El gobernador del Banco de Portugal, Mario Centeno, ha estado prudente al escenario central de la XXXVIII Reunión del Círculo de Economía. Ante una sala expectante, el que fuera ministro de finanzas portugués ha negado que «ahora mismo» se esté produciendo una situación de
Así, si bien Centeno reconoce que las cifras de inflación «insostenibles» que sufrió la Unión Europea hacían imprescindible una intervención sobre la, en el momento, laxa gestión monetaria al continente, cuestiona una continuidad a muy largo plazo. Si bien los organismos internacionales –como por ejemplo el FMI– reclaman mantener el endurecimiento hasta el 2024, y los halcones –garantes de un encarecimiento del precio del dinero– continúan presionando reunión a reunión, el banquero portugués subraya la necesidad de limar los altibajos que los tipos altos imponen sobre las economías comunitarias. «Tuvimos que subir más allá de grados marginales, conscientes de la situación que teníamos en la zona euro», reitera el gobernador, que a menudo ha argumentado que los tipos de interés han escalado «demasiado rápidamente». De ahora en adelante, y sobre unos «buenos datos» de inflación como las que ha comunicado este mismo martes el Instituto Nacional de Estadística, los mercados buscan un entorno monetario más estable.
Justo es decir, apunta Centeno, que las alarmas por la excesiva ralentización que una subida de tipo excesiva podría generar no se han acabado concretando. Salvo Alemania, ningún mercado europeo relevando se encuentra ante un escenario recessionista –y plazas como la española o la francesa pronostican crecimientos moderados pero sostenidos durante el próximo curso y hasta el 2025–. En este sentido, el banquero central niega que el BCE se haya pasado, por ahora, de frenazo. De hecho, celebra que el endurecimiento monetario, acompañado de un conjunto de medidas fiscales y de precios a Europa, ha conseguido reducir radicalmente el precio de las
Todavía hay, justo es decir, riesgos. Los temidos efectos de segunda oleada no han desaparecido de las hojas de ruta europeas. Posibles ineficiencias en los mercados todavía pueden hacer tambalear la recuperación. Centeno apunta, antes que nada, a los márgenes empresariales como causantes de la inflación, si bien alerta que tanto beneficios del capital como rentas del trabajo pueden ser fuentes de desestabilización. Un aumento deliberado de los márgenes, o reclamaciones excesivas de mejoras salariales, se convierten en debilidades cuando «paren las subidas de tipos de interés». Nada es gratis, recuerda el banquero. «Un punto porcentual más de beneficios o de sueldos ahora, lo tendremos que pagar en el futuro». Así, si bien la responsabilidad central de la gestión de la inflación cae en los despachos de Frankfurt, el gobernador conmina los agentes sociales a vigilar sus «externalidades negativas».

Más Europa, la única salida
Con toda mejor situación de precios y el limitado traslado del encarecimiento del crédito al enfriamiento económico dibujan un escenario baso optimista para el Banco Central Europeo. Según Centeno, las previsiones del regulador monetario europeo contemplan crecimientos económicos moderados pero sostenidos y un anclaje a tasas de inflación próximas al 2% durante el 2025. Las buenas previsiones responden, pero, no solo a la política monetaria, sino a una buena coordinación de esta con la fiscalidad y los presupuestos europeos. «Europa lo está haciendo mucho mejor que en las últimas crisis», sostiene Centeno, especialmente en comparación con el comportamiento norteamericano y británico. El déficit acumulado de Washington en los últimos tres años es 15 puntos más bajo que el de la UE, sin ir más lejos. «Tenemos que continuar controlando el déficit, pero no podemos centrarnos excesivamente en problemas que ya estamos solucionando», espeta.
El buen comportamiento de las economías del continente está próximamente ligado a reciente aceleración en la integración europea, ejemplificada principalmente por la emisión de deuda conjunta entomada por la Comisión Europea durante la pandemia. Europa ha abandonado la fragmentación que caracterizó la gestión de la crisis del 2008 y el posterior rebote del 2011. Un claro ejemplo, la emisión de deuda conjunta que sostiene los fondos Next Generation EU. Bruselas «rechazaba sistemáticamente la emisión de bonos conjuntos, pero desde el 2020 la CE es el mayor emisor de bonos AAA del planeta», celebra el gobernador. En este sentido, la integración europea es, asegura, «la única salida» para las economías comunitarias. Una unificación final del mercado único, la movilidad de la fuerza de trabajo o los flujos de capital puede situar la UE a su lugar entre las potencias globales. «Europa es el estabilizador económico del mundo».
Tensión a los mercados
El conflicto de visiones que deja entrever Centeno se ha concretado a la segunda tabla de macroeconomía de la jornada. El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Àngel Gavilan, ha evidenciado dos «divergencias» entre el análisis monetario de los mercados y de los bancos centrales. Mientras que el sector privado esperaba que la inflación se controlara mucho más rápidamente del que finalmente ha pasado, los reguladores eran mucho más prudentes. Así, la realidad ha ido arrastrando las perspectivas de las empresas para ponerlas más de acuerdo con las subidas de tipos impulsadas desde las instituciones. Ahora, cerca de los puntos de equilibrio, vuelve a presentarse una rendija: los mercados reclaman que, una vez la inflación se considere controlada, los tipos bajen «a un ritmo mucho más rápido del que comuniquen los bancos centrales», alerta Gavilán.
Una divergencia demasiado ancha entre las previsiones del mercado y las actuaciones del BCE y sus homólogos puede, razona el experto, generar «tensiones financieras» sobre el valor de ciertos activos. Así, Gavilán se mantiene expectante; mientras que el economista en jefe del Instituto para las Finanzas Internacionales Robin Brooks, mucho más contundente, que la inflación «bajará e los Estados Unidos, y más aún en Europa». El economista sostiene que los bancos centrales han tenido una mala lectura de la crisis de precios, con un foco demasiado intenso sobre la demanda –controlada mediante tipo– y menor sobre la oferta. La visión europea, responde el representante español, no encaja. «La naturaleza de la inflación ha estado cambiando», razona, y las subidas de tipos de interés son una herramienta inmediata para controlar en términos generales esta volatilidad.