Viure bé
El menú preferido de Carolina Herrera a los 86 años: «No creo en dietas milagrosas, solo en disfrutar»

A los 86 años, Carolina Herrera sigue cautivando con su elegancia y vitalidad, pero detrás de su icónica imagen se esconde una rutina alimentaria sencilla y un estilo de vida que desafía los estereotipos sobre la edad.
La diseñadora venezolana revela que no cree en dietas estrictas ni prohibiciones, y su secreto es el equilibrio, el placer y, sobre todo, los pequeños placeres diarios como unos huevos revueltos con trufa.

Desde el corazón de Nueva York, Carolina Herrera ha demostrado que la longevidad no es solo cuestión de genética, sino también de actitud, de hábitos y de saber disfrutar la vida sin renunciar a lo que uno ama. Asegura que nunca ha seguido una dieta «milagrosa» y que la clave es la moderación, el disfrute consciente y el respeto por el propio cuerpo.

El arte de la longevidad: mucho más que genética

Carolina Herrera ha convertido el paso de los años en un auténtico arte. «Siempre he pensado que la edad es solo un número. Lo que importa es cómo te sientes por dentro y la pasión que pones a cada día», afirma. Esta visión positiva y desafiante ante el paso del tiempo se refleja en su filosofía: rechaza el miedo a envejecer y apuesta por cuidar el cuerpo y la mente desde la autenticidad.

No hay lugar para el culto exagerado a la juventud, ni para la obsesión por las dietas restrictivas. Su enfoque se basa en el placer de comer bien, mantenerse activa y rodearse de belleza en todos los sentidos. Herrera reconoce que no teme a los años, sino al aburrimiento y la falta de estímulos.

Los rituales diarios de Carolina Herrera: placer y equilibrio

A sus 86 años, la diseñadora mantiene una rutina sencilla y coherente, lejos de los extremos. Comienza cada día con un desayuno completo, nunca se salta las comidas y evita el picoteo innecesario. Sus platos preferidos son los de siempre, aquellos que le recuerdan su infancia y que la hacen sentir en casa.

Carolina confiesa que disfruta de los sabores intensos y auténticos. «Mi comida preferida son los huevos revueltos con trufa», comparte, con una sonrisa que delata cómo aprecia este sencillo lujo. Lejos de culparse por los pequeños placeres, los convierte en parte de su equilibrio vital.

Alimentación consciente y cero prohibiciones

Lejos de sumarse a modas pasajeras, Herrera defiende una alimentación variada y sin prohibiciones absurdas. «No me privo de nada, pero tampoco me excedo. Lo que importa es escuchar el cuerpo y saber cuándo decir basta», explica. En su mesa nunca faltan verduras frescas, frutas de temporada, pescado y un poco de carne, pero siempre apuesta por la calidad antes que la cantidad.

Asegura que nunca ha sentido la necesidad de seguir dietas milagrosas o restricciones extremas. Prefiere comer de todo, pero en pequeñas cantidades, disfrutando de cada bocado y sin convertir la comida en una fuente de ansiedad. Para ella, la clave es encontrar el equilibrio entre el placer y el autocuidado.

El placer de la buena mesa: huevos con trufa y otros caprichos

Cuando le preguntan por su mayor debilidad culinaria, Carolina no duda: «Los huevos revueltos con trufa me parecen una delicia insuperable». Este plato, que combina sencillez y sofisticación, representa a la perfección su manera de entender la vida: disfrutar de lo bueno, sin excesos ni remordimientos.

La diseñadora no renuncia al vino en ocasiones especiales ni a un postre cuando le apetece, pero siempre con moderación. Para ella, disfrutar de la comida es tan importante como cuidar de su presentación y compartirlo con quien ama.

Más allá de la dieta: ejercicio, actitud y belleza interior

Carolina Herrera sabe que la longevidad no depende solo de lo que se come. Mantenerse activa y rodearse de estímulos positivos es otra de sus reglas de oro. Camina cada día, practica ejercicios suaves y procura dedicar tiempo a la lectura, la música y el arte.

«La belleza no es solo cuestión de apariencia, sino de energía, de cómo te enfrentas a la vida», sostiene. Por eso, cuida su aspecto, pero también su ánimo, su curiosidad y su sentido del humor. Asegura que reír cada día y mantener la mente ocupada son ingredientes fundamentales para sentirse bien a cualquier edad.

La importancia del disfrute y la moderación

En una sociedad obsesionada con el control y la perfección, Carolina Herrera defiende la importancia de disfrutar. «No hay que obsesionarse con las calorías ni vivir pensando en lo que está prohibido. La vida es demasiado corta para no darse un capricho de vez en cuando», reflexiona.

Sus consejos no son imposiciones, sino invitaciones a mirar el día a día con menos culpa y más conciencia. Comer despacio, saborear cada plato y convertir la mesa en un espacio de encuentro es, para ella, un lujo al alcance de todos.

Inspiración para todas las edades

La experiencia vital de Carolina Herrera se ha convertido en inspiración para personas de todas las edades. Su mensaje es claro: la longevidad es una actitud, una manera de relacionarse con el mundo y con uno mismo. Su dieta, lejos de ser un régimen estricto, es una celebración del placer y del equilibrio.

«A los 86 años, no pienso en el tiempo que ha pasado, sino en lo que aún quiero disfrutar», afirma. Y lo demuestra cada día, manteniendo la curiosidad, la ilusión y la pasión por aprender cosas nuevas.

Longevidad y autenticidad: el mensaje final de Carolina Herrera

El secreto de la longevidad, según Carolina Herrera, no es renunciar, sino saber disfrutar.
Su dieta es un reflejo de su personalidad: equilibrada, elegante y llena de pequeños placeres.
Con su testimonio, nos invita a vivir con menos miedo y más disfrute, recordándonos que la edad es solo una cifra cuando se vive con pasión y autenticidad.

Vive con estilo y comparte tu propio secreto

¿Y tú, a qué pequeño placer no renunciarías por nada del mundo? Atrévete a vivir con equilibrio, sabor y alegría cada día.
Comparte esta historia, comenta tu experiencia y contagia el espíritu vitalista de Carolina Herrera a quienes te rodean.

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