Pedro Corchado Fontserè
Un sábado de correfocs, brujas y ritos escénicos que enciende la oscuridad. El verano está a punto de hacerse más intenso: en el aire se respira esa chispa de fiesta, de ritual compartido, que hace latir el corazón del pueblo. Cuando las sombras de agosto comienzan a recortar el cielo, hay una celebración que corta el silencio nocturno y que, como un faro, ilumina la esencia misma de la cultura catalana.