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El Sabadell busca sobrevivir a la OPA con un plan estratégico «ambicioso, pero realista»

Los mercados, al cierre de la sesión de este jueves, no expresan especial euforia con el futuro inmediato del Banc Sabadell. Tras unos resultados para el primer semestre históricamente elevados, de 975 millones de euros añadiendo el balance de TSB; y de la presentación del plan estratégico que guiará la mano del consejo de administración hasta 2027, la acción catalana llega al final del día con una revalorización tímida, por debajo del 0,6%. El consejero delegado de la entidad, César González-Bueno, no parecía preocupado por la cotización en la atención a medios que ha celebrado para presentar ambos documentos. En el momento, la escalada era más pronunciada, del 1,5%, y volvía a dejar el banco cerca de los 3 euros. «No esperábamos una gran apreciación. Que se mantenga ya está bien«, revelaba el CEO; dejando entrever que diagnostican que ya se mueven en valoraciones altamente exigentes.

Aunque los inversores parecen haber quedado fríos con el plan de acción para los próximos tres años, la directiva vallesana lo ha presentado en sociedad con el pecho inflado. La entidad, según González-Bueno, espera hacer realidad en los próximos cursos un «gran misterio»: un crecimiento en volumen de actividad que vaya acompañado también de un recorte en el riesgo y de una ampliación de la generación de capital. «Mejoramos métricas, procesos, para el cliente», enumeraba el directivo. Todo ello para lograr un beneficio de 1.600 millones de euros el último año de la hoja de ruta; y un reparto de capital acumulado de 6.300 millones de euros. Con un objetivo claro: dejar atrás la OPA «imposible» que, parecen indicar, el BBVA mantiene viva artificialmente.

Tanto el consejero delegado como el jefe financiero de la compañía, Sergio Palavecino, han llevado testimonios a la conversación con los periodistas celebrada en la sede operativa de Sant Cugat del Vallès. «Nos quedamos con el mensaje de los analistas: el plan estratégico es ambicioso, pero realista«, señalaba González-Bueno, poco después de la llamada de rigor con los observadores del mercado. Algunas métricas, cabe decir, lo son más que otras. Sin ir más lejos, los 1.600 millones de euros que esperan ganar en 2027 podrían materializarse este mismo curso, en tanto que, ya sin contabilizar los resultados de TSB, han superado los 800 millones durante la primera mitad del año. «Un trimestre más, hemos superado las estimaciones previas, y ya van 18 meses consecutivos», celebraba el CEO en la nota enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores a inicio de la jornada.

El president del Banc Sabadell, Josep Oliu, durant la junta d'accionistes / EP
El presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, durante la junta de accionistas / EP

Las «nuevas métricas» en Sant Cugat

Más tortuoso es el camino hasta la meta de rentabilidad -el gran agujero histórico no solo del Sabadell, de toda la banca del Estado-: el RoTE recurrente se ha quedado entre enero y junio en el 14,4%, cuatro décimas por encima del cierre de 2024. El objetivo es llegar al 16% a finales del 27; un reto que Palavecino asegura alcanzable, en tanto que las ganancias sobre activos propios continúan creciendo «por encima de los costes de capital«. Esta métrica conecta claramente con la bandera del Sabadell de cara al accionariado: la generación de capital, esencial para la lucha contra la OPA.

La dirección catalana mantiene vivo el compromiso de redistribuir todo aquel capital por encima del 13% CET1, como ya hacía «antes de saber del interés del BBVA«. Así, una mejor capacidad de acumular capital sirve, de rebote, para ofrecer mejores dividendos y más recompras de acciones, mientras los inversores buscan motivos para cerrar la puerta a la oferta del presidente del banco vasco, Carlos Torres. La promesa es clara: la estrategia permitirá ofrecer una remuneración superior a los 20,44 céntimos por acción de 2024, en busca de un no rotundo del accionariado a la oferta de adquisición -cada vez más próximo, si se hace caso a las voces que salen de Sant Cugat-.

El Sabadell, sin embargo, no está rascándose el bolsillo para buscar estas nuevas rentabilidades, según asegura el CEO. «Parece que lanzamos la casa por la ventana, pero no es así«, ha sostenido. De hecho, el reparto de capital de 2025 se hará sobre un parámetro aún más conservador: ya meritada la remuneración, la tasa de capital se quedaría en el 13,6%, seis décimas por encima del objetivo autoimpuesto por el Consejo.

Imatge de la seu corporativa del Banc Sabadell a Sant Cugat del Vallès / David Zorrakino - Europa Press
Imagen de la sede corporativa del Banc Sabadell en Sant Cugat del Vallès / David Zorrakino – Europa Press

González-Bueno también se ha esforzado en negar que la nueva actividad que esperan alcanzar en los próximos años vaya a costa de un peor perfil de riesgo -es decir, que busquen préstamos con menos garantías para ampliar volúmenes sin seguridades detrás-. De hecho, destacan que no han renunciado a la seguridad, sino a la rentabilidad marginal de los créditos. Es decir, ofrecen financiación más barata a perfiles de riesgo más bajo, pero lo compensan con mayores volúmenes. Como ejemplo, los créditos al consumo: la nueva producción de 2024 ha escalado en 1.000 millones de euros si se compara con 2021 -de los 1.500 millones hace cuatro años a los 2.500 el curso pasado-. Las ganancias unitarias son más reducidas, del 5% frente al 6,5% anterior; pero se ha recortado aún más el coste del riesgo, con provisiones de 240 puntos básicos contra los 640 de referencia. «Esto nos da valor«, ha argumentado el primer ejecutivo.

