La Comisión Europea ha celebrado la decisión anunciada este jueves por IAG de renunciar a la compra de Air Europa por las exigencias impuestas por el ejecutivo comunitario. En un comunicado emitido este viernes y firmado por la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión, Margrethe Vestager, el ejecutivo insiste que la operación «habría afectado negativamente la competencia en un gran número de rutas donde las dos compañías rivalizaban de forma estrecha». La transacción, reitera la CE, «podría derivar en efectos adversos por los pasajeros en términos de precios o calidad de los servicios» y la aerolínea «no abordaba plenamente las preocupaciones de Bruselas» con las soluciones propuestas.
Este comunicado sigue la misma línea de la investigación abierta por Bruselas a principios de año para evaluar «posibles irregularidades» en términos de transparencia. El ejecutivo considera que tanto IAG como Air Europa son «proveedores clave» en la conectividad dentro del Estado y en la conectividad de España con el resto de Europa y el continente americano, siente el primero y tercer operador del mercado, respectivamente.

Las soluciones no han convencido la CE
Como respuesta a la Comisión, IAG planteó la opción ceder hasta el 52% de las frecuencias que operaba Air Europa a otras compañías. Con este movimiento, que pretendía calmar las aguas, la aerolínea garantizaba que ninguno de las rutas en que la Comisión había identificado problemas de competencia se quedaría sin un tercer operador.
Bruselas, pero, se mostró insatisfecha con estos remedios y recordó que las dos empresas ya intentaron una operación similar en 2021 que no fructificó, precisamente por las objeciones de la Comisión. «Air Europa se encuentra ahora en una posición más fuerte que en 2021, y el reto para identificar remedios adecuados era más grande que hace tres años», concluye Vestager como justificación de las objeciones que ha vuelto a presentar la CE.