Las negociaciones para fijar el salario mínimo interprofesional (SMI) del 2024 han empezado oficialmente con la voluntad de todas las partes para llegar a un acuerdo después de años de desavenencias. Ahora bien, las líneas rojas fijadas por los sindicatos y la patronal están tensan de lo más esta nueva tabla del diálogo social. Por un lado, los trabajadores ya han repetido por activa y por pasiva que su intención es aumentar el SMI un 5%, para reducir la brecha con el 60% del salario mediano. Ahora bien, desde la CEOE se remiten en el acuerdo firmado con los sindicatos en primavera, donde se proponía una alza orientativa del 3% en los salarios por convenio. Salvar este decalaje de 2 puntos parece, hoy en día, prácticamente imposible y el gobierno español tendrá que usar de sus mejores armas si de verdad quiere que la negociación acabe con un acuerdo tripartito. Por otro lado, el gobierno español ya ha planteado una propuesta a medio camino por aumentar el salario mínimo un 4%.
De hecho, el rifirrafe dialéctico entre sindicatos y patronales ya se arrastra desde la semana pasada. El último ejemplo lo hemos tenido este mismo lunes cuando el secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha asegurado que «no aceptarán» una subida solo del 3% del salario mínimo. Sordo no se ha parado aquí y ha asegurado que tampoco verían con buenos ojos una alza que se quede en el 3,8%, que es previsiblemente el porcentaje en el cual acabará la inflación este año. «El SMI tiene que subir más que la inflación porque los productos alimentarios han subido por encima de esto y el salario mediano se ha incrementado en torno al 5%, por lo cual el SMI tiene que subir entre el 5% y el 5,2% para asegurar que se mantenga en el 60% del salario mediano», ha señalado el líder sindical.

En cuanto a la consecución del acuerdo, Sordo ha apuntado que «habrá acuerdo» para la subida del SMI, siempre que la CEOE tenga «voluntad» de negociar, pero «si no hay voluntad, no habrá acuerdo» ha sentenciado el sindicalista. Preguntado por la propuesta del Ministerio de Trabajo para subir el SMI un 4%, Sordo ha aseverado que, durante la tabla de negociación, «no planteó nada». «Lo único a lo que el gobierno hizo referencia es al hecho que los trabajadores no pueden perder poder adquisitivo», ha añadido.
UGT grita a seguir la línea del 60%
Desde UGT, el secretario general, Pepe Álvarez, reiteró la semana pasada que cualquier acuerdo con el gobierno español y la patronal sobre la subida del SMI tiene que ir «en la línea» de conseguir, «cuanto antes mejor», el objetivo que el salario mínimo se sitúe en el 60% del salario mediano, lo cual supondría superar los 1.200 euros mensuales.
Álvarez también comentó que su propuesta no es un porcentaje concreto, pero señaló que «situar el aumento del SMI en relación con el Acuerdo de Negociación Colectiva es una cosa que no se había hecho nunca», y que «este es un acuerdo cerrado solo para salarios». De esta forma, comentó que el acuerdo colectivo «es mucho más amplio», y que en los convenios colectivos los aumentos salariales son superiores al 4%. Álvarez ha añadido que este pacto prevé calcular los incrementos «en función de cuestiones tan importantes como el aumento de la productividad en las empresas».
Por último, el líder de UGT explicó que la IPC «es excesivamente generalista» para aplicarlo al salario mínimo, puesto que los precios de los productos que más consumen las personas que están sujetas al SMI «han crecido mucho más» que la inflación mediana. «Para nosotros, la subida del IPC del 10% de los alimentos seguramente representa más cuál es el coste de la vida para las personas que están sujetas al Salario Mínimo Interprofesional», sentenció.

La patronal, firme en el 3%
Sordo y Álvarez se encontrarán con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, al otro lado de la mesa durante todas estas negociaciones, que, de momento, no se ha movido ni un milímetro de su propuesta, aumentar el SMI un 3%. En este sentido, el líder de los empresarios ya aseguró la semana pasada que «está muy bien pedir» que el salario mínimo aumente un 5%, pero reclamó a los sindicatos que tengan en cuenta el impacto que tiene el aumento de los salarios para las empresas.
En cuanto a la voluntad de buscar un acuerdo tripartito, el presidente de la patronal, aseguró que desde la CEOE son partidarios de los «acuerdos sociales», pero están en contra que los «impongan». Así mismo, advirtió del peligro de «desbancar» las mesas salariales con los incrementos del SMI que están pidiendo los sindicatos, puesto que ha señalado que se corre el riesgo de «romper la estabilidad» que ha dado el acuerdo para la negociación colectiva.

Así, Garamendi volvió a cargar contra el gobierno español asegurando que «el gran problema» es que el Ejecutivo no actualice la indización de los contratos públicos. «Tiene gracia el que te hagan subir los salarios, pero que realmente el Estado se abstenga de indizar esta parte», sentenció Garamendi.
El gobierno español señala el 3,8% como el mínimo para aumentar el SMI
En medio de este conflicto, que se repite cada año, encontramos en el gobierno español, más concretamente a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que este lunes se ha pronunciado al respeto. Concretamente, la líder de Sumar ha asegurado que el SMI tiene que subir «como mínimo» un 3,8%, que supone la media del Índice de Precios al Consumo (IPC) el mes de noviembre, según el dato avanzado.
La responsable de Trabajo ha destacado que el SMI ha servido para reducir la brecha retributiva en 5,3 puntos en los últimos años. Sin embargo, Díaz ha alertado que España todavía registra un diferencial negativo de 25 puntos en materia salarial con Europa. «Quiero un modelo de país en el cual no tengamos empresas de bajo coste, ni tengamos bajos salarios, ni competimos a través de la subcontratación con bajos salarios», ha insistido.
De hecho, desde el Ministerio señalan que el SMI actual, de 1.080 euros mensuales en catorce pagas, ya se encuentra en el 60% del salario medio neto, de forma que, para que continúe cumpliendo con esta equivalencia, tendría que actualizarse cada año teniendo en cuenta dos parámetros: la subida salarial media en los convenios colectivos y la inflación, para que no pierda poder adquisitivo. Tomando ambos elementos, la subida que tendría que experimentar el SMI esta vez para continuar representando el 60% del salario medio neto tendría que situarse entre el 3,6% en el cual se prevé que acabe el año la subida salarial mediana pactada en convenio y el 3,8% de la inflación. Ahora bien, esta pequeña operación aritmética no tiene en cuenta, tal como señalan los sindicatos, que la inflación de los alimentos se ha situado muy por encima de este 3,8%. No todo será tan sencillo como hacer una regla de tres y ambas partes lucharán hasta el final para acabar convenciendo en el gobierno español por el alza del SMI.