Confiando en el mercado español

De esta manera, el Sabadell espera crecer, como mínimo, en línea con el conjunto del mercado financiero en todos los ámbitos de la actividad bancaria. En concreto, apuntan a disparar los préstamos al consumo «muy por encima del mercado» -en línea con el +20% registrado este año-; y superar a los competidores también en financiación de empresas. Por otro lado, el segmento hipotecario crecería en línea con el sector. Todo ello, con recortes previstos de las provisiones por riesgo de los préstamos, dejando el coste en 40 puntos básicos, 13 por debajo del cierre de 2024 (53pbs).

Todo ello acelerado por un entorno bancario de calidad, como es, a ojos de González-Bueno, el español. Según el directivo, la baja inflación del Estado, unida a unas perspectivas macro más optimistas que las del resto de la UE, activan nuevas oportunidades para la compañía. Cabe decir que la lectura que hacen desde el Vallès del crecimiento económico español es más favorable que la que han dejado entrever otras entidades financieras. Sin ir más lejos, hacen una previsión de crecimiento del PIB de entre el 2 y el 2,1% entre 2025 y 2027. Justamente la semana pasada, el BBVA publicó sus estimaciones para Cataluña y España; y dejaba la expansión del producto interior bruto entre el 1,5 y el 1,6% en 2026, medio punto por debajo de las estimaciones agregadas del Sabadell. A este enfriamiento se debería añadir el nuevo entorno de tipos del BCE, que se quedaría clavado en el 2%, lejos de los niveles de 2023 -por encima de los cuatro puntos- que dispararon el beneficio de la banca española gracias a los márgenes de intereses.

El conseller delegat del Sabadell, César González-Bueno, amb el CFO de l'entitat, Sergio Palavecino / Banc Sabadell
El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, con el CFO de la entidad, Sergio Palavecino / Banc Sabadell

La gran losa que BBVA alertaba que lastraría la economía catalana y del Estado sería la incertidumbre comercial provocada por las políticas arancelarias del gobierno de Donald Trump. Preguntado por esta cuestión, González-Bueno ha quitado hierro, asegurando que la exposición de las empresas españolas -y, más concretamente, las pequeñas y medianas, que forman el núcleo crediticio del banco catalán- están poco expuestas al mercado norteamericano. Las ventas directas a los EE.UU. suponen poco más del 3% del total; mientras que el peso sobre el PIB es apenas superior al 1%. Ahora bien, diversas autoridades económicas han avisado en las últimas semanas que el verdadero impacto vendrá provocado por las exportaciones indirectas: aquellas ventas a mercados más próximos -la UE, mayoritariamente- que formen parte de cadenas de valor más largas que acaben en manos de un comprador estadounidense.

La OPA «descarrilada»

«Me permitirán que no repita todos los adjetivos que he utilizado sobre la OPA», bromeaba con los periodistas el consejero delegado. Ha sido, sin embargo, más contundente que nunca al respecto: las condiciones actuales de los dos bancos, unidas a las proyecciones del plan estratégico, hacen «imposible» la victoria de la Vela si el folleto de la oferta se queda como estaba hasta ahora. Con las cotizaciones del último cierre de mercado, la prima negativa -la diferencia entre la cotización actual del Sabadell y la valoración que se desprende del canje de la OPA, una acción del BBVA y 70 céntimos por cada 5,3456 títulos catalanes- supera el 13,4%. Es decir, la oferta tiene un agujero en torno a los 2.000 millones de euros. A este agravio se debería añadir que, a juicio de González-Bueno, las sinergias proclamadas por Torres se quedan a cero debido al veto a la fusión impuesto por el gobierno español.

Así, el Sabadell descarta, por ahora, el éxito de esta OPA; pero también cualquier otra operación. La tesis del mercado es que, en buena medida, la entidad queda «expuesta» a nuevas ofensivas para adquirirla, sea de un gran banco español o de uno Europeo. Sin embargo, González-Bueno ve grandes dificultades regulatorias para todas las compañías del Estado -CaixaBank, Santander y, por supuesto, BBVA-; y muy poco atractivo para las extranjeras. También aleja la opción de fortalecerse comprando otro banco mediano del Estado, en tanto que las OPAs «nunca suelen funcionar bien». Ha dejado la puerta abierta, eso sí, a «acuerdos de fusión» con otras entidades para consolidar la parte media del mercado bancario español, pero no ha querido concretar ninguna propuesta. Si todo va en la línea que marcan desde el Vallès, pues, el conflicto BBVA-Sabadell, después de un año y pico y una auténtica montaña rusa de declaraciones, enfrentamientos y dictámenes de los reguladores, dejará exactamente el mismo panorama financiero que había antes.

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