Cataluña concentra gran parte de las empresas más innovadoras del sur de Europa. Barcelona en sí misma ya se ha convertido en un
En el marco de la Reunión del Cercle d’Economia, las start-ups se han convertido en las reinas del final de la primera jornada y los expertos han demostrado -una vez más- que las empresas emergentes continúan siendo la clave del éxito empresarial catalán, pero su crecimiento depende directamente de la apuesta clara del gobierno por el sector. «Silicon Valley no surgió del nada, fue el gobierno el que decidió ponerse en contacto con inversores para potenciar el espacio», explica Natalia Olson, exasesora de Innovación y competitividad del presidente Obama y directora de Plug and Play. En este sentido, Olson remarca que la necesidad de compartir conocimientos con las empresas privadas y continuar apostando para invertir en compañías es una de las partes más importantes por el crecimiento de Barcelona como
Y precisamente de políticas habla Pau Solanilla, comisionado de Promoción de Ciudad del Ayuntamiento de Barcelona. Y es que, él mismo reconoce que la capital catalana tiene puntos de mejora, pero que la administración pública pone su granito de arena para hacer crecer las compañías. «Somos la capital más asiática de Europa», explica Solanilla, puesto que él mismo asegura que la conexión con el continente asiático que tiene Barcelona es uno de los grandes motores de crecimiento de la ciudad. Así pues, el comisionado del ayuntamiento reconoce que una de las claves esenciales del éxito de su administración es haber creado y continuar creando estas conexiones con puntos importantes al mundo, puesto que de este modo los inversores tienen una entrada directa en la ciudad. «El urbanismo transformador es una medida de éxito del ayuntamiento», continúa Solanilla.
El sistema barcelonés: Ayudas, educación y talento
La capital catalana tiene un ecosistema fuerte y competitivo. De hecho, la última estadística que publicó Acció, dejaba Barcelona en quinta posición en el ranking de ciudades más innovadoras a escala mundial. Estos datos concuerdan con la opinión del CEO del Tech Barcelona, Miquel Martí quién relata la gran capacidad de tracción de la capital catalana, que desde el 2018 ha doblado el número de
Para el CEO del Tech Barcelona las ayudas de la administración pública y de los inversores y asesores son un punto clave por el crecimiento de las empresas de la ciudad. Así pues, reconoce que hay grandes canales de inversión, así como organizaciones públicas y privadas que se dedican a catapultar al éxito empresas emergentes. «Hemos aprendido a invertir y ahora la financiación está más focalizada», describe Martí, haciendo referencia a la madurez del ecosistema de inversiones, donde ahora hay mucha más financiación especializada. Además -según explica Martí- se han incrementado las grandes inversiones de rondas de serie A y B, una situación extraordinaria que reconoce todavía más el potencial de la capital catalana.
Otro de los pilares esenciales del posicionamiento tecnológico de Barcelona es la educación. El CEO del Tech Barcelona hace referencia este aspecto y pide más voluntad de formar a los emprendedores, así como universidades más preparadas que atraigan estos jóvenes que vuelen recibir la educación necesaria para abrir un negocio. «Barcelona se encuentra en segunda posición en el ranking de más proyectos fundados desde la universidad», dice Martí. Es por eso, que el empresario hace énfasis en la necesidad de hacer crecer esta cifra y hacer partícipes los centros educativos de este crecimiento del sector tecnológico.
Tel Aviv, el modelo a seguir
Por lo tanto, todo apunta que Barcelona tiene el potencial para convertirse en una ciudad modelo, pero hay ejemplos de éxito que marcan el patrón a seguir. Este es el caso de Tel Aviv, en Israel, uno de los centros tecnológicos con más inversión del planeta. «No hay duda que la tecnología es uno de los principales motores de la economía de Tel Aviv», reconoce Einat Magal, del ministerio de Innovación, Ciencia y Tecnología de Israel. En su intervención a través de la pantalla, Magal explica los grandes retos a los cuales se ha enfrentado el país, y pone mucho de énfasis en la necesidad no solo de tener talento sino de crearlo. «Tenemos grandes centros educativos para formar a las personas», añade la política, quien además, asegura que gracias al crecimiento del sector, la tecnología ya acapara el 30% del PIB de la ciudad. En cuanto a la colaboración público-privada, Magal confirma que los gobiernos juegan una parte muy importante en el crecimiento del potencial innovador de una ciudad y continuar explicando que «en un entorno que crece de manera acelerada hace falta que la administración pública que fomente el talento y la innovación».
Con todo, Barcelona tiene la capacidad y sobre todo la voluntad de convertirse en una ciudad líder en el sector tecnológico, pero le falta el acompañamiento público, que muchas veces es insuficiente. Las políticas de apoyo a las empresas emergentes y las medidas de retención de talento todavía son asignaturas muy nuevas para el gobierno, lo que provoca algunos vacíos en la gestión de este potencial para convertirse en un centro tecnológico de renombre. Solanillas, pero, asegura que Barcelona tiene una cosa que Tel Aviv no ha conseguido: la cultura del riesgo. «Para los emprendedores barceloneses el riesgo es una oportunidad», dice el comisionado.