L'escapadeta
Los 5 rincones de otoño en Cataluña que parecen un cuadro cerca de Barcelona

Cuando el clima se vuelve fresco, las hojas de los árboles apuntan hacia el ocaso de un año y la luz dorada baña los valles, esta región nos regala una paleta de colores y experiencias únicas.

Lejos de las rutas más transitadas y conocidas, te presentamos cinco destinos espectaculares, ideales para los turistas que buscan belleza, autenticidad, naturaleza y patrimonio. ¿Comenzamos?

Los 5 destinos de otoño de Cataluña

Tomamos la mochila y la cámara y nos vamos de ruta por los 5 rincones de otoño en Cataluña para que puedas planificar unas vacaciones lejos de los lugares que todos visitan, y que te dejarán el gusto de la naturaleza, la historia y una de las regiones más bellas de España.

1. La Garrotxa o la magia del haya sobre la lava

Comenzamos por la comarca de la Garrotxa. Este es un destino geográfico y gastronómico de gran singularidad en Cataluña. También se le llama la “Tierra de Volcanes”. La encontrarás viajando hacia la parte nororiental de Cataluña, en los límites entre el Ripollès, el Pla de l’Estany, el Alt Empordà, la Selva y Osona.

Uno de sus principales atractivos está representado por la Zona Volcánica de la Garrotxa, en la Baja Garrotxa, donde, además, se concentra la mayor parte de la población.

Allí podrás ver una cuarentena de conos volcánicos bien conservados, y los más importantes son el Croscat, Santa Margarida y la famosa Fageda d’en Jordà, un haya que crece sobre un mar de lava solidificada. En otoño, la alfombra de hojas de haya se torna de ocres, dorada y rojiza, y crea una atmósfera casi onírica, o mejor dicho, un bosque encantado.

Podrás degustar la “cocina volcánica”, un distintivo de calidad y autenticidad que refleja los productos únicos que crecen en sus suelos fértiles y húmedos, con platos elaborados con Fesols de Santa Pau, trigo sarraceno, níscalos y trompetas de la muerte.

2. El Cadí-Moixeró o la Gran Muralla del Pirineo

El Parc Natural del Cadí-Moixeró es un destino único y precioso, a medio camino entre las provincias de Lleida y Barcelona. Es el lugar perfecto para los amantes de la alta montaña y el senderismo, con vistas maravillosas desde las cimas mediterráneas.

El punto de partida ideal es la impresionante Sierra del Cadí, una muralla de roca calcárea que se eleva más de 2.500 metros sobre el nivel del mar. Durante el otoño, los valles y los bosques de pinos y abetos se llenan de intensos amarillos y naranjas.

Es una composición marcada por un inmenso prado a los pies de la muralla. Puedes llegar desde el pequeño pueblo de Estana. Hay decenas de rincones y miradores donde detenerse para lograr una vista fotográfica incomparable.

Los más aventureros y aficionados al alpinismo tienen la silueta inconfundible del Pedraforca para escalar por la Vía Estasen, una de las rutas más históricas y representativas del macizo, y que representa todo un reto. Si no eres dado a la escalada, vale la pena contemplarlo desde miradores como el de Gresolet.

3. La Conca de Barberà y su historia medieval

Nos desplazamos ahora a la provincia de Tarragona, donde esta comarca ofrece una mezcla inigualable de historia, vino y naturaleza tranquila. Aquí, patrimonio y naturaleza confluyen en un viaje lleno de magia. El otoño es, además, el mejor momento para explorar los Bosques de Poblet.

Se trata de un inmenso espacio natural protegido que rodea el Monasterio de Poblet, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Todos los senderos se llenan de aroma de humedad, de tierra de bosque, y una brisa suave acompaña a los amantes del senderismo tranquilo y relajado.

Entre sus paisajes y lugares que no te puedes perder está Montblanc, una de las villas medievales amuralladas mejor conservadas de Cataluña. Una escapada de otoño a este lugar espectacular para descubrir sus leyendas es un viaje en el tiempo, lleno de misterio y fascinación. Además, no puedes dejar de degustar alguno de sus vinos con DO Conca de Barberà: un placer que nos ofrece rutas de enoturismo muy atractivas.

4. El romántico Vall de Boí vestido de otoño

En los Pirineos de Lleida encontramos la Vall de Boí, un paraíso que combina un patrimonio románico invaluable con la majestuosidad del parque nacional que acoge. Es el lugar perfecto donde cultura y naturaleza se entrelazan en un paisaje pirenaico. Este valle es famoso por sus iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Históricas y silenciosas, se alzan Sant Climent y Santa María de Taüll. En ambas edificaciones, sus torres destacan sobre un telón de fondo de montañas teñidas de ocres de otoño.

En esta época, el Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici es mágico. Aunque el lago de Sant Maurici es una joya dentro del parque, puedes disfrutar de una naturaleza igual de cautivadora explorando el entorno del Embalse de Cavallers. Los bosques de ribera llenos de alerces se visten de una paleta dorada, cobre, amarilla y rojiza antes de la llegada de la nieve. ¡No olvides hacerte una selfie con este fondo!

5. El Priorat para el mejor enoturismo

El Priorat, en Tarragona, es un enclave conocido mundialmente por sus vinos de prestigio. Sin embargo, es en otoño cuando su paisaje de viñedos invita a un viaje inimitable.

Es el mejor escenario para hacer enoturismo, ya que, después de la vendimia, las cepas en las laderas pizarrosas de la comarca, formadas por la famosa roca sedimentaria “licorella”, adquieren tonos rosados y dorados que ofrecen un paisaje espectacular. Esta región con Denominación de Origen vinícola es el deleite de los amantes del vino, de los fotógrafos y de todos los visitantes.

Una parada imprescindible es disfrutar de una puesta de sol en Siurana, con sus acantilados con vistas al embalse y a la histórica Cartuja de Escaladei. Es, además, el lugar idóneo para hacer oleoturismo, visitar molinos de aceite, participar en catas en bodegas familiares o, simplemente, perderse en los propios pensamientos disfrutando del clima agradable antes de que llegue el frío invierno.

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