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El Sabadell reduce los ahorros potenciales de la OPA en más de 400 millones

El consejo de administración del Banco Sabadell ha entrado en la disputa que desencadenó el BBVA con la presentación del folleto de OPA el pasado viernes. La directiva del banco catalán ha lanzado una opinión negativa especialmente vehemente de las condiciones de la oferta, recomendando a todo su accionariado no acceder a la propuesta vasca. La distancia entre las dos compañías es tan grande que incluso los inversores institucionales comienzan a expresarse contra la compra: el mexicano David Martínez Guzmán, propietario del 3,1% de la entidad, ha «pedido respetuosamente» al BBVA que eleve el precio actual hasta un umbral «competitivo». En este contexto, cada vez más tenso, el consejo ha rebajado muchas de las hipótesis sobre las que se construye la propuesta que hizo pública Carlos Torres. Entre ellas, las sinergias: según el banco vasco, los ahorros acumulados de la potencial fusión alcanzarían los 900 millones de euros en solo tres años, justo después de que termine el veto a la absorción impuesto por el Consejo de Ministros. El monto se quedaría, después de impuestos, en unos 630 millones. En una reunión con analistas, el CEO vallesano, César González-Bueno, ha rebajado sustancialmente estas expectativas, que ha calificado de «excesivamente optimistas». En opinión del Sabadell, el ahorro se limitará, en el mejor de los casos, a unos 220 millones de euros, cerca de 400 millones anuales menos de lo que se había anunciado por la Vela.

Según el documento presentado a los inversores y analistas este mismo viernes, en primer lugar, el Sabadell niega los plazos que ha planteado el BBVA para una potencial integración entre las dos entidades. El folleto, cabe recordar, contempla una absorción completa en 2029, una vez desaparezcan los efectos del dictamen impuesto por el gobierno español en la fase 3 de estudio de la OPA. Alegan, desde Bilbao, que «podrán haber hecho preparativos» durante los tres años anteriores para concretar la unión de marcas inmediatamente. Esto, a ojos de González-Bueno, «contradice» la independencia que reclama el Consejo de Ministros. «Prepararse para una integración paraliza una organización, y esto va en contra del espíritu del veto del gobierno», sostiene. Además, cabe recordar que el ejecutivo de turno -el que ocupe entonces la Moncloa- tendrá derecho de ampliar la prohibición dos años más y, eventualmente, de prohibirla, de acuerdo con la ley española de entidades de crédito. El análisis del Sabadell, pues, indica que los dos bancos podrían permanecer separados indefinidamente.

Incluso si acaban uniéndose, desde Sant Cugat sostienen que los cálculos del BBVA son excesivamente optimistas, y «contemplan siempre el mejor de los escenarios posibles» pese a los múltiples riesgos que planean sobre la operación. Durante los primeros tres años después de la OPA, Torres defendía unos ahorros próximos a los 240 millones de euros; mientras que, según González-Bueno, esta cifra sería cero, en tanto que no habría ningún tipo de integración posible entre las dos compañías bajo la vigilancia de la Moncloa. Posteriormente, una vez el Sabadell estuviera integrado, la Vela leía unos recortes de costes de 835 millones; una previsión que moderan los analistas catalanes, hasta los 750 millones de euros.

El conseller delegat del Sabadell, César González-Bueno, i el president, Josep Oliu, durant la junta d'accionistes / EP
El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, y el presidente, Josep Oliu, durante la junta de accionistas / EP

Por otro lado, el BBVA asegura que la mejora de la valoración crediticia de la entidad resultante reduciría el coste del crédito en unos 65 millones de euros una vez la integración fuera completa. Esta es la lectura más distante entre las dos directivas: para el Sabadell, la fusión generaría una entidad con mayores riesgos y más requisitos de capital, lo que crearía sinergias negativas -costes adicionales- cercanas a los 250 millones de euros. Finalmente, desde Sant Cugat añaden otro golpe: el aumento del impuesto a la banca, que se mantendrá a largo plazo y que golpea más a las compañías más grandes. Esto generaría un gasto por encima del actual de unos 130 millones de euros. En total, pues, durante los tres primeros años de operativa bajo el paraguas de BBVA, el Sabadell perdería unos 63 millones de euros en costes; mientras que las mejoras una vez fusionadas las empresas se quedarían en los 220 millones mencionados, muy lejos de los objetivos vizcaínos.

Pérdida de clientes

Además de las antisinergias financieras, el Sabadell añade un peligro que el folleto de la OPA descarta explícitamente: la pérdida de volumen de clientes en caso de fusión. El banco catalán no contempla necesariamente una fuga de usuarios; pero sí una reducción sustancial del capital operativo en el banco. El golpe se concretaría especialmente en el mercado de pequeñas y medianas empresas. «Los negocios medianos necesitan, de media, relaciones con 4,2 entidades de crédito», detalla González-Bueno. Una red que, en caso de desaparecer el Sabadell, no existiría en Cataluña. Por tanto, las empresas locales, mayoritarias en la cartera del banco vallesano, tendrían que buscar más fuentes de financiación, y reducirían necesariamente la dependencia del banco resultante, reduciendo la nueva creación de préstamos en el segmento empresa.

El president del BBVA, Carlos Torres / ACN
El presidente del BBVA, Carlos Torres / ACN

Además, cabe recordar que los remedios impuestos por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia solo obligan al BBVA a mantener el monto total de crédito a ciertas pequeñas y medianas empresas; pero no contempla ninguna palanca para forzarlo a ampliaciones de crédito; lo que limitaría el crecimiento de muchos pequeños negocios catalanes. Además, las estimaciones que hace el consejo de administración son «conservadoras»: «nos hemos basado en la pérdida de clientes de fusiones recientes, como la del Popular y el Santander», alega el CEO; pero la OPA podría crear una situación mucho más desfavorable por el «gran poder de mercado» que concentraría el Banco de Bilbao en regiones como Cataluña, las Baleares o la Comunidad Valenciana.

Con todo, el consejero delegado asegura que la oferta ha ido perdiendo valor con el tiempo, y «ahora es peor que la que rechazamos en 2024». Así, la oferta genera «cada vez más dudas» entre los inversores de todos los tamaños. «No hay creación de valor ni hay sinergias; por eso no tiene sentido», argumenta. En todo caso, incluso aceptando las lecturas del BBVA, las condiciones son demasiado poco atractivas para que los accionistas las acepten. «Si hay tanto ahorro, entonces deberían hacer una oferta más competitiva», ha sentenciado el directivo.

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