Desde el pasado mes de mayo se ha escrito ríos de tinta sobre la Oferta Pública de Adquisición (OPA) hostil del BBVA sobre el Sabadell. Ahora bien, no ha sido hasta este inicio de curso que los máximos responsables de los bancos se han puesto a hacer una verdadera campaña para intentar convencer a los accionistas de que intercambien las acciones o no y explicando los porqués de si es una buena o mala oferta. Sin ir más lejos, en las últimas semanas el presidente del BBVA, Carlos Torres, y el consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, han ido a ESADE a defender su postura. En el caso del primero, Torres ya advirtió que si la oferta falla el precio de la acción podría volver a niveles muy bajos y defendió que se podrían generar muchas sinergias, especialmente en los negocios de pymes de ambos bancos. Buena parte del discurso va dirigido a un actor clave en todo el proceso, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), pocos días antes de que tome la decisión definitiva sobre la potencial compra. Según el calendario marcado por el organismo, debería valorar el encaje en el mercado durante la primera semana de noviembre.
En este sentido, el investigador titular del Instituto Ostrom, Roger Medina, avisa que, con toda seguridad, la CNMC ”impondrá unas compensaciones” a la OPA y apunta que podrían ir en una línea similar a las que ya marcó la fusión por absorción entre Bankia y CaixaBank -tal como defiende, de hecho, la directiva de la entidad de origen vasco-. En aquella ocasión, Medina recuerda que el regulador optó por ir municipio por municipio para dirimir aquellos lugares donde realmente se afectaba la competencia bancaria, especialmente en poblaciones donde la entidad pasaba a tener un monopolio. Es por ello que la CNMC les obligó a no abandonarlas y mantener el cajero automático y las oficinas. Por todo ello, el experto concluye que, más pronto que tarde, la CNMC acabará dando la validación a la operación -siempre, eso sí, cumpliendo estas condiciones de competencia-.
A pesar de esta confianza en el sí a la compra, el analista de mercados Javier Cabrera, recuerda que ya hace meses que el BBVA va reduciendo ante la opinión pública la potencial afectación en competencia de la compra no será tal. El mismo Torres ha asegurado en muchas ocasiones que la operación aportará muchas sinergias positivas y será muy beneficiosa, especialmente para las pequeñas y medianas empresas -un tejido en tensión desde el anuncio de la oferta pública de adquisición-. Estos giros discursivos, apunta Cabrera, tienen como fin único «excusarse ante la CNMC» y acelerar el proceso de validación. Una estrategia para enfrentar a priori las complicaciones que, a juicio del experto, podrían llegar a través de las imposiciones del regulador para validar la OPA. Sobre estas exigencias, el analista y director del máster en mercados financieros de la BSM-UPF, Xavier Brun, también recuerda que, en la práctica, ya hay poca competencia dentro del sector y que pasar de 4 a 3 bancos tampoco afectará tanto el sistema actual. Afirma, de hecho, que el BBVA será mucho más eficiente y que el Sabadell «se ha quedado pequeño».

Aun así, sí que reconoce que los principales afectados serán las pequeñas y medianas empresas de aquellos lugares donde tiene mucho negocio el Sabadell. Es decir, Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares. Concretamente, detalla Brun, como pasarán a ser clientes de un banco mucho más grande con muchos más mercados donde incidir, estas pymes perderán prioridad en la operativa de la entidad resultante, dado que serán una parte mucho más pequeña de su negocio general.
División de opiniones con el paso a fase 2 de la CNMC
Todo ello lleva a estos inicios de noviembre un nuevo capítulo del serial, la decisión de la CNMC. Alrededor del día 9 del undécimo mes del año el regulador debe pronunciarse sobre si acepta o no la operación o si decide hacer una investigación más exhaustiva. En este punto, los tres analistas y expertos muestran disparidad de opiniones. Por un lado, Medina y Cabrera consideran que, efectivamente, la CNMC decidirá prolongar el estudio de la operación, ya que se trata de una OPA compleja. El miembro del Instituto Ostrom recuerda que la fusión de Bankia y CaixaBank ya pasó a fase 2 en su momento, aunque es posible que el organismo vea algunos problemas o conflictos que obliguen a estudiar más a fondo la operación y sus consecuencias. Al mismo tiempo, Cabrera asegura que las declaraciones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, durante las últimas semanas «son un aviso» para navegantes y abren las puertas a alargar el proceso, que con toda probabilidad se extenderá hasta el segundo trimestre del año que viene. Moncloa, cabe recordar, ha sido uno de los más firmes detractores de la fusión desde los primeros anuncios; llegando incluso a comprometerse a «poner pie en pared» con el proyecto.
Por otro lado, Brun, considera que no sería necesario alargar el estudio de la operación, ya que la mayoría de los reguladores han dado su visto bueno, lo que ha diluido la atención de los políticos. Además, apunta que desde su punto de vista solo sería necesario dilatarlo en caso de que el país pudiera vivir una situación inestable en los próximos meses, como por ejemplo unas elecciones -hecho que no se prevé a corto plazo, a pesar de la inestable mayoría que fundamenta el ejecutivo de Pedro Sánchez-. Con todo, el académico apunta a una resolución durante el primer trimestre del año que viene.

