La bolsa ha tratado mal al Banco Sabadell en las últimas jornadas. En una semana marcada por la caída de la banca en los principales mercados europeos -incluido el madrileño-, la entidad catalana sufre una caída acumulada de más de 10 céntimos por acción en solo tres días, con un martes especialmente negro en el que cerró con un 2,5% en rojo. El descenso llega en mal momento para Sant Cugat: en pleno período de aceptación de la OPA hostil del BBVA, que ya se acerca a las dos semanas, los oferentes han gozado de una salud más sólida que su contraparte vallesana, y solo ha de lamentar pérdidas de dos puntos porcentuales en las últimas sesiones. Así, la prima negativa, que rondaba el 10% al final de la semana pasada, se ha hundido hasta el 5,6%, en mínimos desde la venta de la filial británica del Sabadell, TSB, al Banco Santander.
Con los movimientos bajistas que se han confirmado en la apertura de este miércoles, el agujero de valor de la OPA ha caído por debajo del umbral de los 1.000 millones. En concreto, de acuerdo con la capitalización actual del Sabadell -unos 16.300 millones de euros- la oferta de canje lo infravalora en unos 931 millones. Ambos bandos han utilizado la prima negativa como un argumento a su favor de cara a los inversores: según el BBVA, se trata de una rémora especulativa, signo de compradores a corto plazo que asumen que habrá una mejora de la oferta. A ojos del Sabadell, sin embargo, esta brecha indica que la ecuación que propone la Vela ignora «fundamentalmente» el potencial de crecimiento del banco.

Vale decir que el precio objetivo promedio de la acción del banco catalán ha ido retrocediendo en las últimas jornadas, aunque algunos analistas consideran que está «correctamente valorado». El promedio de los observadores sitúa la meta del Sabadell en el mercado poco por debajo de los 2,2 euros; es decir, un 2% por debajo de la valoración actual, incluso después de las caídas de la primera mitad de la semana. Se trata, sin embargo, de un caso conflictivo, con una distancia importante entre las valoraciones más optimistas y las conservadoras. Sin ir más lejos, CaixaBank BPI valora los títulos vallesanos en 3,55 euros, un aumento próximo al 10% respecto del mercado; mientras que Alantra se aventura hasta los 3,9 euros. Deutsche Bank, más moderado, concede unos 3,3 euros por acción; mientras que Renta 4 acepta los niveles presentes, y ha cambiado su valoración de «sobreponderar» a «mantener» -la misma que el gigante bancario alemán-. Altos vigilantes internacionales, como los italianos Intesa, rebajan el análisis hasta los 3 euros; lo mismo que Citi, y similar a los 3,1 euros que le otorga BNP Paribas Exane.
El misterio de una OPA hostil
Las lecturas de la oscilación de las acciones de ambos bancos, como reconocen los mismos analistas, son complejas. Bank of America, de hecho, ha retirado su valoración, alegando que «es imposible» hacer un diagnóstico correcto de un banco que sufre una OPA hostil, dadas las correlaciones con el potencial comprador y la incertidumbre que genera la oferta en el sector. El primer diagnóstico, sin embargo, es que BBVA estaría imponiendo sus tesis en la batalla discursiva que inició con la luz verde de la CNMV al folleto de la OPA. Las directivas a ambos lados de la disputa continúan en plena gira por medios de comunicación, eventos del mundo financiero y encuentros con accionistas y analistas para ganar el relato y, con él, mover según sus intereses la valoración del mercado de ambos títulos. En medio de estas sacudidas, si se cumple el primer calendario del Banco de Bilbao, los accionistas catalanes tienen tres semanas más, hasta el 7 de octubre, para emitir su voto. El mantra del empresariado catalán durante todo el 2025 es que «todavía hay partido»; pero está por ver quién estará pidiendo la hora cuando se acerquen los minutos decisivos.