La absorción del Banco de Sabadell por parte de BBVA podría tener unas consecuencias nefastas para los consumidores. Así lo aseguran varios expertos consultados por la ACN, que aseguran que estos efectos se notarían a «mediano y largo plazo» cuando la carencia de oferta encareciera el precio de crédito y que pronostican un más que probable cierre de oficinas y la reducción de personal, dos factores que empeorarían el servicio, especialmente en cuanto a la atención presencial y a las personas más vulnerables, como la gente mayor.
Si esta fusión entre las dos entidades acaba saliendo adelante, la previsión es que ni los créditos ni las hipotecas contratadas con cualquiera de los dos bancos sufran ningún cambio de condiciones. Los expertos coinciden a apuntar que, a corto plazo, los clientes del Sabadell podrán continuar operando con sus productos en iguales condiciones. Lo que más preocupa es qué pasará a largo plazo, especialmente en el caso de cuestiones como las comisiones, que podrían sufrir un aumento considerable.
Cambios en el nivel de riesgo y menos sucursales
En cuanto al crédito, los analistas ven «miedo» entre las pymes por si se endurecen las condiciones de acceso al dinero, especialmente en Cataluña, donde el Sabadell tiene una amplia trayectoria de trabajo con pequeñas y medianas empresas. En este sentido, el consejero ejecutivo del European Financial Planning Association (EFPA), Josep Soler, señala que las empresas que pueden notar más cambios son las que tienen tratos con ambos bancos y que ahora se podrían encontrar que el nuevo ‘megabanco’ que saliera de la absorción no asumiera el mismo nivel de riesgo que las dos entidades por separado.
Desde Facua coinciden en este análisis de la situación, pero insisten sobre todo en problemas derivados del potencial cierre de sucursales, dando por hecho que se clausurará alguna de las 800 que tienen entre los dos bancos y que se recortará una plantilla que ahora es de 8.000 empleados. Estos movimientos tendrían un impacto directo en los datos que todavía sitúan el Estado como el segundo de la Unión Europea, después de Francia, con más sucursales por habitante.