el banco estadounidense Citi. Un 10% adicional también estima que el rango de adhesiones se quedará entre el 30 y el 50%, pero considera que el Banco de Bilbao no tendrá capacidad para asumir una segunda oferta; y otro 10% calcula que no llegará al 30% y, por tanto, fracasará en primera instancia.
Menos de una cuarta parte de los vehículos de capital consultados compran el relato del BBVA, y sostienen que superará el 50% que permitiría una victoria en la primera propuesta. Aun así, reconocen que sería posible que la aceptación sea «menor de la esperada»: algunos inversores podrían «confiarse» y no acudir a la venta a la espera de una segunda OPA que no llegaría sin el 30% de compras.
El precio equitativo, sin especulaciones
En caso de que la Vela se aventure finalmente a lanzar una segunda OPA, tendrá que asumirlo sin un intercambio de acciones, completamente en efectivo. En tal caso, y con la capitalización actual del Sabadell, debería dedicar entre 7.700 y 11.136 millones de euros, según las acciones que deba adquirir después de la primera operación. El consejero delegado de la entidad, Onur Genç, aseguró en una entrevista a Reuters que, con el capital sobrante al cierre de curso, podrían llegar a juntar unos 7.000 millones de euros, a los que podrían añadir 1.000 millones más procedentes de un programa de recompra de acciones comprometido con los inversores, y que tendrían que cancelar.
Esto, cabe decir, solo si el precio equitativo coincide con el precio de mercado de las acciones de la entidad catalana. Sería difícil que este fuera el caso, en tanto que, según el decreto español de OPAs, el costo no podría ser inferior a la adquisición más elevada que se hubiera cerrado en el año anterior a la segunda operación. Así, no podría bajar de la valoración que hace ahora el BBVA y, por tanto, el monto a gastar sería aún más elevado. En todo caso, la Comisión Nacional del Mercado de Valores ya ha anunciado que será el mismo regulador quien decidirá este precio, y que cualquier cálculo previo no será más que «especulaciones».