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El mundo empresarial explora la división en Moncloa por la reducción de jornada

El gobierno español no parece estar en sintonía en cuanto a la aplicación de una de sus medidas estrella. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el de Economía, Carlos Cuerpo, han chocado durante la semana por los ritmos de aplicación de la reducción por ley de la jornada laboral a 37,5 horas. La rama socialista de Moncloa descarta que la reforma se haga efectiva durante el próximo año, mientras que la líder de Sumar defiende que la entrada en vigor durante el 2025 forma parte de los acuerdos de gobierno y que, por tanto, debe seguir adelante sí o sí. A pesar de que ambos ministros han intentado restar importancia a las tensiones internas, el empresariado español y catalán han aprovechado para profundizar en la herida en el seno del Consejo de Ministros.

El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ha elogiado la actitud colaboradora de Cuerpo, y la ha contrastado con los «insultos» que asegura haber recibido por parte del entorno de Díaz. En este sentido, celebra el «planteamiento más cooperante» que les llega desde el PSOE y sus cargos. También el presidente de la patronal catalana de las grandes empresas, Josep Sánchez Llibre, ha dedicado elogios al titular de Economía con el objetivo de golpear a la ministra de Trabajo. Para el empresario catalán, Cuerpo se muestra «dialogante y sensible a lo que reivindican los empresarios desde la perspectiva de la negociación colectiva». Celebra, así, un «alma más social y que busca acuerdos», vinculada a los socialistas; frente al espíritu «impositivo, de imponer los criterios al margen del diálogo», propio de Yolanda Díaz. «Desde que hay democracia, el diálogo social ha sido fundamental para la evolución de la economía y de los pactos sociales», ha añadido el líder empresarial, en un encuentro con medios para celebrar las fiestas navideñas.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una atención a los medios / ACN

Las 37,5 horas, «hacer titulares»

Más allá de la disputa entre Díaz y Cuerpo, Garamendi ha cargado contra la reducción de jornada, una decisión que, asegura, no tiene en cuenta la salud del tejido empresarial. El rechazo a la reforma, de hecho, viene de «pensar en la economía, en el empleo en la pequeña y mediana empresa, en los bares, comercios, el campo…», enumera el presidente de la CEOE. Es en la economía de servicios, de hecho, donde más operará el recorte horario, dado que muchos de los convenios colectivos vigentes en el mundo empresarial, por ejemplo, ya imponen semanas por debajo de las 40 horas. En este sentido, la titular de trabajo acusaba a los empresarios de «castigar a las mujeres trabajadoras», en tanto que muchas de las tareas en cuestión están altamente feminizadas. En contra, un Garamendi que rechaza la medida, que considera «una ruptura en directo a través del BOE de los acuerdos» en el seno del diálogo social, ratificados por sindicatos y patronales durante las conversaciones del Acuerdo Estatal para la Negociación Colectiva. De hecho, ha atacado a las organizaciones del mundo del trabajo por no poner sobre la mesa la preocupación por la jornada laboral en aquel momento.

Reformas de «360 grados»

Además de Foment y la CEOE, otras estructuras del mundo empresarial catalán han querido expresar su opinión respecto a la reforma de la jornada laboral. Es el caso de la patronal de la pequeña y mediana empresa Pimec que, a través de su presidente, Antoni Cañete, ha reclamado una «aproximación 360» a la regulación laboral para acabar con problemas como la temporalidad, el absentismo o la baja productividad. Para Cañete, una reforma como la que defiende Díaz debería estar acompañada de tal manera que se garanticen las «condiciones de flexibilidad» necesarias para que una pequeña empresa sea exitosa. En un sentido similar se ha expresado el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Josep Santacreu. Para el dirigente cameral, «no se puede reformar solo una pieza aislada» sin implementar cambios en el conjunto de la cadena productiva. El tejido empresarial catalán, lamenta el empresario, tendrá problemas para sostenerse en caso de que no se resuelvan importantes agravios como la falta de efectivos o la lentitud administrativa.

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