La ciudad de Barcelona se ha convertido en una auténtica pesadilla por los locatarios. Cada vez aumenta más el precio para conseguir una vivienda digna en la ciudad. De hecho, prácticamente todos los jóvenes que buscan emanciparse lo hacen en habitaciones de alquiler y no en pisos, puesto que el mercado ya está saturado y los precios no dejan de subir. En este contexto, un estudio de Pisos.com cataloga Barcelona como la ciudad más cara donde alquilar una habitación, que puede llegar a costar de media 645,42 euros en el mes. Esta cifra confirma una tendencia que el portal de compra y alquiler de viviendas ya había avisado: las habitaciones de alquiler son un 20% más caras que hace una década.
La capital catalana lidera el ranking de los precios más desorbitados por una habitación de alquiler en la ciudad. La sigue Madrid, con 534,21 euros en el mes; San Sebastián (517,86 euros); Valencia con 470,93 euros; y Palma (462,06 euros en el mes). En cuanto a las ciudades más baratas, el listado está encabezado por Ciudad Real (154 euros en el mes), teniendo por detrás en Palencia (194,29 euros en el mes), Badajoz (226,75 euros en el mes), Jaén (233,17 euros en el mes) y Cáceres (235,17 euros en el mes). De acuerdo con el director de Estudios de Pisos.com, Ferran Font, indica que «mientras Madrid y Barcelona concentran el 35% de la demanda, estas ciudades solo acumulan el 19% de la oferta». Así mismo, afirma que la situación actual le está poniendo más dificultades a los jóvenes en la hora de emanciparse.
Una tendencia al alza irrefrenable
El precio del alquiler de una habitación en un piso compartido es un 20,22% más caro que hace 10 años, cuando la renta era de 345,12 mensuales. En el informe anual de pisos compartidos en el estado español, la plataforma revela que la renta mediana nacional de una habitación de alquiler ha subido un 0,35% en el último año, pasando de 413,45 euros mensuales en 2022 a los 414,91 del 2023. Según explica Font, a este incremento en el precio se le une el problema de una oferta cada vez más reducida, puesto que «aunque muchos propietarios están recurriendo al alquiler de habitaciones para esquivar las restricciones de la ley de vivienda, la oferta continúa siendo insuficiente para esta clase de inquilinos».