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El BBVA mantiene la OPA al Sabadell pese al veto a la fusión

La OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell ha sobrevivido a los obstáculos del gobierno español. Así lo ha confirmado esta misma tarde la entidad vasca, tras reunir su consejo de administración. En una nota remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el Banco de Bilbao confirma que «ha decidido no desistir de la oferta y, por lo tanto, la misma se mantiene vigente de acuerdo con las previsiones de la normativa aplicable». Con este movimiento, la directiva encabezada por Carlos Torres resuelve la incógnita que se había levantado la última semana, a raíz del veto del gobierno español a la fusión entre las dos compañías; y no renunciará a sus aspiraciones. Como ya adelantó Món Economia, las condiciones aplicadas por la Moncloa, a pesar de ser más duras de lo que esperaban los oferentes, no eran suficientes a ojos del mercado para hacerla descarrilar definitivamente. Durante los próximos días, la Comisión Nacional del Mercado de Valores aprobará definitivamente el folleto de la OPA, y el BBVA incluirá las nuevas sinergias y condiciones de la operación, marcada ahora por la obligación de mantener las dos empresas separadas durante un mínimo de tres años.

El BBVA ya contemplaba, en varias de sus comunicaciones previas a la resolución de la fase 3, una compra sin fusión. De hecho, en su comunicación con los reguladores bursátiles tanto español (CNMV) como estadounidense (SEC), recogía estimaciones del coste de capital adicional que supondría una condición como esta -hasta unos 62 puntos básicos-, así como los efectos negativos sobre las sinergias aplicadas. Cabe recordar que, en una primera instancia, el Banco de Bilbao calculaba un ahorro total de unos 850 millones de euros, a repartir entre mejoras del rating crediticio, recortes de personal e integraciones técnicas y de infraestructura. El avance de la valoración del capital del Sabadell ha puesto en cuestión la primera parte, mientras que la segunda ha caído con la prohibición de fusionar las compañías. Con todo, importantes directivos del banco vasco habían dejado entrever que había una puerta abierta a dejar caer la OPA. Sin ir más lejos, el country manager español, Peio Belausteguigoitia, aseguró en su intervención en los seminarios de la APIE que abandonar la oferta era una de las posibilidades sobre la mesa. Ahora, esta posibilidad se ha esfumado.

En un breve comunicado público, el BBVA considera que, con todo, el proyecto de fusión «crea un enorme valor para los accionistas de ambas entidades». «Juntos, seremos una entidad más sólida, con más escala y con capacidad para aumentar en 5.000 millones de euros anuales la financiación a familias y empresas», sentenció Torres. La dirección vasca contradice el criterio del tejido empresarial, que sostiene que, lejos de aumentar las fuentes de crédito disponibles para el mundo de negocio y los consumidores del país, la absorción del Sabadell dejaría un agujero en el ya escaso capital disponible de entre 54.000 y 75.000 millones de euros -según estudios de Pimec y Foment del Treball, respectivamente-. Sí que reconocen que la nueva condición ideada por los ministerios económicos del gobierno de Pedro Sánchez, con el titular de Economía, Carlos Cuerpo, al frente, «retrasará la materialización de parte de las sinergias estimadas».

El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu; y el consejero delegado de la entidad, César González-Bueno | Maria Asmarat (ACN)
El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu; y el consejero delegado de la entidad, César González-Bueno | Maria Asmarat (ACN)

Contraargumentos del Sabadell

La decisión del BBVA demuestra que Torres hace una valoración mucho más halagüeña de las posibilidades de la OPA que la que le otorga la directiva del Banco Sabadell. Ya antes del anuncio de la resolución en fase 3, tanto el presidente Josep Oliu, como el consejero delegado, César González-Bueno, ponían en cuestión la viabilidad de la operación; así como también lo hacían voces importantes del accionariado vallesano, especialmente entre los minoritarios. Cuando la posibilidad de la compra sin fusión apareció en el foro público, el primer directivo del Sabadell ya alertó que la compra «no tendría sentido» en estas condiciones. «Ya nos explicarán cuáles son las ventajas», ironizaba González-Bueno en un encuentro con periodistas. De hecho, desde el grupo aprovecharon la decisión de la Moncloa para exigir al Banco de Bilbao una modificación inmediata del folleto para reflejar los cambios en las previsiones que supone mantener las dos marcas separadas.

Más de la mitad del ahorro, los 450 millones de euros correspondientes a la integración tecnológica, están en un limbo, en tanto que el comunicado del ejecutivo de Sánchez no aclara si veta o no la fusión digital. Ahora bien, tanto los 100 millones procedentes de mejoras de rating como los 300 correspondientes a despidos de personal redundante parecen haber desaparecido del mapa. Voces financieras, de hecho, aseguraban a este medio que «lo más razonable sería desistir», y atribuían a la figura de Torres, muy ligada al éxito de la OPA, que el banco continúe en este camino por encima de los obstáculos que han aparecido. Otras fuentes del mercado ven con mejores ojos la capacidad del BBVA para sacar adelante la operación, y sostienen que, en adelante, solo será necesario mejorar la prima del canje, que por ahora permanece negativa. Varios analistas contactados por este medio auguran alzas en la valoración «ligeras, nada de un 20 o un 30%»; mientras que otros apuntan que la compra de los títulos sabadellenses debería concretarse en torno a los 3,5 euros, un alza superior a los 30 puntos respecto del valor actual de 2,7 euros por unidad.

El giro británico

Tras la decisión del BBVA, el Sabadell puede añadir aún más presión sobre la directiva vasca para evitar la fusión. En el consejo de administración previsto para el próximo martes, está previsto que la dirección catalana debata la posible venta de su filial británica, TSB. Según las agencias Bloomberg y Reuters, los dos pretendientes oficiales son Barclays y el Banco de Santander. Este último habría valorado la compañía en unos 2.700 millones de euros, unos 700 millones por encima del precio que pagaron los actuales propietarios hace una década. El entorno vallesano ve en la potencial transacción el último clavo en el ataúd de la OPA; hasta el punto de llegar a asegurar que, en caso de concretarse la venta, la ofensiva del Banco de Bilbao se vuelve «inviable». Sobre lo que hagan las dos trincheras, la Comisión Nacional del Mercado de Valores deberá lanzar «en las próximas semanas» el folleto definitivo, y comenzar el período de aceptación de la oferta pública. Será entonces cuando se pronuncien los accionistas que, por ahora -y si uno escucha a la dirección catalana- «no ven claras» las condiciones de Torres.

Corrección: En una primera versión del artículo se apuntaba erróneamente que la plusvalía de la oferta del Santander sería de 200 millones de euros respecto del precio de compra original de TSB. La cifra correcta es 700 millones de euros.

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