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Unió de Pagesos constata una caída del precio del cerdo por la PPA

La crisis ganadera provocada por la peste porcina africana (PPA) detectada en dos jabalíes en Collserola el pasado viernes ya está causando estragos en el mercado alimentario del país. La principal organización campesina catalana, Unió de Pagesos, constata ya una caída del precio de los derivados del cerdo en las lonjas y los mercados del Principado. Según los datos de Mercolleida, el lunes ya se desplomaron más de 10 céntimos el kilo de carne de cerdo, y unos cinco euros en el caso del lechón vivo. El sindicato alerta, además, que a medida que continúen estableciéndose bloqueos a las exportaciones barcelonesas, el valor del producto continuará a la baja. «Todo lo que no salga, se quedará aquí», lamenta Raquel Serrat, coordinadora nacional de UP. En este sentido, reclaman «medidas de mercado» a las administraciones para «dar salida a los cerdos que ya tienen suficiente peso para ser comercializados».

Especialmente en Barcelona, explica Serrat, hay «mataderos que solo se dedican a exportar»; y que, por lo tanto, perderán un porcentaje elevadísimo de su negocio con el cierre de fronteras comerciales. Incluso en los mejores escenarios, lamentan desde el sindicato, habrá pérdidas: China, que ya ha comunicado que aceptará la regionalización -es decir, que congelará las compras exclusivamente de las empresas de la demarcación de Barcelona-. El gigante asiático es el principal socio comercial de la región, con más del 20% de la cuota comercial; por lo tanto, una de cada cinco ventas exteriores de las empresas se podrían perder durante todo el tiempo que dure la crisis. Aún hay, sin embargo, cierta esperanza, según fuentes de la negociación, de que el gobierno de Pekín reduzca aún más el radio del bloqueo, y lo deje solo en los 20 kilómetros que se han establecido como zona de vigilancia alrededor de Collserola. En tal caso, supondría una diferencia gigantesca, en tanto que este perímetro dejaría fuera Osona, la comarca que concentra la inmensa mayoría de exportadores del territorio; y, por lo tanto, liberaría «cientos de millones de euros» en actividad.

Más problemático puede ser el caso de Japón. Se trata de un comprador ligeramente más pequeño en el caso de Barcelona, no es despreciable, con un 14% de cuota. Además, según fuentes sectoriales, es un mercado que compra menos cantidad, pero está más enfocado al valor; y, por lo tanto, es más productivo. A diferencia de China, el gobierno de Tokio ha rechazado la regionalización, y excluirá de su mercado toda la producción catalana, no solo la barcelonesa. Para el resto de los más de 100 clientes internacionales del cerdo catalán, el ministerio de Agricultura aún negocia caso por caso, sin avances sustanciales en las últimas 48 horas. «Puede pasar de todo, y podemos ponernos catastrofistas, pero hasta que no sabemos qué hace cada país, no se pueden hacer cálculos», razona Serrat.

La coordinadora nacional de Unió de Pagesos, Raquel Serrat / Mireia Comas
La coordinadora nacional de Unió de Pagesos, Raquel Serrat / Mireia Comas

«Medidas de mercado»

Desde el sindicato alaban la tarea de las administraciones en la primera respuesta a la crisis. A diferencia de otras emergencias sanitarias que han afectado al campo, Serrat reconoce que «se pusieron de inmediato» a gestionar los focos. En adelante, mantienen reuniones con el departamento de Agricultura día sí, día no. En estos encuentros, trasladan la necesidad de establecer medidas de mercado para movilizar el producto que sale de las 40,000 plazas de engorde que se acumulan en los 20 kilómetros afectados por las restricciones. En caso de no ofrecer ninguna asistencia a los productores, la emergencia sanitaria generaría «graves pérdidas económicas para los ganaderos, además de no poder cumplir con la normativa de bienestar animal por un tema de disponibilidad de espacio».

Además, ponen sobre la mesa ayudas también a mataderos y distribuidoras, para dar apoyo a otros eslabones de un sector que está «integrado». «Si la industria va bien, repercute en los productores; y, si la industria va mal, nosotros seguro que vamos mal», señala Serrat. Son, de hecho, los principales afectados de la potencial desaparición de un mercado extracomunitario que supone el 50% de las ventas internacionales de la demarcación. Todo ello, concluye Serrat, es un equilibrio precario para sostener no solo el sector porcino, sino el conjunto de la agricultura catalana. «Los problemas para el cerdo son de todos, porque arrastra toda una economía agraria. Si cae el cerdo, no queda nadie», afirma la coordinadora nacional.

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