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borsa española «infravalora» Puig a pesar de la paz arancelaria

La estrella de la bolsa española en el año 2024 fue catalana. El 3 de mayo del año pasado, la cosmética Puig se aventuró al mercado de renta variable «subida a los hombros de unos gigantes«. Cuando el presidente ejecutivo de la multinacional catalana, Marc Puig, se dirigió al parquet madrileño, celebró el ascenso, casi eterno: «Mi abuelo plantaba patatas en Vilassar, y envió al hijo a estudiar a Londres». Décadas después, la familiar se hacía cotizada con una estrategia agresiva, colocando el precio de la acción en la OPV que trasladó a los potenciales inversores en máximos de 24,5 euros; que se mantuvieron durante el primer trimestre con suficiente impulso para hacerla irrumpir en el Ibex-35. Cerca de 16 meses después, los retornos son decepcionantes: los títulos, al cierre de la sesión del pasado viernes, estaban valorados un 34% por debajo del rango de salida, en 16,16 euros. Se trata, según las voces financieras consultadas, de una corrección severa que partía de unas aspiraciones demasiado ambiciosas. «Sus primeros resultados como cotizada no fueron tan buenos como se esperaba y, desde entonces, el mercado la ha castigado mucho», sostiene el analista Javier Cabrera. Tanto, de hecho, que las cifras ya no cuadran. Según Joan Esteve, director de inversión de la boutique financiera Gesinter, «la caída de Puig, que tiene varias razones, ha provocado que la empresa esté claramente infravalorada».

No son los únicos que observan un gap entre el valor que podría tener la firma y el que le otorga el mercado. El consenso de los 16 analistas que observan Puig apunta a un potencial de crecimiento próximo al 40%, por encima de los 22 euros por acción; mientras que los más optimistas aún conservan las esperanzas del segundo trimestre de 2024, y lo elevan hasta superar los 30 euros. La inmensa mayoría de los consultores financieros que la cubren -nueve de los 16- recomiendan a sus clientes añadir títulos de Puig a su cartera, y ninguno la evalúa por debajo del nivel de conservar. El objetivo medio, cabe decir, la deja por debajo de la apuesta de mayo de 2024, con un margen de unos dos euros por acción hasta llegar al precio de salida; que el conjunto del mercado reconocía, ya entonces, como «exigente».

El mercado diario, cabe decir, no refleja las recomendaciones de los analistas. Durante agosto, la catalana ha perdido un 1,1% de su cotización, un rendimiento mucho peor que el de su competencia: la francesa L’Oreal, la firma más equiparable a Puig en cuanto a mercado y aspiraciones, escaló un 6,8% en el mismo período. Lo ha hecho a pesar de que el crecimiento relativo en la primera mitad ha sido mucho menor: mientras que la catalana registró un alza interanual de los ingresos del 7,5% entre enero y junio, su competidora solo reportó un +1,6%.

Una trabajadora de Puig en la nueva torre Puig T2 en l’Hospitalet / ACN

Aspiraciones «exigentes»

Para Cabrera, esta disonancia proviene de una entrada al mercado demasiado ambiciosa, que habría mermado la confianza de los inversores en la firma. «Sus primeros resultados como cotizada no cumplieron las expectativas; y esto ha provocado que ni siquiera las buenas noticias consigan ayudarla mucho», razona. Entonces, la compañía creció un 11,6% en facturación, dos puntos por debajo de lo que proyectaban los expertos; y redujo su margen operativo en cerca de un punto, hasta el 14,14%, cuando la previsión era que lo aumentara hasta el 16,3%.

Este primer balance ha teñido la lectura que la bolsa ha hecho de los tres que ha publicado después; provocando que un crecimiento saludable, de un dígito medio-alto -entre el 7 y el 8%- se haya visto como un rendimiento decepcionante. Aun así, para Esteve, la catalana ofrece cada vez más certezas en un entorno financiero problemático. «Su demanda es estable, y puede fijar precios. Esto significa que será atractiva», afirma el experto.

El problema americano

Según Cabrera, los inversores necesitan un «catalizador» para volver a prestar atención positiva a Puig. «Si enlaza dos o tres trimestres consecutivos de buenos resultados, volverá a funcionar bien», diagnostica. Es, sin embargo, un panorama problemático para prometer un camino recto a los accionistas; en medio de la guerra comercial lanzada por la Casa Blanca. A pesar de que la catalana no detalla geográficamente sus ingresos, sus memorias anuales revelan que la región norteamericana es su principal generador de actividad. No obstante, según explicaba el mismo presidente ejecutivo en una reciente llamada con inversores, el impacto de las tarifas será «relativamente pequeño» sobre la firma catalana; gracias a la fidelización de sus productos y al cliente objetivo, a menudo con un poder adquisitivo más elevado. De hecho, a partir de agosto elevará el precio de sus productos un 5%, en busca de mantener el equilibrio en un escenario global cambiante.

Más problemática es la mala salud del dólar respecto al euro; un agravio que encuentran todas las empresas comunitarias que concentran buena parte del negocio en EE.UU. Ya el segundo trimestre de este año, la depreciación del dólar moduló el crecimiento de los ingresos a la baja por la disparidad entre las divisas; y rebajó las ventas reportadas un 3,8% una vez computadas en euros. Así pues, partes de la coyuntura económica no ayudan a Puig a realizar su potencial bursátil; mientras que sobrevive a otros retos internacionales con nota. Con todo, los analistas consultados permanecen optimistas: «por ahora, cotiza a precios muy atractivos».

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