La Oferta Pública de Adquisición hostil lanzada por BBVA sobre el Banco Sabadell el pasado mes de mayo ha centrado la atención del sector bancario de 2025. En un entorno de tipos elevados, con buenos resultados para las empresas financieras y un convenio colectivo que amenazaba con alterar la paz, pero que finalmente se ha suavizado mediante el acuerdo con los sindicatos, la batalla entre Bilbao y Sant Cugat del Vallès por la potencial fusión entre dos de las cuatro grandes marcas del Ibex 35 ha servido de telón de fondo para todas las operaciones de los implicados. Ahora bien, el destino de los vascos y de la entidad de origen catalán en los últimos 12 meses ha seguido ritmos diferentes: mientras los primeros han sido el banco del selectivo con una peor salud bursátil -un crecimiento del 11,6% desde enero a una distancia sustancial de la competencia-, la expansión del segundo ha sido fulgurante. El banco de Josep Oliu, de hecho, es la multinacional del selectivo español que ha acumulado alzas más intensas este año, con un 60,3% más que a principios de 2024. Si la referencia es la presentación de la OPA, la distancia es igualmente significativa: cuando BBVA puso sobre la mesa una propuesta de fusión «amistosa», a finales de abril, sus acciones valían cerca de 11 euros, mientras que las del Sabadell se movían alrededor de 1,5 euros. Siete meses y pico después, los títulos catalanes han ganado 30 céntimos por unidad (1,86), mientras los vizcaínos han perdido más de un euro y medio (9,26). En los albores de un curso que se augura complicado para el sector bancario, las estimaciones del mercado respecto a las dos trincheras son muy diferentes.
Observando el consenso de los analistas respecto a las acciones de ambas entidades, la percepción compartida es que tanto BBVA como Sabadell tienen un potencial superior a la cotización actual. La decena de observadores que valoran el valor vasco sitúan el objetivo cerca de los 11,43 euros, una prima cercana al 23%; mientras que los catalanes ganarían cerca de 18 puntos en caso de alcanzar los 2,19 euros que calculan para él. Los expertos de entidades del nivel de JP Morgan Chase, Bank of America o Wells Fargo dibujan, sin embargo, un escenario mucho más favorable para los intereses del Sabadell: mientras que la hoja de ruta de la entidad de Josep Oliu se abre a la posibilidad de una ganancia de unos 60 céntimos por título respecto a la presentación original de la OPA, un 45% más que a finales de abril de este año, los 44 céntimos que ganaría el inversor del BBVA supondrían una expansión de poco más del 4%. Así, los objetivos del mercado para ambas entidades alejan aún más la ya precaria -a juicio de los minoritarios del Sabadell- oferta de cinco títulos por cada uno de la entidad saliente. «No cambiaremos papel por papel», explicaba Jordi Casas, argumentaba de la entidad, en una entrevista a Món Economia; menos aún cuando la tendencia de ambos papeles es tan desfavorable para el atacante.
El año para el Sabadell ha servido para cimentar esta expansión. A juicio del analista de mercados Manuel Pinto, la entidad de origen catalán ha cerrado un 2024 «espectacular», aprovechando, asegura, mejor que el resto del sector el caldo de cultivo favorable que, durante dos años, ha ofrecido la política monetaria del BCE y sus entornos de tipos elevados. Gracias a este aumento de márgenes, cabe recordar, la compañía que dirige César González-Bueno se embolsó cerca de 1.300 millones de euros en beneficios durante los tres primeros trimestres de 2024, un aumento interanual cercano al 26%.

Similar ha sido la escalada del BBVA hasta septiembre, con un incremento de ganancias del 28%, hasta unos 7.600 millones de euros impulsado también por los elevados tipos y por una aceleración del crédito. Ahora bien, como en otros puntos de su negocio, la marca de Carlos Torres acelera al ritmo que lo hace la economía mexicana, con diferencia la que más aporta a sus balances, por encima del Estado español y de Turquía. La aportación de México al crecimiento del crédito en 2025 ha sido la más importante, con un alza interanual superior al 15%, mientras que en el Estado, por ejemplo, se ha quedado en un +1,5% lastrada por los elevados costos. De cara al próximo curso, pues, la distribución geográfica juega a favor y en contra de los vizcaínos: por un lado, su principal mercado no se beneficiará de nuevo flujo de crédito aprobado por Frankfurt. Por otro, depende menos que el Sabadell de los márgenes de intereses ratificados por Christine Lagarde. Los tipos en el país centroamericano se mantienen elevados incluso para su nivel histórico, en un 10% -después de la bajada del 0,25% pactada a finales de diciembre-; mientras que en los 27 ronda ya el 3%.
