La sequía ha hecho perder multitud de los cultivos en Cataluña en ganancia. Ahora bien, este no será el caso de la manzana de Girona, puesto que las casi 80 empresas del sector prevén recoger más de 88.500 toneladas entre agosto y el noviembre. Además, desde el sector señalan que será una manzana de “muy buena” calidad. Esta buena temporada llega a pesar de las restricciones de reguera impuestas por la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) durante los últimos días, que limita la cantidad de agua que se puede usar del acuífero de la Muga-Fluvià. Por eso, los campesinos hacen valer el ahorro de agua que se ha hecho, gracias a tecnología como los sensores o el gota a gota.
Si nos remontamos unos meses atrás, las previsiones de inicio de la campaña eran recoger unos 88 millones y medio de quilos de manzana, una cifra similar a la del año pasado y que representa la cuarta mejor dato desde que se creó la IGP Poma de Girona. Pero a diferencia del año pasado, la calidad de la fruta es muy alta, remarcan los campesinos, gracias a la buena climatología de las últimas semanas. “Esperábamos una buena calidad de la manzana y bien es verdad que lo hemos conseguido en comparación con el año pasado, donde las noches eran tropicales y había mucha fruta que no la podíamos cosechar. Hemos tenido el contraste térmico que necesita la manzana”, señala el productor y responsable de Begudà Fruites, Jordi Begudà al ACN.
La sequía, uno de los condicionantes
La realidad, pero, es que la sequía ha sido uno de los condicionantes de este verano en muchos ámbitos, especialmente en los cultivos. En este sentido, hay que destacar que una parte importante de la producción de manzana se encuentra a la zona del Alt Empordà, que depende del regadío del acuífero del Fluvià, una zona que este miércoles empezó a aplicar las restricciones por emergencia por falta de agua. El presidente del IGP Manzana de Girona, Jaume Armengol, señala, pero, que el hecho que las restricciones lleguen ahora son un “mal menor”, puesto que se inicia la recogida de la fruta y, por lo tanto, los árboles necesitarán mucha menos agua que no hace dos o tres meses.
Con todo, Armengol reconoce que nos encontramos en una situación “muy grave” y que hay que tener en cuenta de cara en el futuro. Una impresión que comparte el director del IRTA Mas Badia, Joan Bonany, que reconoce que se trata de una situación nueva para los campesinos. “Nunca habíamos tenido que regar con una restricción como la que hemos tenido este año. Nos tendremos que adaptar”, ha resaltado.
El trabajo de los productores
Por otro lado, tanto Bonany como Armengol destacan la importancia que han tenido los productores de fruta para ahorrar agua necesaria los últimos años. En concreto, se han instalado sensores para saber exactamente cuánta agua era imprescindible para poder tener una buena calidad de la manzana. Además, con el método del gota a gota se puede ajustar la cantidad de litros en época de sequía. Se deja atrás el modelo de inundación que se hacía habitualmente y que suponía un gasto de litros de agua mucho más grande que el actual.
El cambio climático ha obligado a reinventarse a los campesinos. Así han salido adelante nuevas variedades como la ‘Tuti’, que necesita una aportación de agua mucho más pequeña que el habitual. Está previsto que el año que viene salgan las primeras manzanas de esta variedad.