Catalunya deja atrás la sombra de recuperación de la crisis industrial que padece la Unión Europea vista a principios del tercer trimestre de 2024. Después de dos meses con modestos crecimientos de la producción, el Principado volvió a perder actividad fabril en el mes de noviembre, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. En concreto, el índice de producción industrial catalán cayó el undécimo mes del curso pasado un 2,4% en términos interanuales. Cabe destacar que el revés catalán se sitúa cómodamente por debajo de la media española, que sufre, tal como se desprende de las cifras del INE, unas turbulencias aún más intensas: la caída media del Estado es del 3,4% año a año, un punto más que en el país; con territorios como Castilla y Cantabria con un desplome alrededor de los 10 puntos porcentuales. Respecto a los territorios competitivos, Catalunya también sale mejor parada: la Comunidad Autónoma Madrileña pierde un 3,9% de su capacidad productiva, mientras que la caída en el País Vasco se eleva hasta el 4,3%.
Todos los subsectores industriales estudiados por el instituto estadístico muestran un comportamiento negativo el pasado noviembre. El gran agujero en la producción industrial catalana, sin embargo, es la energía. Después de encadenar aumentos de la capacidad energética en septiembre y octubre -de un 9% y un 17%, respectivamente- el índice en esta rama cayó más de 12 puntos en noviembre, al borde de un invierno que siempre encarece la factura de la luz. También destaca el retroceso de la producción de bienes de equipo, con un paso atrás del 5,7% comparado con noviembre de 2023. También cae con fuerza la salida de bienes intermedios, con un 2,3% menos año a año. El dato coincide con un terrible momento para la industria automovilística europea, muy presente en el Principado en forma de productores de nivel 2 y 3 -es decir, fabricantes de piezas concretas que proveen a los operadores finales-. Similar es el golpe de las líneas de ensamblaje de bienes de consumo, que pierde un 2,8%, lastrada por el mal rendimiento de las empresas especializadas en artículos no duraderos.

Sin contagio europeo
Durante la segunda mitad del curso pasado, las entidades empresariales del país celebraban que Catalunya parecía «esquivar la anemia industrial» que castigaba las principales economías de su entorno. Especialmente Alemania y Francia, los dos históricos motores productivos de los 27, que acumulan meses de caída libre en cuanto a la salud de su sector secundario. Sin ir más lejos, el último estudio del PMI alemán -el índice de gestores de compras elaborado por el banco comercial de Hamburgo, que indica el dinamismo de una economía o de una rama en concreto- se situó en diciembre en un 42,5, mientras que el francés se quedó en el 41,9. Cabe recordar que cualquier nivel por debajo de 50 indica decrecimiento; y rondar el 42 es síntoma de una crisis profunda.
En diciembre, el Estado logró esquivar el suspenso, con un 53,3 -un incremento, de hecho, respecto a noviembre-. Curiosamente, las principales empresas del territorio español -con las catalanas a la cabeza en muchos casos- encontraron la manera de registrar incrementos de ventas dentro del mercado europeo, a pesar de la mala salud de los principales clientes; así como en el norte de África, tal como confirma el estudio mensual del HBOC, dirigido por su economista jefe Cyrus de la Rubia. Así, vistas las cifras generales, no parece que el Principado se hunda todavía en las profundidades que habitan en los últimos meses los principales mercados de los 27, a la espera de un 2025 que, según las principales voces del tejido productivo, se vislumbra, como mínimo, complicado.