Entre el BCE y la guerra de hipotecas
A pesar de la buena salud de las cuentas de ambas entidades, el consenso de los mercados es que el mundo financiero en conjunto dará un paso atrás en 2025 tras encadenar dos años de récords. «Esperamos una caída progresiva de los resultados, igual que con el resto del sector, durante los próximos meses», declara Pinto; quien señala que ganará relevancia el volumen de crédito en un entorno de menos ganancias por cada operación. Así, el mercado hipotecario cobra especial relevancia: la alta demanda que detecta el sector inmobiliario se une a un euríbor que cierra el curso bajo mínimos -por debajo del 2,5% por primera vez desde el otoño de 2022- para poner las condiciones para una más que probable guerra hipotecaria. En este contexto, recuerda el analista, la entidad de origen catalán «ha conseguido aumentar su cartera de crédito hipotecario, lo que muestra la buena actividad comercial de la entidad». En el último año, el banco de Oliu ha logrado superar el umbral del 10% en la cuota de concesiones para compras de vivienda. BBVA, por su parte, se mantiene como la segunda entidad del sector, muy lejos del líder absoluto -Caixabank, siempre en la primera posición de este segmento de banca comercial-.
Fuera del segmento hipotecario, diversas amenazas se ciernen sobre la banca en 2025, suficientemente capaces de cambiar las tendencias de BBVA y Sabadell en meses clave para la resolución de la OPA hostil. Según alertan los mercados, la mala situación de la industria podría suponer un revés para el vertical corporativo -es decir, los préstamos a empresas-; especialmente las pequeñas y medianas, donde el Sabadell es especialmente relevante. Sin embargo, tal como indicaba la Cámara de Comercio de Barcelona recientemente, el mundo productivo catalán parece esquivar la mala racha de la UE, y «la nueva producción de estos productos respecto al año anterior ha crecido», tal como recuerda Pinto. Así, un retroceso en el rendimiento el próximo curso se vería amortiguado por las «amortizaciones anticipadas de crédito que continúan al orden del día».

Por otro lado, el Banco Central Europeo, en previsión de un ciclo de crecimientos más moderados, ha intensificado las demandas de capital al conjunto de la industria. «El empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas y la presencia de riesgos geopolíticos», a juicio del regulador, obliga a las entidades a resguardar un porcentaje más elevado de sus activos para cubrirse en caso de un periodo crítico. El Sabadell, cabe decir, es el segundo banco del Estado con exigencias más duras, con un 13,44% del capital; por encima del 13,29% que reclaman a los vizcaínos. Los resultados de ambas empresas, así, «podrían resentirse más» del descenso de los márgenes de intereses; si bien BBVA se encuentra en una posición ligeramente más cómoda en este sentido por la menor concentración de su negocio en la UE.
Las complicaciones de la OPA
Con todo, fuera del negocio regular de las dos entidades, el resultado de la OPA marcará buena parte de su curso. A pesar de que los mercados continúan viendo amplias posibilidades de que la fusión se haga efectiva -así lo apuntaba el especialista Javier Cabrera, que ve «difícil justificar condiciones muy agresivas por parte del gobierno» a la concentración-, una ofensiva de esta magnitud se hace más complicada a medida que pasa el tiempo. La negativa de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia a escuchar las decenas de entidades que se consideran afectadas por la oferta -cámaras de comercio, patronales, sindicatos e incluso la asociación de accionistas minoritarios del Sabadell- puede servir para acelerar los tiempos; pero ya se vislumbran recursos contra la decisión del organismo que preside Cani Fernández. Al complicado calendario, además, se suma el retorno del impuesto a la banca, incluido finalmente en la aguada reforma fiscal de Pedro Sánchez. Un retorno, además, envenenado para BBVA: según ha informado Cinco Días, vía el reciente RD de medidas anticrisis aprobado por el Consejo de Ministros, se añade al gravamen un incremento del 15% en la cotización de aquellas entidades que adquieran otras en forma de fusión. Es decir, integrar la marca Sabadell, en caso de que se llevara a cabo la compra, encarecería quince puntos la tasa que BBVA debería pagar en 2025 -si bien esta subida nunca podría ser superior al pago que debería haber efectuado la entidad absorbida-. BBVA, cabe recordar, ya es una de las compañías más afectadas por el nuevo tipo, con una base del 7% de su margen de intereses y comisiones. La del Sabadell era, sin embargo, del 6%.