La Moncloa aprovecha el regreso de sedes sociales a Cataluña para celebrar la «normalización» política en el país. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha asegurado que el nuevo Gobierno ha generado un «círculo virtuoso» en la economía catalana que incentivará el regreso de más compañías que se fueron tras el referéndum del 1 de octubre de 2017. En una entrevista en El Món a Rac 1, Cuerpo ha defendido que las decisiones de la Fundació La Caixa, el Banc Sabadell o Molins «responden a la estabilidad y crecimiento que trae Salvador Illa«.
Según Cuerpo, de hecho, la recuperación de las sedes catalanas es un mensaje económico, y no político. «Es una decisión empresarial: no solo hay expectativas de seguridad jurídica a corto plazo, sino también perspectivas de crecimiento a medio plazo», ha argumentado el ministro. En este sentido, el gobierno español considera que el goteo de retornos no ha terminado. La Fundació ‘La Caixa’ y su holding inversor, Criteria, «no han sido los primeros, ni tampoco serán los últimos».

El mercado valida el retorno
En la misma conversación, Cuerpo no se ha aventurado a predecir cuál será la próxima empresa en reinstaurar su domicilio social en el Principado. Entre las candidatas, destacan las del Ibex que abandonaron el país hace casi ocho años. CaixaBank es la primera en la lista, a pesar de que su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, haya negado cualquier intención de abandonar Valencia. Tampoco Naturgy ha estudiado la posibilidad de volver a Barcelona, aunque el presidente, Francisco Reynés, no cerraba del todo la puerta a debatirlo en su última presentación de resultados. Otros ejemplos destacados son la inmobiliaria Colonial o la operadora de infraestructuras de telecomunicaciones Cellnex, que también han negado que volver a Cataluña forme parte de sus planes a corto y medio plazo.
Según Cuerpo, los mercados internacionales ya avalan la situación en Cataluña. «En 2017, cuando yo estaba en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, las agencias de calificación nos decían que el riesgo más grande para el Estado era la situación política en Cataluña», recuerda el ministro. Ahora, el contacto con los observadores financieros revela que «estamos en la cara opuesta de la moneda». «Hay una situación estable, de seguridad jurídica y crecimiento», argumenta.