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El final de la OPA condena a BBVA y Sabadell a una montaña rusa bursátil

Hablar de prima en la OPA hostil de BBVA al Banco Sabadell ya no tiene sentido. Los accionistas ya se han pronunciado de manera definitiva -la ventana para comunicar la venta de las acciones del banco catalán se cerró el pasado viernes a medianoche-; y la Comisión Nacional del Mercado de Valores mantiene en vilo a todo el mundo financiero del Estado durante una semana, hasta el próximo viernes día 17 de octubre, cuando comunicará los resultados finales. Aun así, si aún se aplicara el canje que rigió las últimas semanas de la oferta –4,8376 títulos catalanes por cada uno de nueva emisión del banco vasco– la plusvalía a favor de los inversores del Vallés sería de poco menos del 1,9%, unos seis céntimos por acción. La brecha nace de las sacudidas que han sufrido las cotizaciones de ambas empresas entre viernes y lunes: el Sabadell perdió más del 2,6% de su valor antes del fin de semana, y ha recuperado un 1,7% hoy; mientras que el BBVA se dejó cerca de un 1,8%, y solo ha escalado medio punto al cierre de la primera sesión de la semana. Los movimientos bruscos a ambos lados de la batalla serán una constante durante los próximos días, mientras aún dure el misterio de la tasa de aceptación, según varias voces del mercado consultadas por este medio; y las aguas bravas aún discurrirán después de que se hagan públicas las cifras finales, en un sentido o en otro de acuerdo con el recuento. «Es un ejercicio adivinatorio muy grande«, ironiza la analista de banca de Renta 4 Núria Álvarez.

Para los analistas e inversores consultados, de hecho, todos los escenarios posibles imprimirán volatilidad a las acciones de ambos bancos, en sentidos diversos -a menudo contrarios, a veces en paralelo-. Cabe recordar que, dependiendo de cuáles sean los números que confirme la CNMV al final de la semana, se abren tres posibles hojas de ruta: con menos del 30% de los derechos de votos adheridos a la adquisición hostil, el BBVA no llegaría al umbral de control que establece la legislación española. La OPA, si no hay un giro de guion, fracasaría, y las dos entidades continuarían por separado indefinidamente. Con el 50% o más de las acciones comprometidas, el Banco de Bilbao tendría el control total sobre la junta de accionistas del Sabadell y, por lo tanto, sobre la compañía. La operación hostil habría triunfado, y el banco catalán quedaría absorbido en un mínimo de tres años, una vez finalizado el plazo del veto impuesto por el gobierno español.

Finalmente, lo más complejo: entre un 30 y un 50% de la aceptación, el BBVA tendría el control efectivo del Sabadell, pero no habría llegado al objetivo que se ha marcado a sí mismo en el folleto de OPA. En tal caso, tendría la opción de retirar la exigencia de agenciarse la mitad de los votos posibles; y debería lanzar una segunda OPA, en este caso obligatoria, en metálico y a un precio equitativo definido por la CNMV, que sería previsiblemente igual o superior al actual. «Todo es aún un misterio. El Sabadell podría conocer el voto de sus accionistas minoritarios, pero ni eso es aún claro, porque podrían haber usado canales del BBVA para vender«, indica Marisa Mazo, subdirectora de análisis de la gestora de fondos GVC Gaesco. No hay más certezas, pues, que el caos en el parquet madrileño a partir del próximo lunes.

El presidente del BBVA, Carlos Torres / EP
El presidente del BBVA, Carlos Torres / EP

Triunfo de la OPA: el BBVA se congela, el Sabadell pierde impulso

Una victoria como la que espera el BBVA, con más de un 50% de las acciones del Sabadell atraídas a su causa, comenzaría en paz. Según el analista de mercados Javier Cabrera, las primeras horas del triunfo podrían dejar «subidas, pero no muy agresivas» de la acción vasca, en tanto que el mercado ya habría ido descontando este resultado. A priori, los analistas planteaban que los títulos vizcaínos podrían dispararse, porque el ancla de la OPA ya no pesaría sobre su valor; pero, para Mazo, «todo dependerá de cómo gestione el Sabadell«. Si se cumplen los pronósticos más halagüeños del presidente, Carlos Torres, pues, los inversores ya verán al banco catalán como una filial del BBVA y, por lo tanto, sus resultados elevarían o lastrarían los de la matriz. Aun así, se esperan movimientos contradictorios: mientras las condiciones del ministerio de Economía fuerzan a mantener las dos entidades completamente independientes, los intereses del Banco de Bilbao, como principal accionista, se impondrían. «Evidentemente, la gestión del Sabadell pasaría a ir a favor de los intereses del mayoritario», sentencia Joan Esteve, director de inversiones de la boutique financiera Gesinter.

El BBVA, salvo que alcance un más que improbable 100% de las acciones del Sabadell, debería ir adquiriendo el resto del capital con el tiempo. Así pues, coinciden Mazo y Esteve, va en sus mejores intereses que la acción esté lo más barata posible durante los próximos tres años, para limitar los gastos. Además, apunta el experto, el banco catalán «dejaría de ser una acción atractiva, porque acabaría desapareciendo«. Por tanto, también un buen rendimiento tendría una recepción fría por parte del mercado. Aun así, se hace difícil pensar que Sant Cugat consiga sacar todo el provecho a su operativa en caso de que el Banco de Bilbao lo pueda comprar. En primer lugar, por las dificultades operativas de cualquier fusión hostil: «Todas las OPAs de los últimos años han sido difíciles. Incluso la más modélica, la de CaixaBank y Bankia, generó problemas«, recuerda Mazo. Además, el consejero delegado vallesano, César González-Bueno, ya ha alertado que se verá una erosión de la cartera de clientes, especialmente en el vertical de pequeñas y medianas empresas, que se verán obligadas a buscar nuevas fuentes de financiación. «Tendrá un comportamiento de negocio mediocre», alerta la dirigente de GVC Gaesco.

