El gobierno de EE.UU., presidido por Donald Trump, controlará el 10% de la empresa Intel. «Es un gran acuerdo para ellos», dijo Trump este viernes. El anuncio provocó un aumento del 6% en las acciones de la compañía de microchips. Esta operación del gobierno estadounidense está valorada en unos 8.900 millones de dólares y supone la intervención más grande de la administración de EE.UU. desde el rescate del sector automovilístico del año 2008.
Trump confía en que el acuerdo con Intel permitirá a la empresa recuperarse, ya que, según palabras de Trump, «se había quedado atrás» respecto a los demás competidores. De hecho, el presidente de EE.UU. había solicitado este mismo mes la dimisión del consejero delegado, Lip-Bu Tan, un ejecutivo taiwanés con una larga carrera en la industria, alegando conflictos de intereses con las empresas chinas. Tras una reunión en la Casa Blanca, Trump cambió de opinión y definió la carrera del CEO de Intel como «una historia de éxito». Y este viernes, en el anuncio del acuerdo, habló de él como el «respetado» jefe de Intel.

Intel ha despedido este año a unos 20.000 trabajadores
La operación se enmarca dentro del intento de Trump de controlar algunas de las principales empresas tecnológicas de los Estados Unidos para aislar a China de los avances en el mundo de la IA. En caída libre, Intel ha sido la víctima perfecta. Incapaz de competir con las otras dos grandes empresas de su sector -TSMC y Samsung-, la compañía ha despedido solo este año a unos 20.000 trabajadores, una quinta parte de la plantilla global.
Antes de conseguir este 10% del accionariado, el gobierno de EE.UU. ya había dicho que buscaba fórmulas para convertir parcial o totalmente en capital social las subvenciones concedidas a Intel en el marco de la Ley CHIPS y Ciencia del expresidente Joe Biden. Según la agencia Bloomberg, Intel había recibido hasta enero unos 2.200 millones de dólares (cerca de 1.900 millones de euros), pero tenía asignados unos 10.900 millones de euros, más de 9.300 millones de euros.