Las acciones de Banco Sabadell se desplomaban este martes en bolsa casi un 3,4% después de rechazar la oferta de BBVA, que subió un 1,7%, había formulado para fusionar ambas entidades al considerar que generará más valor en solitario. De este modo y después de que el Gobierno haya celebrado la decisión del banco catalán, el mercado parece no coincidir y martes el Sabadell lideró los descensos del Ibex-35, hasta intercambiar sus títulos a un precio unitario de 1,826 euros. Minutos después, pero, a las 9.30 horas, moderaba su caída al 1,56%, con sus acciones a 1,86 euros. BBVA, en cambio, abría la jornada liderando las alzas de la Ibex-35 con una subida del 1,68%, a un precio unitario de 10,005 euros por acción.
El BBVA parecía tener el banco catalán prácticamente al bolsillo, pero el Sabadell el pasado martes decidió que no quería ser absorbido. Para el consejo de administración, la oferta de BBVA «infravaloraba significativamente» el proyecto de la entidad y las suyas perspectivas de crecimiento como entidad independiente. Así pues, después de analizar «en detalle» la propuesta, el consejo, al cual acudieron también representantes de Goldman Sachs y Morgan Stanley como asesores financieros y Uría Menéndez Abogados como asesor jurídico, concluyó que la oferta de BBVA «no satisfacía» el interés de Sabadell y de sus accionistas y, por lo tanto, rechazó la propuesta. No es la primera vez que ambos bancos tienen esta operación sobre la mesa. Ya en 2020, BBVA y Sabadell estudiaron una fusión, aunque finalmente la acabaron desestimando porque no consiguieron un acuerdo sobre la ecuación de canje de las acciones.

Una decisión aplaudida por el Gobierno
La consejera de Economía y Hacienda, Natàlia Mas, ha considerado «una buena noticia» el «rechazo por unanimidad» que el Consejo de Administración del Banco Sabadell anunció este pasado lunes a la propuesta de absorción planteada por el BBVA. En una entrada en la red social X, la consejera ha afirmado que «Cataluña necesita más bancos, no menos», y ha argumentado que una absorción como la que plantea la entidad vasca «supondría una gran pérdida de puestos de trabajo, una concentración inaceptable y un perjuicio para ciudadanos y empresas».