El vocal de la junta directiva del Círculo de Economía Xavier Vives identifica correctamente la infraestructura secreta que fundamenta algunas de las grandes multinacionales digitales del planeta. «Sin la Nasa, Elon Musk y Jeff Bezos no podrían lanzar cohetes en el espacio», argumenta, del mismo modo que sin el servicio público de correos Amazon nunca podría haber llevado libros a todos los rincones de los Estados Unidos antes de ser bastante grandes para contar con flotas propias. Después de décadas de rechazo, las rendijas de la pandemia y la guerra en Ucrania han forzado el tejido industrial a volver a aceptar la centralidad de la política industrial, de la intervención del Estado en la promoción de los cambios al modelo productivo. La socia de automoción e industria química de KPMG Begoña Cristeto, en este sentido, reconoce que «la política industrial es fundamental para cambiar el modelo productivo y económico», si bien alerta: «no caigamos a políticas proteccionistas, que pueden traer más perjuicios que beneficios aportará la autonomía estratégica».
En este sentido, si bien la industria europea intenta hacer atrás años de deslocalizaciones y fuga de eslabones valiosos de las cadenas productivas, empresas y administraciones tienen que vivir en dos mundos: regular sin bloquear; se autónomo sin estar aislado. La fragmentación productiva del continente y la mayoría de sus mercados exige que sus compañías, especialmente las manufactureras, puedan «acceder libremente a las redes de suministro globales». En este sentido, lo
En un sentido similar se expresa el secretario de Estado de Economía Gonzalo Garcia Andrés. Firme defensor de una política industrial activa –reavivada en el Estado español de la mano del plan de recuperación y resiliencia y los fondos Next Generation EU– establece como condición sine qua non para su ejecución que se mantengan las normas del mercado. «Es fundamental crear las condiciones que nos permita situarnos a la nueva economía –reflexiona– pero siempre manteniendo la capacidad competitiva de la industria». Cómo en el caso de la política industrial, la regulación que va asociada tiene que conocer sus límites y los del entorno sobre que actuará. «Que la aproximación a la política industrial se haga de manera integral»: subsidios y ayudas coherente con las normas del mercado y con los límites administrativos; regulaciones marco complementarias con el buen rendimiento de las cadenas de valor. Ofreciendo apoyo a la posición de Cristeto, Garcia Andrés reclama consistencia también en la pata internacional del impulso productivo. «La autonomía estrategia es fundamental, pero además tiene que ser abierta». Las empresas de la Unión tienen que «tener los materiales para llegar donde quieren ir», pero al hacerlo no cerrar la puerta en unas redes mercantiles que, sin remedio, son globales.

Apuntar a la Luna o hacer crecer las pymes
La política industrial, como recorre el conjunto de la que ha sido una de las charlas más discretas de la última jornada de la XXXVIII Reunión del Círculo de Economía, tiene que aplicarse caso a caso, necesidad a necesidad. Moncloa ha elegido una aplicación «próxima a los
En este sentido, la mesa celebra la que, según el sentir general del ecosistema, ha sido el proyecto vinculado a los NGEU más eficiente: el kit digital, rellenado de pequeñas inversiones dedicadas a impulsar la digitalización, y con ella la competitividad, de las pymes españolas. Padilla, consecuentemente, alerta contra formulaciones industriales que «no se adapten a la realidad española». En cuanto que el estado se tiene que encargar no de sustituir el mercado industrial, sino de generar entornos de convivencia que lo hagan más eficiente, el director de Lexecon reclama que las políticas se adapten al entorno sobre que se aplicarán. «No se trata de generar
La manufactura europea en el mundo
Padilla alerta que los recientes movimientos geopolíticos pueden forzar un golpe de timón de la política industrial europea en un sentido poco eficiente. La expansiva política industrial china o el estratosférico IRA del presidente norteamericano Joe Biden puede hacer entrar el miedo en el cuerpo del regulador, que opte para colar dinero y normativas allá donde no son necesarios –donde el mercado es capaz de generarlos por sí mismo–»Entrar en una guerra de subsidios puede acontecer incluso un problema de integración europea», critica el directivo: Alemania es más capaz que España de ofrecer subsidios sin regulación, cosa que puede llegar a fragmentar las posiciones de los socios. «No sobrereaccionem», concluye.