El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, atendiendo a los medios tras el rechazo a la OPA del BBVA / Banco Sabadell
El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, atendiendo a los medios tras el rechazo a la OPA del BBVA / Banco Sabadell

Una derrota del BBVA: la escalada del Sabadell y el futuro de Torres

En el otro extremo de las votaciones hay una derrota del BBVA, el escenario que estiman más probable, entre otros, los accionistas minoritarios del Sabadell. La proyección en caso de que la aceptación no llegue al 30% y las dos entidades continúen su camino de forma independiente es, curiosamente, la más halagüeña para ambos implicados. En primer lugar, las voces consultadas ven camino libre para que el Sabadell alcance el precio objetivo que marcó el consejo de administración en su último informe en respuesta a la oferta del Banco de Bilbao. «El Sabadell cotiza a múltiplos muy por debajo del resto de bancos españoles», describe Mazo -es decir, es más barato respecto de sus resultados que CaixaBank, Bankinter y Unicaja, las otras entidades del Ibex que concentran su negocio en el Estado-. En el mejor de los escenarios, la dirección que capitanea González-Bueno se marcó la meta entre los 3,8 y los 4,2 euros la acción, un potencial que iría entre el 18% y el 36%; y que algunas firmas de inversión comienzan a ver posible. La escalada llegaría, en todo caso, tras un período de debilidad. «El Sabadell mostraría un ajuste a la baja en las primeras jornadas«, constata Cabrera; mientras se estabiliza el capital ya sin la OPA sobre sus cabezas. El mismo presidente, Josep Oliu, ha trasladado a los accionistas lo mismo: si hay una caída, será durante los primeros días de la nueva normalidad, para después ajustarse al alza.

En cuanto al BBVA, también podría ver cómo el lastre de la OPA huye de sus espaldas para acercarse a su potencial verdadero. Casas internacionales de la relevancia de Barclays le han otorgado un potencial de hasta 18 euros por acción, lejos de los 15,8 con que ha cerrado el lunes. Además, como plantea Cabrera, aparece un nuevo factor a favor de la Vela: todo aquel capital que ya no se tiene que gastar en comprar el Sabadell se puede dedicar a otros propósitos, desde reinversiones a nuevos dividendos o programas de recompra de acciones. Según las voces del mercado consultadas, los fundamentales de negocio también apoyan al banco vasco -el mismo Barclays lo alaba como «una de las combinaciones más atractivas de valor, crecimiento y rentabilidad en el sector financiero»-. La herida, explican, sería reputacional, pero no afectaría del todo a la entidad. En primer lugar, razona Mazo, porque el malestar se ha quedado en la burbuja del pequeño accionariado español, y no ha llegado tanto a los grandes fondos internacionales que dominan el capital del Banco de Bilbao. Y, en segundo, porque Torres se ha identificado a sí mismo tanto con la OPA que podría llegar a ejercer de pararrayos: «Habría un castigo en concreto directo a la directiva, porque ha ido a todas sin importar las condiciones», comenta Cabrera, que ve la compañía más aislada de las potenciales represalias de los inversores.

Fachada del edificio ‘La Vela’, en la ciudad del BBVA / BBVA

El misterio del tiempo de descuento

El escenario más probable, según una reciente encuesta entre los grandes fondos de inversión del banco estadounidense Citi, está entre las dos anteriores; y no dejaría una conclusión clara para el mercado. El 67% del gran capital sostiene que el resultado se quedará entre el 30 y el 50%; y un 57% defiende que, en consecuencia, el BBVA lanzará una segunda OPA sobre el Sabadell, en efectivo y con el precio pactado con la CNMV. Este escenario no suscita ningún consenso entre los analistas consultados. Para Cabrera, sería un entorno de volatilidad especialmente baja, porque la actuación de la CNMV ataría las acciones en corto. «Si la Comisión detecta algún tipo de manipulación de mercado, meterá las manos. No debería haber movimientos bruscos», sostiene.

Mazo augura un clima opuesto al que prevé Cabrera. Para la subdirectora de inversión de GVC Gaesco, la prórroga inicia una «gran volatilidad», al menos mientras la CNMV no establezca el precio equitativo. Además, de cara al BBVA, habría un riesgo de malas perspectivas en el mercado, por el gasto adicional que debería asumir para enfrentar el pago en metálico a los inversores vallesanos. «Tienen 5.500 millones de euros de capital excedentario«, recuerda; que llegarían a los 7.000 millones al acabar el curso. Aun así, dependiendo de la cantidad de acciones que puedan adquirir en primera instancia, podría ser necesaria una «ampliación de capital» que, en un monto muy elevado, dispararía las alarmas entre los grandes inversores. Cabe recordar que el mismo Barclays exigió al BBVA que mantuviera «la responsabilidad financiera» ante la OPA; y que no se empeñara en ir a por ella a toda costa.

Esteve, sin embargo, ve pocas alternativas. La Vela, argumenta, «no tiene intención» de abandonar la OPA, sea cual sea el porcentaje de aceptación con que cuente el 17 de octubre. «Mientras tengan un pie adentro, lo ven suficiente para ir absorbiendo» el banco catalán. Así, el especialista comparte que la directiva vasca estaría dispuesta a «mantener la presión» bajista sobre su acción si a cambio puede alcanzar sus objetivos. «Pensamos que se quedará entre el 30 y el 50% y que habrá segunda OPA. Es el escenario más probable», concluye.

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