CaixaBank encuentra en el mercado hipotecario uno de sus grandes motores en los resultados del segundo trimestre. La bajada de tipos de interés, en un mercado como el español, altamente dependiente de los márgenes de intereses, hacía pensar a los analistas que habría una caída del beneficio que finalmente no se ha producido: la entidad de origen catalán ha ganado un 10% más, unos 2.951 millones de euros, entre abril y junio. El crédito inmobiliario ha sido uno de los protagonistas, con un aumento de más del 46%, en medio de un aumento histórico de la demanda residencial en el segmento de compraventa. Ahora bien, a pesar del buen sabor que dejan las cifras, apuntan a un sector poco saludable: según ha declarado el consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, «todavía no hay una burbuja inmobiliaria, pero sí hay un problema social». En este sentido, reclama acuerdos transversales entre administraciones para impulsar la nueva construcción residencial, una asignatura que, a su parecer, el Estado español lleva años suspendiendo.
De cara al regulador, Gortázar ha exigido que el sector residencial quede «fuera del populismo y el debate estéril». «El mercado de la vivienda no es una cuestión ideológica, hay que pasar a la gestión, y rápidamente», sostiene el directivo, que ve un riesgo a medio plazo no solo para los potenciales compradores, sino para el conjunto de la economía. La crisis del segmento del alquiler, con precios disparados que ya metastatizan más allá de los grandes núcleos urbanos, expulsa a buena parte de la población hacia un mercado de compra que se tensa cada vez más. Especialmente, la base de la pirámide poblacional, los más jóvenes, que «quieren emanciparse y no pueden». La respuesta, a juicio del consejero delegado, no ha sido satisfactoria, en tanto las administraciones no han conseguido construir vivienda a un ritmo ni similar al que crecen las nuevas unidades familiares. «No somos capaces de acompañar la economía, y eso lo pagaremos, tanto a escala económica como social», ha alertado.
Por ahora, según argumentan desde el banco, aún hay margen para el crecimiento. Las bajadas de tipos de interés han permitido el acceso a crédito de muchos hogares con mejores condiciones, acercando viviendas que, de suyo, podrían estar fuera del nivel de precios que esperaban asumir. De hecho, el tipo medio que se aplica a los préstamos residenciales en el Estado está aún muy por debajo de la media comunitaria, en un 2,6% respecto del 3,1% que registra la UE -y aún más de los mercados problemáticos, como el alemán, que se eleva hasta el 3,5%-. Sobre esta flexibilidad, el banco espera que el crédito hipotecario crezca a un ritmo del 3% en lo que resta de 2025, lo que mantendrá el alza de precios a medio plazo. «No se prevé una caída, pero el incremento no puede continuar ad infinitum«, ha diagnosticado Gortázar. La solución, razona, incrementar el sueldo disponible y facilitar los trámites administrativos para activar la nueva construcción. «Tenemos que ponernos ahora para arreglar el problema a cuatro o cinco años vista», apremia.

A pesar de la brecha que sufre el sector, el CEO niega que nos estemos acercando a una situación similar a la de 2008, con una burbuja hipotecaria que amenace al conjunto de la economía. El contexto, defiende, «es completamente diferente al de hace 16 años». En primer lugar, porque el sector residencial ocupa un fragmento del PIB mucho más pequeño que el que invadía antes de la Gran Recesión. En segundo, porque la mayoría de la demanda, asegura, es de uso, y no especulativa. Aun así, exige que haya un remedio rápido para los «cuellos de botella» que ya se están detectando. Si no, lamenta, «la sociedad y la economía no lo aguantarán».
Después de la OPA, «saldrá el sol»
Al borde de la conclusión de la OPA hostil de BBVA sobre el Banc Sabadell, Gortázar ha restado importancia al asunto. Según el consejero delegado, y a pesar del debate público que ha generado la operación, «la economía continuará funcionando, y el sector bancario también» cuando finalice el período de adquisición. «Supongo que al día siguiente de la OPA saldrá el sol», ha ironizado; indicando que el resultado, sea cual sea, «afectará a las dos entidades implicadas, pero el resto del mundo financiero continuará adelante», ha previsto.
Ha negado, además, que el conflicto entre dos de los cuatro grandes bancos del Estado haya erosionado la reputación del sector puertas afuera. «La percepción del mercado español a escala internacional es muy buena. Crecemos por encima de muchos otros. Siempre podría ser mejor, pero estamos bien», ha sentenciado.

Trump, el «mal menor»
Más preocupado se ha mostrado por la debilidad de Europa ante la guerra arancelaria lanzada por el presidente estadounidense, Donald Trump. Para Gortázar, el acuerdo firmado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado domingo era «un mal menor, porque tampoco había opciones para otra cosa». «La UE no estaba en una posición de fuerza para negociar, ni hablaba con una única voz», ha lamentado. En este sentido, espera que los 27 sigan el ejemplo de Canadá, y la derrota contra Washington espolee una mejor integración financiera y comercial a corto plazo. Así, insta a Bruselas y a los países miembros a «construir más Europa, porque en tres o cuatro años podemos cerrar un acuerdo mejor».
Celebra, además, que la economía española llegue al conflicto en «un momento de fortaleza». Según el gabinete de estudios de CaixaBank, los efectos de los actuales aranceles sobre el PIB del Estado no pasarán del 0,2%. Podría ser aún menor, en tanto que la contabilidad pública revelada el pasado martes por el Instituto Nacional de Estadística indicaba que la desaceleración prevista se ha recortado, precisamente, en dos décimas. Para seguir poniendo los cimientos de una economía saludable, asegura, «hay que construir más pilares, especialmente en el ámbito de la industria»; que acelerará gracias a una inversión más saludable que en el pasado -tanto en el Estado como en Cataluña-. Ahora bien, sin «cargarse el turismo». «Es una bendición, aunque la aportación del sector al crecimiento será cada vez menor», ha augurado.