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El Sabadell entierra los temores bursátiles un mes después del fracaso de la OPA

Los pequeños accionistas del Banco Sabadell se deshicieron en reproches hacia el presidente del BBVA, Carlos Torres, en las últimas semanas de la OPA hostil que marcó la agenda del mundo financiero durante casi un año y medio. La Asociación de Accionistas Minoritarios, en un encuentro con la prensa, llegó a acusar a Torres de llevar a cabo una «estrategia del miedo» para influir en los inversores catalanes y forzarlos a acceder a sus condiciones de venta, que consideraban ampliamente insuficientes. «Esto es lo que hace el presidente del BBVA cuando afirma que la cotización del Banco Sabadell sufrirá una caída relevante en la Bolsa si la OPA fracasa», denunciaban los asociados; después de que este llegara a insinuar que el valor de los títulos vallesanos «colapsaría» sin la presión alcista de su oferta. «Estamos ante una especulación pura y dura, sin ningún fundamento, para asustar a los accionistas del Banco Sabadell», sentenciaron. Justamente un mes después del fracaso del asalto del Banco de Bilbao, con una aceptación ínfima, poco superior al 25% de los derechos de voto, el tiempo -y los expertos financieros- han dado la razón a los minoristas. El Sabadell ha cerrado la sesión de este lunes solo siete céntimos por debajo del nivel de cotización que tenía horas antes de que la CNMV publicara la adhesión definitiva a la OPA -3,16 euros ahora por los 3,23 donde se movía el 16 de octubre-. «La acción del Sabadell cotiza en sintonía con el sector bancario«, constata el jefe de inversiones de la boutique financiera Gesinter, Joan Esteve, en conversación con Món Economia.

Ya sin el aliento del BBVA en el cuello, los analistas consultados por Món Economia apuntan que este «discurso del miedo» no era compartido por el conjunto del mercado. «Quien decía que la acción debía caer era el BBVA, no el mercado. ¿Qué tenían que decir?», ironiza Marisa Mazo, subdirectora de análisis del fondo GVC Gaesco. En el momento, de hecho, Gaesco ya situaba los títulos del Sabadell por encima de los 3,5 euros. La alerta que lanzó Torres, una vez fallida la OPA, se cumplió durante solo un día: el viernes 17, los títulos cerraron con una caída del 6%, hasta los 2,9 euros; y llegaron a erosionarse más de un 10%.

Ahora bien, desde esa bajada, como recuerda el director de wealth management del fondo Rhombus, Robert Borràs, se recuperó con creces, hasta los 3,4 euros por acción. En las últimas jornadas, el grupo ha dado un paso atrás, en línea con el del conjunto del sector bancario español, que ya cerró la pasada semana en rojo y ha continuado desinflándose este lunes. Ha perdido, sin embargo, menos que la competencia: en la jornada de hoy, ha caído un 0,6%, por el punto y medio que ha reducido el BBVA o el 2,06% del Santander. Solo CaixaBank se ha comportado mejor, con pérdidas limitadas, de solo unas décimas; y Unicaja, la única entidad que sale del parquet en verde. «El Sabadell ha continuado en su senda con la evolución del sector financiero, y no se ha visto afectado en ningún sentido por la desaparición de la OPA», sostiene Borràs.

El principal argumento del BBVA para alertar de una caída del valor del Sabadell estaba en la especulación. Según los directivos de la Vela, buena parte del alza que mostró el banco catalán durante los meses de ofensiva bancaria estaba en manos de cazadores de OPAs: fondos cortoplacistas que buscaban llevarse la prima política que debe acompañar cualquier adquisición hostil. El consejero delegado vallesano, César González-Bueno, ya aseguró que el porcentaje de estos perfiles dentro del capital era muy bajo, una tesis que confirmaron las tendencias bursátiles de las primeras horas. «Estos inversores no representaban nada. Evidentemente, el BBVA tenía que decir que el Sabadell estaba carísimo y debía hundirse, pero no tenían fundamento», argumenta Mazo. Para Borràs, este tipo de especuladores sí que podrían haber tenido un rol en los primeros meses de la OPA, pero «el tiempo y la buena salud del sector bancario jugaron en su contra». Para el experto de Rhombus, la misma evolución de las dos entidades en el año y medio de operación la «arbitró» sin la necesidad de especuladores. «El proceso ya estaba cerrado, no había margen para los fondos cazadores de OPAs», argumenta.

El consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, en la presentación de los resultados del tercer trimestre / Banco Sabadell
El consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, en la presentación de los resultados del tercer trimestre / Banco Sabadell

El techo de cotización

Y ahora, aún más: en línea con las previsiones que hizo la directiva durante las últimas semanas de la OPA, Mazo indica que «la cotización escalará, y tenderá entre los 3,8 y los 4 euros». Cabe recordar que, en sus respuestas a las pocas ofertas firmes que hizo la Vela, el consejo de administración del banco catalán recordó que el PER de la entidad es más bajo que el de los bancos comparables, aquellos que operan principalmente en el Estado español -es decir, que su valoración es más baja en comparación con sus balances que la de sus homólogos-. «Está cotizando con los ratios más bajos del sector, con un PER por debajo del 9, cuando el resto está en 10,5 o 11 veces los libros», argumenta la experta. En tal caso, la entidad aún tendría un amplio «margen para crecer». Es cierto que, como suele pasar en el caso del Sabadell, las previsiones de los analistas son más que diversas. Según el portal Market Screener, que unifica las valoraciones de los expertos para las compañías cotizadas, la media de estas sitúa el precio objetivo del banco cerca de los 3,5 euros, más de tres céntimos por encima del valor actual. Ahora bien, la distancia entre la máxima y la mínima es muy elevada: los más optimistas consideran que los títulos sabadellenses podrían valer más de 4,3 euros, mientras que los más sombríos los hunden hasta los 2,3 euros.

Mazo consta entre los primeros, y considera que la acción tendría un techo a corto plazo «entre los 3,8 y los 4 euros»; eso sí, antes del reparto del macrodividendo de 2.500 millones aprobado a raíz de la venta de la filial británica TSB. «Entonces, se tendrá que corregir a la baja», menciona. Dado que la remuneración es tan agresiva, además, costará que esta rebaja se recupere a corto plazo, como ocurre con la mayoría de repartos de dividendos, normalmente mucho más contenidos que lo que prometió la directiva catalana para escudarse del abordaje del BBVA.

Imagen de archivo de la sede corporativa del Banco Sabadell en Sant Cugat del Vallès / Banco Sabadell
Imagen de archivo de la sede corporativa del Banco Sabadell en Sant Cugat del Vallès / Banco Sabadell

Borràs, por su parte, modera las previsiones. «Una valoración de 3,8 a 4 euros me parecería excesiva, el banco estaría muy caro», argumenta; señalando que, con los aumentos acumulados de los últimos dos años y pico, «ya cotizaría en su lugar». A diferencia de BBVA o el Santander -o, en menor medida, CaixaBank-, el Sabadell tiene una exposición prácticamente inexistente a mercados fuera del Estado español, y concentra su negocio en segmentos con muchas certezas y fidelización, como la banca de particulares o la de empresas; pero que le dan un «techo más bajo» que el de la competencia. «No tiene mercado exterior, y eso es un hándicap; pero sí que tiene una estabilidad de márgenes que garantiza el negocio», reflexiona el experto. Por tanto, no es extraño que cotice con múltiplos inferiores que el resto de los cotizados. Aún por debajo de los tres expertos consultados, sin embargo, destaca la valoración que hizo el banco norteamericano Morgan Stanley, que alertaba que, a su parecer, el Sabadell «vale un 11% menos que lo que ofreció el BBVA en la OPA».

La banca, al final del camino

De hecho, el director de Wealth Management de Rhombus ve más cerca una caída que una subida tan intensa; una, sin embargo, que sería en parte ajena al rendimiento del mismo Sabadell. Durante los últimos dos años, el sector financiero disfrutó de los vientos de cola que soplaban desde Frankfurt, con los tipos de interés por encima del 4% en plena batalla contra la inflación. Con las rebajas acumuladas desde finales de 2023, el potencial es más bajo. «En el 2% todavía hay márgenes para hacer negocio, pero no veremos los crecimientos explosivos de los últimos ejercicios», alerta Borràs; que ve en el horizonte incluso una «corrección a la baja» del estallido bursátil de las entidades financieras. Desde las cúpulas, cabe decir, se las prometen más felices: los directivos de varios bancos ya han comentado que el contexto es diferente, y que son menos dependientes del rendimiento general de la economía de lo que eran durante los años posteriores a la crisis financiera. Mazo, sin embargo, no acepta el relato: «todos son dependientes de los ciclos económicos. Probablemente la próxima crisis vendrá por un lugar diferente que la de 2008, pero si hay una, todos sufrirán», razona la experta.

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