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El Sabadell constata que la venta de la filial británica «encarece» la OPA

El Banco Sabadell aleja las posibilidades de la OPA hostil del BBVA tras la venta de la filial británica. Así se ha expresado el consejero delegado de la entidad, César González-Bueno, tras haber anunciado los detalles de la operación TSB. Según González-Bueno, tras el acuerdo con el Banco de Santander en el Reino Unido, la oferta del Banco de Bilbao «es mucho más difícil, mucho más cara». La reacción del mercado bursátil corrobora la lectura del consejero delegado. Durante las primeras horas de la jornada en el parquet de Madrid, las acciones se han disparado un 5,2%, y ya rozan los 2,85 euros. El salto vallesano es mucho más pronunciado que la media del sector financiero; y más aún que el que ha experimentado el BBVA, que se queda, por ahora, por debajo del 2%. Con estas nuevas condiciones, la prima negativa de la OPA -la pérdida de valor para los accionistas que accedieran a las condiciones vascas hasta ahora- es próxima al 10%, y vuelve a superar los 1.000 millones de euros. A pesar de ello, la directiva catalana sigue desvinculando las dos operaciones. «La motivación tanto del Sabadell como del Santander ha sido la creación de valor, y ha sido una operación buena para ambas partes«, ha sostenido el primer ejecutivo.

La venta, en todo caso, permanece sujeta a la aprobación de la junta de accionistas, convocada de manera extraordinaria para el próximo 6 de agosto. Sin entrar en detalles, González-Bueno ha adelantado que, en los primeros contactos con inversores, hay indicaciones favorables. Más aún con el anuncio del dividendo extraordinario que el banco entregará al accionariado a principios de 2026 a raíz del movimiento en el Reino Unido, con una entrega en efectivo de 50 céntimos por acción, unos 2.500 millones de euros a repartir entre todos los propietarios. Con este añadido, el Sabadell es, con cierta diferencia, el banco del Estado que prevé una mayor retribución por los títulos, con unos 3.800 millones de euros entre agosto y marzo del próximo curso.

En este sentido, el CEO ha negado las consideraciones del mercado, que apuntaban a la venta de TSB como una «píldora de veneno» contra la OPA -es decir, un ataque a los fundamentos de la oferta del BBVA que serviría para hacerla descarrilar-. «No hay en absoluto ninguna poison pill, solo hemos actuado en defensa de los intereses de los accionistas», ha argumentado. Fuentes del capital de la entidad aseguraban en las últimas horas a Món Economia, sin embargo, que un voto afirmativo de la junta se podría leer como una enmienda a la totalidad de la OPA. González-Bueno no ha querido ir tan lejos, pero sí ha reconocido que «hay una cierta relación» entre las decisiones que se tomen el seis de agosto y el posicionamiento que tomará el inversor -tanto los minoristas como los institucionales- durante el período de aceptación. «Veremos», ha declarado, guardando las cartas.

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, durante una rueda de prensa / Eduardo Parra - Europa Press
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, durante una rueda de prensa / Eduardo Parra – Europa Press

Sin preocupaciones legales

Ejecutar la venta de TSB en medio de una operación como la que plantea BBVA, tal como ha reconocido el mismo banco, podría generar ciertos problemas reguladores; especialmente en lo que respecta al cumplimiento del deber de pasividad, que obliga al consejo del Sabadell a remitir cualquier decisión estructural a la junta de accionistas. El director financiero del Santander, José Garcia Cantera, ha dejado entrever este mismo miércoles que la directiva vallesana habría sido la primera en hacer un movimiento para ofrecer la filial británica. A pesar de que no lo ha querido aclarar -sujeto, ha confirmado, a un acuerdo de confidencialidad con el comprador-, González-Bueno ha sentenciado que «es irrelevante» quién haya hecho la primera aproximación.

«La junta es soberana», ha remarcado. Por tanto, si los accionistas aprueban la venta el próximo 6 de agosto, esta debería encajar con las estipulaciones del decreto de OPAs, que rige este tipo de conflictos. Además, al haber planteado el dividendo extraordinario como una entrega en efectivo, este escapa del foco regulador del Banco Central Europeo, que habría tenido que dar luz verde en caso de que el payout se hubiera concretado con una recompra de acciones. El hipotético sí de los accionistas, además, blindaría la venta de cara a una posible integración con el BBVA. Es decir, si los inversores catalanes aprueban la operación TSB, la directiva que capitanea Carlos Torres no podría echar marcha atrás incluso si la OPA tiene éxito.

Una operación «exitosa»

Con las cifras conocidas, el Santander pagará 3.100 millones de euros por TSB, un importe al que se deben añadir unos 300 millones de euros más correspondientes al beneficio de la filial británica entre abril y el primer trimestre de 2026, cuando se espera que se complete la transacción. El Sabadell, cabe recordar, compró el banco en 2015 por un valor cercano a los 2.000 millones de euros; y su propiedad ha generado unos dividendos de 500 millones durante la última década. De esta manera, apunta González-Bueno, el grupo habría duplicado el valor inicial de la rama en Reino Unido, hasta rozar los 4.000 millones de euros entre retribución a los accionistas y precio de venta. Las condiciones, ha apuntado el CEO, se han dado ahora, pero no estaban presentes en años anteriores. «Hemos podido dejar TSB en un buen lugar como entidad por sí misma, y había apetito en el mercado por el activo», ha descrito. De hecho, el movimiento llega en un momento de consolidación bancaria en el país, y supera la plusvalía de otras operaciones recientes. Las ventas de bancos en RU se concretan, normalmente, por un valor de 1,2x sus libros; mientras que la de TSB se ha firmado con un múltiplo de 1,5x.

Con la salida de las islas británicas, el Sabadell espera llevar adelante una «estrategia más enfocada» al mercado español, donde la empresa es «rentable y tiene mucha experiencia». Contra las tesis del BBVA, que buscan posicionarse como una especie de campeones europeos con la concentración bancaria en el Estado, González-Bueno ha celebrado que el capital «valore que haya un segmento de bancos muy enfocados a un mercado, especialistas en su entorno». Ya hace tiempo que varias informaciones vinculan la entidad catalana con fusiones -«amistosas, que son las que funcionan», ha puntualizado el CEO- con otras entidades medianas; y la venta de TSB deja la puerta abierta a una adquisición. Sin embargo, la directiva vallesana no ve «ninguna operación madura» para concretarse a corto plazo; incluso después de los vínculos que los asociaban con Abanca y Unicaja. A pesar de ello, una merger con estas características «sería constructiva desde el punto de vista de costos e ingresos», porque los bancos medianos del Estado no suelen competir en términos territoriales.

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