Veu del Consumidor
Julio González, excocinero de la Moncloa: “La tortilla que pedía Ana Botella era imposible de hacer”

La exalcaldesa exigía una tortilla de patatas con un equilibrio casi imposible: “crujientes, pero poco hechas”.
Un dilema que el cocinero intentó resolver con creatividad… y mucha paciencia.

Durante sus años en la cocina presidencial, Julio González tuvo que adaptarse a exigencias tan sofisticadas como contradictorias. En su libro La cocina de la Moncloa, recuerda cómo Ana Botella insistía en una textura concreta para la tortilla, una petición que desafía incluso a los cocineros más experimentados: patatas crujientes, pero poco hechas.

Un cocinero al servicio del poder

Julio González no era un cocinero cualquiera. Durante años, dirigió los fogones de uno de los espacios más reservados del país: la residencia oficial del presidente del Gobierno. Allí convivió con diferentes familias presidenciales, adaptando su cocina a los gustos, dietas, costumbres y caprichos personales.

Trabajaba en silencio, observando desde detrás del poder. Su cocina no solo alimentaba a los inquilinos de la Moncloa, sino también a invitados oficiales y mandatarios extranjeros. La exigencia era máxima, y la discreción, parte del uniforme.

A pesar de la formalidad del entorno, las peticiones personales solían marcar el ritmo real del menú diario. Y entre todas las anécdotas, hay una que el cocinero no ha olvidado: la tortilla de patatas que pedía Ana Botella.

El “reto Botella”: una tortilla contradictoria

En su libro, González relata con precisión la demanda de la exalcaldesa de Madrid. “Ana Botella insistía en que las patatas para una buena tortilla debían estar crujientes, pero poco hechas”, escribe. La frase, aparentemente inofensiva, es en realidad una contradicción culinaria casi irresoluble.

Conseguir una patata crujiente requiere una temperatura alta y suficiente tiempo en la sartén. Pero al mismo tiempo, “poco hecha” sugiere un tratamiento breve, más suave. ¿Cómo combinar ambas cosas sin renunciar al equilibrio?

El cocinero lo tomó como un reto técnico. Probó diferentes técnicas: freír parcialmente, marcar las patatas con fuego fuerte, hacer combinaciones por capas. Ninguna fórmula parecía satisfacer del todo aquel gusto tan específico.

“Era una petición tan contradictoria como compleja de cumplir”, confiesa González.

Cuando la tradición supera la sofisticación

Tras varios intentos, pruebas y ajustes, Julio González terminó llegando a una conclusión sencilla: a veces, lo tradicional supera lo técnico.

La tortilla “de toda la vida” —aquella que mezcla patata bien confitada con huevo, en su punto justo y sin florituras— era, paradójicamente, la que mejor satisfacía a la exalcaldesa. Volver a lo básico fue la solución a un problema complejo.

Y aunque nunca sabremos si Ana Botella estuvo completamente satisfecha con alguna de las tortillas servidas, la verdad es que la experiencia dejó huella en el cocinero. No por la dificultad técnica, sino por lo que decía sobre el tipo de exigencias que enfrentaba.

¿Qué dice esto sobre la tortilla perfecta?

El caso de Ana Botella no es único. De hecho, refleja el eterno debate nacional sobre la tortilla de patatas. ¿Con cebolla o sin? ¿Jugosa o cuajada? ¿Alta o fina? Cada hogar en España tiene su propia versión “auténtica”, su receta heredada, su manera de “hacerla bien”.

Quizás por eso la petición de la exalcaldesa resuena tanto: todos tenemos una tortilla ideal en mente, aunque a veces sea tan contradictoria como entrañable.

Para algunos, debe llevar cebolla caramelizada; para otros, eso es casi un sacrilegio. Algunos la prefieren dorada por fuera, otros pálida y tierna. El interior puede estar líquido como una crema o cuajado como un pastel.

La tortilla española no es solo una receta: es una declaración de principios.

Y, en ese sentido, la anécdota de Julio González es más que una curiosidad: es un retrato de cómo la cocina refleja nuestras manías, gustos y recuerdos. Incluso en los palacios del poder.

“La tortilla imposible” que dijo mucho de todos nosotros

¿Existe realmente una tortilla perfecta o es solo una cuestión de nostalgia?
Cada paladar guarda un recuerdo diferente. Y quizás ahí reside el encanto de esta receta tan humilde como nacional.

Cuéntanos cómo debe ser, para ti, la auténtica tortilla de patatas.
¿Con cebolla? ¿Muy cuajada? ¿Tan líquida que casi se beba?

Te leemos.

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