La defensa del Sabadell
Además de todos los obstáculos que le quedan por delante al BBVA para conseguir tomar el control del Sabadell, será el mismo banco catalán el que enseñará las garras hasta el final para intentar evitarlo. En las últimas semanas el presidente del banco de origen catalán, Josep Oliu, y su consejero delegado, César González-Bueno, ya han repetido en varias ocasiones que consideran que la OPA «no tiene opciones de salir adelante». Desde el punto de vista de los analistas consultados, ambos dirigentes intentan convencer a los accionistas para que no los abandonen, demostrando que son un banco sólido y con futuro.
Un ejemplo de esta política es el aumento de dividendos que anunciaron el pasado mes de julio. En este sentido, Cabrera recuerda que, tradicionalmente, los accionistas minoristas «valoran mucho los dividendos», y considera que la estrategia usada por el Sabadell es tangible para los accionistas y controlable por parte del banco. En esta línea, Medina añade que el banco catalán «intentará todo» para evitar la OPA.
La segunda vía de la defensa del Sabadell es la oferta en sí. Actualmente, el BBVA ofrece un intercambio de 5 acciones del Sabadell a cambio de una suya, que el banco catalán considera «claramente insuficiente». Sin embargo, Brun expone que «nunca, en ningún momento de la historia», una empresa que haya sufrido una OPA hostil ha reconocido que, efectivamente, el precio por el cual intentan comprarla es justamente el adecuado. De hecho, si fuera así dejaría de ser una OPA hostil en la práctica. Al mismo tiempo, el analista y profesor, indica que si realmente fuera insuficiente, ya habría dado señales y hasta ahora no lo ha hecho. Aun así, los tres consideran que será clave el papel que jugarán los accionistas minoritarios, ya que el Sabadell tiene una gran base de este tipo de capital, aunque no ha trascendido cuáles son los porcentajes exactos.

El horizonte internacional de BBVA: «Dejar de ser un banco mexicano”
Por otra parte, Brun argumenta que el principal motivo del BBVA para intentar adquirir el Sabadell no es la voluntad de ser más grandes y eficientes por el simple hecho de serlo, sino que es para dejar de ser considerado un «banco mexicano o turco» en los mercados internacionales. En este sentido, Brun explica que cuando el banco de origen vasco pide un bono en los mercados, estos aplican los intereses de países como México o Turquía, ya que la inmensa mayoría de los beneficios e ingresos del banco provienen de estos entornos. Es por ello que el analista considera que una manera muy sencilla de revertir esta situación es crecer muy rápidamente en el otro mercado donde es fuerte el BBVA, España. Una teoría que también comparte el analista de XTB, Javier Cabrera, que asegura a Món economia que la operación daría «fortaleza a la parte española del banco» y devaluaría la importancia de México y Turquía en los resultados del Grupo. Dentro de este mercado hay tres bancos a los cuales se podía absorber como son el Sabadell, Bankinter y Unicaja. Se decantó por el primero, argumenta Brun, porque es fuerte en mercados que ya conoce como el catalán, el valenciano o el balear.
Esta explicación desmonta todo lo que el BBVA ha defendido en todo momento que esta fusión también busca crear un banco grande y europeo tal como ya hace años que reclama el Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, los analistas descartan por completo esta posibilidad, ya que incluso con la fusión el banco vasco no podría competir con gigantes europeos como Deutsche Bank o BNP Paribas. De hecho, Cabrera asegura que incluso con la operación podría ser que el BBVA no fuera considerado el banco más grande del Estado porque en varias estadísticas CaixaBank lo continuaría superando. En esta línea también se pronuncia Medina, que asegura que, efectivamente, el BBVA busca reforzar su posición en el mercado español.