Veu del Consumidor
Dejar la puerta de la lavadora abierta para evitar moho podría ser un error, según expertos

Sin embargo, estudios recientes y análisis técnicos alertan que esta práctica no siempre es eficaz y, en algunos casos, puede empeorar la situación.
¿Estamos aplicando mal un consejo popular?

La humedad, los residuos de detergente y la falta de ventilación convierten a las lavadoras en un entorno ideal para el desarrollo de moho y bacterias. Aunque abrir la puerta después de cada uso ha sido considerado un gesto higiénico, expertos advierten que no es suficiente con ventilar y, peor aún, que en algunos contextos podría ser contraproducente.

El moho en las lavadoras es más frecuente de lo que parece, y dejar la puerta abierta no es una solución mágica.

¿Por qué dejamos la puerta abierta?

Esta costumbre surgió como una medida práctica para secar el interior del tambor, especialmente después de ciclos con agua fría o programas cortos. Las zonas que más retienen humedad —la junta de goma, la puerta interior, el dispensador de detergente— pueden acumular residuos y malos olores si no se ventilan correctamente.

Muchos manuales de usuario y guías domésticas incluyen entre sus consejos básicos: “deje la puerta entreabierta después de cada uso para evitar la proliferación de moho”. Para muchas personas, esto se ha convertido en un hábito tan natural como sacar la ropa mojada.

Además, esta práctica no tiene ningún costo adicional, no requiere herramientas ni productos, y parece sencilla y lógica: más aire, menos humedad.

Los riesgos invisibles de esta costumbre

Lo que pocas personas consideran es el entorno donde se encuentra la lavadora. Si el lavadero está mal ventilado o se encuentra en una zona con alta humedad ambiental, abrir la puerta puede permitir que esta misma humedad entre al tambor, prolongando la humedad interna en vez de eliminarla.

También existe el riesgo de exposición a polvo, esporas ambientales o insectos, especialmente si la lavadora está en un espacio abierto o compartido. Dejar la puerta abierta durante muchas horas o incluso días puede hacer que el tambor se convierta en una especie de receptor de contaminantes externos.

En los hogares con niños pequeños o mascotas, una puerta de lavadora abierta puede representar un riesgo físico. Además, ciertos materiales de las juntas y sellos pueden deteriorarse más rápidamente si están constantemente expuestos al aire húmedo del ambiente.

Finalmente, muchas lavadoras modernas ya no requieren esta medida. Algunos modelos incluyen ventiladores internos o sistemas automáticos de secado que eliminan la humedad sin necesidad de abrir la puerta. Whirlpool, por ejemplo, ha lanzado modelos con tecnología FreshFlow Vent que secan el tambor, las juntas y la puerta automáticamente después de cada lavado.

¿Qué dicen los estudios científicos?

Varios estudios han confirmado que las lavadoras domésticas albergan una gran cantidad de microorganismos, especialmente hongos. Una investigación reciente en edificios residenciales encontró que más del 80 % de las lavadoras examinadas contenían especies como Aspergillus y Cladosporium, conocidas por causar alergias y problemas respiratorios.

Otro estudio publicado por la Sociedad Americana de Microbiología examinó 70 lavadoras domésticas y descubrió que el 79 % presentaba presencia de hongos. Estos organismos suelen proliferar en zonas de difícil acceso, como la parte interna del sello de goma o las ranuras del dispensador.

Lo más revelador es que la ventilación pasiva —es decir, simplemente abrir la puerta— no impide su aparición. En algunos casos, si no se acompaña de una limpieza frecuente, el moho continúa creciendo en zonas donde el aire no circula bien.

Además, investigaciones sobre lavadoras compartidas o públicas indican que hay transferencia microbiana incluso durante el lavado, lo que confirma que el aparato puede convertirse en un foco de contaminación si no se mantiene adecuadamente.

Consejos expertos para mantener la lavadora limpia

Los especialistas coinciden en que abrir la puerta puede ser útil, pero solo como parte de un conjunto de acciones preventivas. Dejarla abierta por sí sola no es suficiente para evitar el moho. A continuación, algunas prácticas recomendadas:

  • Secar manualmente la junta de goma y la puerta después de cada uso con un paño limpio.
  • Abrir también el compartimento del detergente, que suele retener más humedad que el tambor.
  • Realizar ciclos de limpieza mensuales con agua caliente o con productos específicos para eliminar residuos.
  • Evitar el exceso de detergente, ya que los residuos jabonosos alimentan la formación de biofilm.
  • Ventilar el lavadero, utilizando extractores o abriendo ventanas, especialmente en climas húmedos.
  • Revisar el manual del fabricante para saber si el modelo tiene sistema de secado interno.

Una solución más completa que abrir la puerta

En resumen, abrir la puerta de la lavadora después de su uso puede ser un buen comienzo, pero no debe sustituir a una rutina completa de limpieza y mantenimiento. Confiar únicamente en la ventilación puede dar una falsa sensación de seguridad.

Cada hogar tiene condiciones diferentes. Lo que funciona en un piso seco puede no ser útil en una casa en la costa. Además, con el avance de la tecnología en electrodomésticos, es necesario adaptar los cuidados a las funciones del modelo que usamos.

Mantener la lavadora limpia no es cuestión de un solo gesto, sino de observar, limpiar y prevenir.

¿Abierta o cerrada? La respuesta depende del entorno

Más que asumir que una puerta abierta resuelve todo, es importante observar las condiciones reales del entorno, la humedad ambiental y el estado del aparato. Lo esencial no es solo ventilar, sino entender cómo prevenir el moho de forma integral.

¿Y tú? ¿Dejas tu lavadora abierta?
Comparte tu experiencia y cuéntanos qué estrategias te han funcionado para mantenerla libre de moho.

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